Alba Nieto, vocal de relaciones institucionales de Vetwarriors: “Ya no podemos usar los antibióticos como antes para curar a los animales, aunque se recomiende su uso en estudios científicos serios”

Cuidado animal

La ley que aleja a los animales de los tratamientos que necesitan: los veterinarios, en pie de guerra

Alba Nieto, vocal de relaciones institucionales de Vetwarriors

Alba Nieto, vocal de relaciones institucionales de Vetwarriors

Alba Nieto

La entrada en vigor del Real Decreto 666/2023 ha generado una profunda preocupación en el sector veterinario. La nueva normativa, que regula aspectos clave del uso y prescripción de medicamentos en animales, ha introducido una serie de limitaciones que afectan tanto al ejercicio profesional como al acceso a tratamientos por parte de los tutores de animales.

Desde la asociación Vetwarriors, compuesta por profesionales comprometidos con la defensa y dignificación de la veterinaria, se han alzado voces para señalar los riesgos que implica esta nueva regulación, no solo para el bienestar animal, sino también para la salud pública y la equidad sanitaria en nuestro país, al no poder tratar eficazmente enfermedades transmisibles a las personas. Por ello, tengo el placer de conversar con Alba Nieto, vocal de relaciones institucionales de Vetwarriors.

¿Podrías resumir brevemente qué cambios introduce la nueva Ley del Medicamento en el ámbito veterinario?

La entrada en vigor del Real Decreto 666/2023 ha introducido cambios importantes que afectan directamente al ejercicio clínico veterinario. Entre ellos destacan:

  • La aplicación estricta de la cascada de prescripción, que limita el uso de medicamentos de uso humano a una última opción, incluso en situaciones clínicas donde antes se utilizaban de forma segura y eficaz como primera opción.

  • La prohibición del uso “off-label” de medicamentos veterinarios, es decir, la utilización de medicamentos autorizados para una especie (tipo de animal) o indicación (enfermedad) diferente a la que indica el fabricante del medicamento en el prospecto, algo que era habitual hasta hace bien poco y necesario ante la escasez de productos veterinarios específicos.

  • La clasificación más restrictiva de los antibióticos de importancia crítica, lo que complica su prescripción, incluso cuando son necesarios. Ya no podemos usar los antibióticos como antes para curar a los animales, aunque se recomiende su uso para curar la patología en cuestión en estudios científicos serios.

  • La imposición del sistema Presvet, un programa de control que no está bien diseñado y que obliga a los veterinarios a realizar cálculos ineficientes e innecesarios, como el porcentaje exacto del envase consumido por cada animal, generando una enorme carga administrativa que lo único que hace es desviar la atención del veterinario del objetivo principal de su actividad, que es curar a los animales. Cabe mencionar que los veterinarios somos los únicos profesionales obligados a realizar este tipo de cálculo y, además, amenazados por un régimen punitivo.

En conjunto, estos cambios no solamente reducen considerablemente el margen clínico del veterinario, afectando tanto la eficacia terapéutica como la capacidad de responder con agilidad a las necesidades reales de los pacientes, sino que están provocando graves problemas en la salud mental del sector por estrés y ansiedad.

¿Desde Vetwarriors, cuál es vuestra valoración general de esta ley? ¿Qué aspectos consideráis más problemáticos?

Consideramos que esta normativa introduce una rigidez excesiva en un sector profesional que exige flexibilidad y mucho criterio del profesional. El principal problema no es que se prohíba tajantemente el uso de medicamentos humanos —que sigue siendo posible bajo ciertas condiciones—, sino que el procedimiento para llegar a recetarlos se ha vuelto burocráticamente inviable en muchos casos reales, lo que puede hacer que el animal vaya empeorando mientras se agotan las opciones previas al medicamento formulado para humanos. Además, no ha ido acompañado de una preparación del sector farmacéutico no veterinario ni de alternativas realistas para tratar a los animales. La herramienta Presvet es un ejemplo claro de una medida pensada desde el despacho y alejada completamente de la realidad de la clínica diaria.

Nos impide usar medicaciones de urgencia no comercializadas para uso animal, pero disponibles en medicina humana. ¿No es absurdo teniéndolo en la farmacia de la esquina?

Alba Nieto, vocal de relaciones institucionales de Vetwarriors
Alba Nietovocal de relaciones institucionales de Vetwarriors

¿Cómo afecta esta ley al acceso de medicamentos veterinarios, tanto en clínicas como para tutores de animales?

Afecta de forma directa y preocupante. Las farmacias no suelen tener medicamentos veterinarios disponibles, y muchas desconocen los canales para solicitarlos. Los que se consiguen suelen venir en formato clínico (formatos con decenas o centenares de comprimidos), lo que impide su dispensación en dosis ajustadas, lo que aleja al real decreto de su propósito inicial de evitar las resistencias de los microbios a los antibióticos al propiciar la automedicación de los animales por parte de los tutores al disponer de sobrantes de los medicamentos. A esto se suma la falta de formación específica de los farmacéuticos en farmacología veterinaria. En la práctica, nos encontramos en muchas ocasiones con situaciones en las que, aunque un medicamento exista legalmente y conste como disponible, muchas veces es inaccesible para el veterinario, para el farmacéutico y para el tutor del animal.

La entrada en vigor del Real Decreto 666/2023 ha generado una profunda preocupación en el sector veterinario

La entrada en vigor del Real Decreto 666/2023 ha generado una profunda preocupación en el sector veterinario

ILKER METIN KURSOVA

Uno de los puntos más debatidos es la limitación al uso de medicamentos de uso humano en veterinaria. ¿Qué implicaciones prácticas tiene esto para casos donde no existen alternativas específicas para animales?

No se ha prohibido su uso, pero se ha relegado al último escalón de la cascada, lo que en muchos casos no es viable ni realista, porque el tiempo de espera que la cascada comporta desemboca en un empeoramiento del estado de salud del paciente. Esto afecta especialmente a animales con enfermedades crónicas, raras o con necesidades particulares, donde ciertas formulaciones humanas eran la única opción disponible y segura. La normativa genera una barrera administrativa que muchas veces imposibilita el acceso oportuno al tratamiento más adecuado.

¿Qué riesgos conlleva esto para animales con enfermedades crónicas, raras o que requieren tratamientos individualizados?

El riesgo es evidente: no poder ofrecer un tratamiento óptimo con rapidez o incluso no poder tratar. Esto se traduce en empeoramiento de enfermedades, dolor innecesario o incluso eutanasias evitables. Además, se rompe la confianza entre el profesional y el tutor del animal, al no poder dar respuesta clínica a problemas que antes sí podían tratarse correctamente, cosa que desemboca en la incomprensión de la situación por parte del tutor.

¿Esta normativa puede encarecer los tratamientos veterinarios? ¿Cómo afecta esto a los tutores y al acceso a una atención de calidad?

Sí. Los medicamentos veterinarios registrados son, en muchos casos, bastante más caros que los equivalentes humanos que antes se usaban con seguridad. También pueden venir en formatos con múltiples unidades no adecuados para el uso doméstico, lo que obliga a adquirir más cantidad de la necesaria. Esto impacta directamente en las familias, que deben asumir costes más altos o renunciar a tratamientos, lo que compromete la salud animal y también la salud pública. El veterinario, tradicionalmente, ha podido administrar el número exacto de comprimidos necesarios para llevar a cabo el tratamiento elegido, reduciendo considerablemente el coste del proceso.

Otro punto demoledor es que esta ley nos impide usar medicaciones de urgencia no comercializadas para uso animal, pero disponibles en medicina humana en España, como por ejemplo la atropina. En este caso deberíamos encontrar un análogo para uso animal en otro país de la UE y comprarlo allí. ¿No es absurdo teniéndolo en la farmacia de la esquina?

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¿Puede esta ley provocar desabastecimiento o problemas de acceso en algunas zonas, como áreas rurales o clínicas pequeñas?

Sí, y ya lo estamos viendo. Las clínicas rurales y pequeñas tienen menos acceso a distribuidores especializados y menos capacidad para asumir costes adicionales. Además, la falta de abastecimiento en farmacias se agrava en estas zonas, donde no existen alternativas cercanas. Esto genera desigualdad territorial y deja a muchos animales sin atención adecuada.

¿Qué acciones está tomando Vetwarriors frente a esta ley? ¿Se ha establecido algún tipo de diálogo con las autoridades?

Vetwarriors está dentro del comité de crisis, creado especialmente para abordar y dar solución a esta situación, conjuntamente con decenas de entidades del sector veterinario español. Desde la asociación hemos solicitado reuniones y establecido contacto con las autoridades sanitarias. Si bien se nos ha escuchado en ciertos espacios, hasta ahora no se han mostrado dispuestos a realizar cambios estructurales en la normativa, a pesar de las evidencias de los problemas que está generando. Por eso seguimos trabajando para visibilizar el conflicto, generar alianzas y movilizar tanto al sector como a la ciudadanía.

Desde Vetwarriors advierten que la nueva regulación pone en riesgo el bienestar animal, la salud pública y la equidad sanitaria al dificultar el tratamiento de enfermedades transmisiblespanorama, free space

Desde Vetwarriors advierten que la nueva regulación pone en riesgo el bienestar animal, la salud pública y la equidad sanitaria al dificultar el tratamiento de enfermedades transmisibles

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¿Hay otros países europeos con modelos regulatorios distintos que podrían servir como ejemplo?

Sí. En países como Francia, Alemania o Italia, el uso de medicamentos humanos en veterinaria se contempla de forma más flexible y profesional, permitiendo al veterinario actuar con sentido clínico siempre que no haya alternativas específicas. En España, se ha optado por una postura excesivamente restrictiva, que no se corresponde con la práctica habitual ni con las necesidades reales de los animales, ligadas a decisiones unilaterales de tipo político por parte del gobierno español actual. En Europa la ley no obliga a seguir al pie de la letra las fichas técnicas de los medicamentos, que, como hemos comentado, están obsoletas.

¿Qué propuestas haríais desde la asociación para lograr una legislación más equilibrada, que proteja tanto la salud pública como el bienestar animal?

Desde Vetwarriors creemos que una legislación equilibrada debe:

  • Recuperar la flexibilidad clínica en el uso de medicamentos, especialmente cuando no existen opciones específicas.

  • Establecer un sistema de farmacovigilancia colaborativa, que permita detectar y corregir posibles abusos sin penalizar el ejercicio responsable.

  • Permitir que los veterinarios puedan dispensar directamente el tratamiento con la cantidad justa para su tratamiento a los animales que están bajo nuestra supervisión, como ya ocurre en otros países europeos. No se trata de convertirnos en farmacias, sino de dar una solución real y responsable para garantizar el tratamiento de nuestros propios pacientes.

  • Revisar profundamente el sistema Presvet o eliminarlo. Ya hay sistemas en funcionamiento para la estimación directa del uso de fármacos en veterinaria (EUsavet). También se pide que se sustituya el actual régimen sancionador por una guía de buenas prácticas consensuada con el sector.

  • Actualizar las fichas técnicas de los medicamentos en base a los estudios científicos que avalan su eficacia.

  • Velar por el bienestar y el respeto de la profesión.

En muchos casos, el medicamento existe legalmente pero es inaccesible para el veterinario, el farmacéutico y el tutor del animal

Alba Nieto, vocal de relaciones institucionales de Vetwarriors
Alba Nietovocal de relaciones institucionales de Vetwarriors

¿Qué mensaje os gustaría enviar a profesionales veterinarios y a la ciudadanía en general sobre esta ley y su impacto en los animales?

A los profesionales, que no están solos: somos muchos los que estamos defendiendo una práctica ética, científica y al servicio de los animales. A la ciudadanía, que sepa que esta ley no es solo un problema veterinario, sino un problema de salud pública y bienestar animal. Apoyar esta causa es defender el derecho de los animales a ser cuidados con los mejores recursos disponibles. No pedimos privilegios, pedimos sentido común y respeto por la realidad clínica.

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