Carles Puigdemont ha solemnizado este lunes la decisión de romper con el PSOE tras una reunión en Perpiñán, en el sur de Francia, con la ejecutiva del partido que ha durado poco más de tres horas y en la que ha habido unanimidad y todas las intervenciones han ido alineadas con la idea de romper. El pacto con el Gobierno de Pedro Sánchez no da más de sí. Ese es el veredicto de los posconvergentes, que consideran que ni da réditos ni se cumple. Por ello, creen que es mejor tomar distancia y a partir de ahora no habrá más negociaciones con los socialistas, ni sectoriales sobre iniciativas parlamentarias ni en el foro de negociación de Suiza con verificación internacional.
La decisión se trasladará este martes al consejo nacional de la formación y se habilitará una consulta a la militancia, que podrá votar todo el miércoles y el jueves hasta las seis de la tarde de forma telemática. Los resultados se desvelarán pasado mañana por la tarde.
Que JxCat se encaminaba a la ruptura era sabido desde hace semanas, aunque no se conocía ni la intensidad ni el grado de la fractura. Aunque a primera vista no se ven grandes cambios en la relación entre posconvergentes y socialistas, que en estos dos años de legislatura ha sido una montaña rusa y ya se ha ido “pieza a pieza”, fuentes de Junts señalan que sí que “se notará” y que “romper significa romper”. Aunque Junts siempre ha evitado encasillarse en el bloque de la investidura, ahora desde el partido afirman que forman parte de la oposición. No habrá negociaciones en los pasillos del Congreso ni con los ministerios, y el grupo que encabeza Miriam Nogueras solo dará apoyo a las iniciativas que, a su juicio, benefician a Catalunya o en cuestiones de sentido común, como endurecer la sanciones a las personas que aparcan en plazas reservadas para personas con discapacidad, un asunto que se vota esta semana.
Desde la formación avisan que “se notará” y que no habrá diálogo de ningún tipo, ni sectorial ni político
“Pedro Sánchez podrá ocupar poltronas pero no podrá gobernar, podrá tener poder pero no podrá ejercer el gobierno”, ha subrayado el líder de Junts en una intervención ante la ejecutiva al completo en la que ha eludido pedir elecciones o referirse a una moción de censura, un asunto que había estado sobre la mesa en los mentideros políticos tras el globo sonda que lanzó hace unos días Antoni Castellà, dirigente próximo a Puigdemont. “No ayudaremos a un gobierno que no ayuda a Catalunya; ni a este, ni a otro”, ha zanjado el expresident.
Con estos elementos sobre la mesa, desde JxCat emplazan al PSOE a tomar sus propias decisiones al comprobar su incapacidad para sacar adelante iniciativas en la Cámara Baja y dirigen todos los interrogantes sobre el futuro de la legislatura a Ferraz.
Esta circunstancia deja al Gobierno de Sánchez, justo antes de intentar aprobar los primeros presupuestos generales del Estado desde que fue reelegido presidente en el 2023, en una situación delicada y la legislatura española tiene ahora más interrogantes que certezas, puesto que sin lo siete votos de Junts es prácticamente imposible formar una mayoría favorable al Gobierno.
Carles Puigdemont, aplaudido por la dirección de Junts antes de la rueda de prensa
Sea como fuere, desde el inicio de la legislatura esa ha sido en realidad la dinámica de JxCat, que en la votación de los primeros decretos, en enero del 2024, ya sacó la patita y mostró que no le temblaría el pulso si tenía que tumbar iniciativas del Ejecutivo de Sánchez y unas semanas después votó en contra de la ley de Amnistía al entender que no ofrecía suficientes garantías. Tardó todavía unas semanas más en aprobarse. A pesar de ello, en JxCat confían en que el cambio de rasante que han anunciado hoy será visible y patente.
En su comparecencia, Puigdemont ha remarcado que en su negociación con los socialistas “no hay resultados suficientes que den por válido continuar con la vía abierta hace dos años”. “No hay voluntad del PSOE para materializar los acuerdos políticos en tiempo y forma. Hay acuerdos políticos, pero no se han materializado ni en tiempo ni forma”, ha lamentado justo después el expresident, que también se ha quejado, como hace JxCat de forma habitual de la falta de inversiones y de la baja ejecución presupuestaria en Catalunya o del proceso de desnacionalización que atribuyen al Govern de Salvador Illa.
“El PSOE ha considerado que sus tiempos y ritmos eran los únicos válidos, obviando su debilidad parlamentaria”, ha proseguido Puigdemont, que ha agregado que los socialistas no han hecho caso de “los avisos y señales” que su formación ha mandado en las 19 reuniones que se han celebrado en Suiza durante 22 meses de trabajo.
Como ejemplo de los incumplimientos de los acuerdos, el líder posconvergente ha puesto la no publicación de las balanzas fiscales, las cifras de ejecución presupuestaria y una serie de acuerdos que debían aprobarse en el Congreso y que quedaron en un cajón, como devolver competencias a los jueces de paz, la presencia de Catalunya en organismos internacionales, desclasificar documentos sobre los atentados del 17-A, permitir que los ayuntamientos usen los remanentes de tesorería o que la Generalitat pueda nombrar a los secretarios e interventores de los ayuntamientos. Y un asunto que no es menor, descongelar leyes ya negociadas para combatir la multirreincidencia o las ocupaciones.
Asimismo, el líder de Junts ha vinculado las balanzas fiscales o la cifra de ejecución presupuestaria con una eventual negociación de los presupuestos que ahora es inviable. “Se acaba el año 2025 y aún no tenemos sospechosamente cerrado el 2024, pero el primer trimestre del 2024 la cifra era escandalosamente baja, insultante”, ha apuntado el dirigente posconvergente. “¿Cómo podemos negociar unos presupuestos sin saber cómo se han ejecutado los del año pasado?”, ha cuestionado después. También ha hecho referencia a los resultados económicos de infraestructuras como el Puerto de Barcelona o el Aeropuerto de El Prat. Asuntos que se añaden a otros más mediáticos como la oficialidad del catalán en Europa o la aplicación efectiva de la ley de amnistía.
Con todo, Puigdemont también ha enumerado los acuerdos que sí se han cumplido, como poner en marcha La2Cat, que se pueda hablar catalán en el Congreso, sacar al independentismo de la directiva de inteligencia, frenar el impuesto a los mutualistas, dotar de más recursos a los enfermos de ELA, poner coto a la subida de la cuota de los autónomos o bonificar la cotización a la seguridad social de los monitores deportivos. En el futuro, acuerdos de ese tipo no serán posibles, ya que Junts no se sentará a negociar con el PSOE formalmente.
