El curioso truco de una mujer para poder refrescar el jardín sin que su perra de agua se vuelva loca: “La tengo que echar y tengo solo unos segundos”

No le da tiempo

El perro vuelve a colarse en casa

El perro vuelve a colarse en casa

Hay perros que complican tanto la vida diaria que no queda otra opción que echarlos fuera de casa por unos minutos para poder avanzar con cualquier tarea. Da igual que se trate de limpiar, cocinar o regar, porque se meten en medio hasta el punto de impedirlo todo.

Ese comportamiento obliga a algunos dueños a organizarse de forma extraña, adaptando sus hábitos a las ocurrencias de su mascota con tal de conseguir algo de tranquilidad.

Obsesión por el agua

El margen para regar las plantas es mínimo

Eso es lo que le pasa a una mujer española que vive en una vivienda con patio y que ha tenido que inventar su propia forma de regar. La solución es sencilla en apariencia: abrir la puerta y mandar al perro a la calle. Solo así puede conectar la manguera y empezar a mojar las plantas que tiene repartidas por el suelo y también colgadas en la pared.

El problema es que ese margen de tiempo es muy corto. Según explica, apenas cuenta con seis o siete segundos de respiro antes de que su perro de aguas vuelva a irrumpir. Lo curioso es la manera en que lo consigue, ya que el animal trepa desde el exterior, alcanza la parte alta del muro y salta hacia dentro como si fuera lo más normal.

En el vídeo no se llega a mostrar con detalle cómo realiza esa escalada, pero sí se ve el resultado: en cuestión de segundos, el perro cae al patio y se lanza directamente al chorro de agua. Desde ese momento, la dueña pierde cualquier opción de continuar regando, porque el animal se obsesiona con morder y perseguir el agua.

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La mujer cuenta que ha repetido este método varias veces y siempre acaba igual. Expulsa al perro, abre el grifo y aprovecha unos instantes de calma hasta que la paz se rompe con el salto desde lo alto del muro. Para ella, regar se ha convertido en una carrera contrarreloj que nunca termina como esperaba, porque el perro convierte cada intento en un auténtico espectáculo.

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