“Si tu gato tiene más de siete años, una analítica geriátrica y una revisión antes de Navidad es imprescindible”: cómo la soledad en vacaciones puede pasar factura

Vacaciones

A diferencia de los perros, que siguen a su familia a cualquier parte porque son animales de manada, los gatos dependen profundamente de su territorio

Gato

Gato

Getty Images/iStockphoto

Se acercan las Navidades y mientras muchas familias empiezan a organizar esa escapada tan merecida o unos días para desconectar, quienes convivimos con gatos tenemos un dilema que siempre aparece: ¿Qué hacemos con nuestros gatos cuando nos marchamos unos días? Es una decisión que, si la tomamos bien, nos permitirá viajar con tranquilidad y seguridad. Y si no… puede acabar con estrés, problemas de comportamiento o incluso problemas de salud en nuestros gatos. Por eso, antes de elegir, siempre necesitamos entender cuál es la naturaleza del gato y cómo vive el concepto de hogar.

A diferencia de los perros, que siguen a su familia a cualquier parte porque son animales de manada, los gatos dependen profundamente de su territorio. Son territoriales y su mundo es ese espacio que conocen, huelen y controlan: la ventana desde donde miran los pájaros, las esquinas marcadas con sus feromonas, el sofá en el que duermen, el estante desde el que vigilan el salón… Todo eso forma parte de su vida y es lo que les aporta seguridad. Por eso, sacarlos de casa “porque nos da pena dejarlos solos”, o llevarlos a una residencia, o a casa de un familiar o amigo, no suele ser, para nada, una buena idea.

Detectar cualquier anomalía te permite viajar con la tranquilidad de saber que no dejas atrás un problema sin diagnosticar que podría agravarse durante tu ausencia

Contributing WriterEspecialista en comportamiento y bienestar felino

Cuando un gato es trasladado a un entorno desconocido, no interpreta que le estamos “llevando de vacaciones”. Lo que siente es que ha sido arrancado de su territorio y dejado en un lugar que no entiende, lleno de olores que no reconoce y sin sus puntos de referencia. Esto puede generar un nivel de estrés altísimo, y ese estrés, en muchos casos, es el detonante de problemas de comportamiento o incluso de salud.

Gato veterinario

Cuando un gato es trasladado a un entorno desconocido, no interpreta que le estamos “llevando de vacaciones”. 

Getty Images

Así que, la prioridad número uno siempre debe ser que el gato se quede en casa. Y cuando aceptamos esto, aparece la pregunta más complicada: ¿quién cuida de él mientras no estamos? Existen varias alternativas y vamos a ver los pros y contras de cada una.

La primera de ella es que un familiar o amistad se quede en tu casa. Esto es ideal si tienes a alguien de confianza que pueda quedarse o pasarse por casa cada día. Las ventajas son que el gato no se mueve, su rutina se mantiene, y tú sabes que está en buenas manos. Los inconvenientes son que a veces no es fácil encontrar a alguien de confianza que tenga disponibilidad o pueda quedarse en casa. También puedes contratar un catsitter profesional; es una opción fantástica cuando no tienes familiares disponibles o necesitas a alguien con experiencia. El o la catsitter profesional debería saber leer el lenguaje corporal, detectar señales de estrés, administrar medicación y adaptar las visitas al carácter de tu gato. El punto menos ideal es que las visitas suelen durar entre 30 y 60 minutos, y el resto del día el gato se queda solo. Para ausencias cortas está muy bien, pero para ausencias largas, quizás no tanto.

Otra opción es recurrir a cuidadores a domicilio mediante plataformas colaborativas. Este verano mi pareja y yo nos marchamos de vacaciones durante 14 días. Ambos teníamos claro que los gatos no podían estar solos tantas horas al día y no queríamos visitas sueltas de una hora. Necesitábamos presencia, compañía de más de una hora, cariño y rutina, pero sin moverlos de casa. Investigando descubrimos un sistema que nos funcionó de maravilla: cuidadores que se alojan en tu casa a cambio de cuidar a tus animales. 

Cuando un gato es trasladado a un entorno desconocido, no interpreta que le estamos “llevando de vacaciones”

Contributing WriterEspecialista en comportamiento y bienestar felino

Funciona mediante una comunidad en la que tanto los tutores de animales como los cuidadores pagan una cuota anual. Los tutores publican sus fechas y necesidades, y los cuidadores pueden postularse a todas las estancias que quieran durante el año. Los perfiles incluyen reseñas y verificaciones, y normalmente se realiza una videollamada antes de cerrar el acuerdo.

El cuidador se aloja gratis en tu casa mientras cuida de los animales, lo que permite viajar de forma económica y segura, y garantiza compañía real durante el día, no solo visitas breves. En nuestro caso, quien vino a cuidar a nuestros gatos tenía experiencia, reseñas excelentes y una gran sensibilidad con ellos. Nuestros gatos no solo tenían sus necesidades cubiertas, sino que estaban acompañados y cuidados, como si no nos hubiéramos ido.

Otra opción son las plataformas de intercambio de casas que, aunque no están diseñadas específicamente para el cuidado de animales, pueden adaptarse si ambas partes llegan a un acuerdo. Antes de confirmar el intercambio, es importante hablar sobre rutinas, cuidados y cualquier detalle importante, lo que aporta la tranquilidad de saber que tus peludos estarán atendidos y seguros en su propio hogar.

Precaución con los gatos mayores 

Si nuestros gatos son mayores de 7 años o tienen alguna enfermedad preexistente, antes de tomar cualquier decisión debemos tener en cuenta que su situación es distinta. Los gatos mayores no gestionan el estrés igual que un gato joven y sano, y nuestra ausencia puede afectarles de forma más profunda, incluso aunque aparentemente estén bien. A partir de cierta edad, su organismo cambia y tolera peor cualquier alteración en la rutina, por pequeña que parezca. Muchas enfermedades típicas de la edad avanzan silenciosamente, sin dar señales evidentes. 

Por eso, tiene más de siete años, una analítica geriátrica y una revisión completa antes de irte es casi imprescindible. Detectar cualquier anomalía te permite viajar con la tranquilidad de saber que no dejas atrás un problema sin diagnosticar que podría agravarse durante tu ausencia. En estos casos, necesitarás a alguien capaz de supervisarlo cada día, detectar pequeños cambios de apetito, hidratación o comportamiento, y mantener todas sus rutinas con sensibilidad y rigor.

Según datos del Servicio de Información Toxicológica (SIT), los fármacos de uso humano están detrás del 29% de las intoxicaciones en animales de compañía

Si nuestros gatos son mayores de 7 años o tienen alguna enfermedad preexistente, antes de tomar cualquier decisión debemos tener en cuenta que su situación es distinta. 

Getty Images
Lee también

Si tu gato ya convive con una enfermedad crónica, aunque no sea mayor, las precauciones deben ser iguales de importantes. Los gatos enfermos gestionan el estrés de manera distinta y cualquier variación en el entorno o en la presencia del tutor puede desestabilizarlos. Aquí es imprescindible contar con alguien que sepa administrar correctamente su medicación y que pueda identificar señales sutiles de empeoramiento. La supervisión diaria y de calidad no es opcional; es la clave para que su estado se mantenga estable mientras tú no estás.

Viajar es maravilloso, y hacerlo sabiendo que tu compañero está cuidado, tranquilo y en su propio territorio lo es aún más. Planificar con tiempo, elegir la opción que mejor respete su naturaleza y asegurarte de que su salud está controlada es la clave para disfrutar del viaje sin preocupaciones.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...