Un simple masaje de barriga se transforma en motivo de celos cuando una gata enorme entra en el salón: “No necesita palabras para recordar quién manda en casa”

Cosas de gatos

La aparición de la gata corta en seco las caricias al macho y muestra cómo se impone en la dinámica del hogar, reafirmando el papel de la hembra como la que lleva los pantalones en la convivencia

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A la gata no le gustó nada lo que vio

A la gata no le gustó nada lo que vio

Una casa con varios gatos siempre guarda sus equilibrios delicados, y no todos aceptan del mismo modo que otro acapare mimos. Sin duda, hay animales que buscan su momento para estar tranquilos junto a su dueña, aunque eso implique hacerlo a escondidas.

Esa dinámica se hizo evidente en un vídeo donde se aprecia cómo uno de los gatos aprovecha un instante de calma antes de que la gata dominante irrumpa en la habitación y reclame el protagonismo. El contraste entre ambos felinos dejó una secuencia doméstica tan cotidiana como expresiva.

La gatriarca

La entrada de Big Mama interrumpe el momento y recupera toda la atención

En esas imágenes se ve cómo la mujer intenta acariciar el vientre de su gato macho mientras la otra gata aún no se ha dado cuenta de lo que ocurre. El texto que acompaña la grabación lo resume con ironía: “Dando un poco de atención a mi gato macho antes de que Big Mama lo note”. 

Esa misma complicidad se repite en el comentario que añadió la autora de la publicación: “No dejes que Big Mama lo vea, pedirá más”. De esta manera, la broma ilustra la tensión habitual en hogares con varios animales que compiten por la misma fuente de afecto.

La escena cambia de golpe cuando la gata tuxedo, bautizada como Big Mama, entra en la habitación. Su aparición corta en seco el momento y coloca de nuevo el foco sobre ella. El vídeo muestra cómo se acerca decidida para imponerse en la situación, confirmando su papel como la matriarca gatuna.

Las reacciones en los comentarios coincidieron en resaltar esa actitud. Un internauta bromeó con la expresión de la gata: “Se sentó como vaya, vaya, vaya”. Otro se inventó un pensamiento posible del animal y escribió: “Puedo oler que le acaricias desde un kilómetro”.

Entre las ocurrencias también hubo quien imaginó a Big Mama diciendo: “Bueno, ¿qué tenemos aquí?”. Y no faltó quien resumió su reacción con una frase sencilla: “Sintió que acariciaban a otro y corrió”.

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La duda final es si realmente se trata de celos en el sentido humano. Los expertos señalan que, más que envidia, los gatos pueden experimentar cierta ansiedad cuando sienten que pierden parte de la atención habitual, sobre todo si su entorno cambia o perciben que quedan relegados. En cualquier caso, Big Mama parece tener claro cómo evitarlo.

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