El apego que muestran algunos animales a ciertos objetos puede sorprender a cualquiera que los observe. No se trata solo de juguetes habituales, como peluches o pelotas, sino también de elementos inesperados que acaban convirtiéndose en imprescindibles.
Eso es precisamente lo que ocurre con un gato blanco llamado Noodles, que ha decidido que su inseparable compañero no sea un muñeco ni una manta, sino una simple manzana. Y lo más curioso es que la conserva junto a él incluso cuando empieza a estropearse.
Para dormir
Este minino necesita un manzana entera para poder conciliar el sueño
Noodles es un maine coon de pelaje blanco y ojos dorados que se ha hecho conocido por dormir y acurrucarse con una manzana como si fuese su peluche favorito. La fruta descansa a su lado mientras duerme y, aunque acabe en mal estado, el animal no muestra intención de apartarla. Esa costumbre ha llamado la atención por lo peculiar del objeto al que ha decidido aferrarse.
En un vídeo grabado por su dueña, se observa cómo intenta convencerle para que acepte una manzana nueva y reluciente. El gato se muestra receptivo y acerca la fruta fresca hacia él, incluso la rodea con sus patas en un gesto de apego.
Sin embargo, cuando la mujer trata de retirar la antigua, ya pasada, aparece la resistencia del animal, que fija su atención en ella con evidente preocupación. La escena refleja hasta qué punto la considera parte de su descanso.
Las imágenes también muestran la reacción de Noodles cuando, tras aceptar la fruta nueva, sigue sin querer apartar la anterior. Esa dualidad, entre la manzana que aún conserva y la recién llegada, hace que su humana haya considerado la opción de preservar la manzana podrida. Aunque finalmente la tira.
El caso no tardó en generar comentarios de usuarios que vieron el vídeo y compartieron su reacción. Uno de ellos señaló: ”¿Cómo demonios has conseguido que me ría y llore al mismo tiempo? La cara que puso cuando apartaste la vieja fue brutal”. Otra persona apuntó: “Me encanta Noodles y su necesidad de una manzana de apoyo. Agarró la nueva como si fuese su bebé y tuviera que cuidarla”.
Al final, el protagonista sigue aferrado a su fruta como si fuese insustituible, aunque haya una nueva esperando. Y lo cierto es que cuesta imaginar un accesorio de descanso más peculiar para un gato de su tamaño.