No es solo un palo: esto es lo que sienten los perros cuando encuentran uno cuando salen de paseo

Rasgos heredados de los lobos

La IA de Meta imagina a un perro llevando un palo

La IA de Meta imagina a un perro llevando un palo

META

Un animal que explora su entorno en busca de objetos naturales actúa desde patrones muy definidos que se repiten con facilidad. Esta tendencia aparece en especies que utilizan el hocico y la boca para examinar el terreno y seleccionar aquello que les resulta útil, atractivo o estimulante.

Esa conducta responde a impulsos heredados que se desarrollan a partir de estímulos táctiles y olfativos sencillos, capaces de generar una respuesta inmediata. A medida que esta inclinación se consolida, algunos individuos la integraron en su día a día como parte de sus interacciones ordinarias con el mundo que les rodeaba.

Desde esa perspectiva se entiende la afinidad que muestran tantos perros hacia los palos que encuentran en parques y zonas arboladas.

Tendencia

La textura y el olor de la madera despiertan reflejos ancestrales

El interés que muestran los perros por los palos procede de una reacción instintiva que se activa ante materiales duros, livianos y con olor a madera. La textura del corteza y la resistencia del tronco ofrecen un estímulo físico que les resulta cómodo de sujetar y manipular. Además, los restos vegetales contienen aromas que se intensifican al romperse y que incitan a seguir explorando. Esa combinación demuestra que los palos funcionan como objetos atractivos para ellos, ya que reproducen sensaciones similares a las que en el pasado se asociaron a piezas de caza o huesos.

Aunque se trata de una práctica habitual, tirarle palos a tu perro jugando entraña ciertos peligros.

Aunque se trata de una práctica habitual, tirarle palos a tu perro jugando entraña ciertos peligros.

Unsplash

Las conductas heredadas también influyen. Los antepasados lobunos transportaban alimentos en la boca, costumbre transmitida a muchos perros domésticos. Esta pauta se mantiene aunque ya no sea necesaria para su supervivencia, y explica en parte el impulso de recoger palos durante los paseos.

En el caso de razas seleccionadas para cobrar piezas, como los retrievers y algunos spaniels, la predisposición aumenta. Estos perros se criaron para localizar y llevar objetos ligeros de vuelta a la persona que los guiaba, rasgo que convierte los palos en estímulos especialmente atractivos.

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El interés que despiertan no impide tomar precauciones. Según la información recogida por The Kennel Club, organización británica dedicada a la salud y el bienestar canino, conviene vigilar la integridad del palo para evitar astillas o fragmentos peligrosos. También aconsejan retirar los que presenten bordes irregulares y optar por juguetes diseñados específicamente para morder cuando se observe desgaste.

Supervisar el uso, revisar el estado de las encías y alternar con otros objetos seguros ayuda a mantener esta actividad dentro de parámetros adecuados. Con estas pautas, el atractivo que sienten tantos perros por los palos se gestiona sin contratiempos y forma parte de sus paseos con normalidad.

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