Loading...

María José Domínguez, gestora de colonias felinas, 51 años: “A causa de mi falta de visión, he desarrollado la capacidad de notar si una piedra ha cambiado de sitio, si un gato respira distinto, si algo no está bien… sin necesidad de verlo”

Cuidado animal

Con los ojos del corazón: María José Domínguez y su labor con los gatos callejeros de Cantillana en Sevilla

Cuando el compromiso y la sensibilidad vencen a las barreras

María José Domínguez

Durante la pandemia, una conexión inesperada con un grupo de gatos callejeros transformó la vida de María José Domínguez Naranjo, vecina de Cantillana, un municipio de la provincia de Sevilla. Con sensibilidad, constancia y superando las barreras de su discapacidad visual, ha entregado su tiempo y corazón a cuidar y proteger a los gatos más vulnerables. Hablamos con ella sobre cómo comenzó este camino, su día a día como gestora de colonias felinas, y la lucha por dar visibilidad y dignidad a quienes no tienen voz.

¿Cómo empezaste en la gestión de colonias felinas?

Nunca había tenido gatos, siempre tuve perros. Durante la pandemia alquilé un terreno junto a mi casa para poder pasear con ellos, pasar el verano, etc. Con el tiempo, me di cuenta de que unos gatos entraban por debajo de la puerta del terreno. Venían a descansar y refugiarse. Empecé a darles de comer, sin ser aún consciente del peligro y de lo dura que era su vida, porque allí se veían felices: corrían, descansaban...

Con los meses, se vendió el terreno, pero ellos seguían entrando. A través del muro que lo separaba de mi casa, continué alimentándolos. Meses después, una gata parió dentro de mi patio y se quedó allí mientras los cachorros eran pequeños. Logré esterilizarla, pero aun así se marchó, y sus hijos se quedaron conmigo. Mientras paría, mis perras lamían a los bebés. Han ejercido de padres. Ahora todos somos una familia.

Ejemplo de compromiso: cuando cuidar se convierte en acto de resistencia

María José Domínguez

¿Qué te motivó a dedicar parte de tu vida a cuidar gatos callejeros?

Más tarde, cuando empezaron a construir en ese terreno, dejaron de venir. Un día me di cuenta de que se habían instalado en el parque que hay enfrente, el Parque 3 de Abril de Cantillana, donde vivo y donde está mi colonia. Empecé a llevarles comida por la noche. Los reconocí enseguida, y ellos a mí. Desde entonces soy la cuidadora y gestora de esa colonia, incluso antes de que existiera el proyecto CER. Entonces comprendí el verdadero drama que viven los gatos en la calle.

¿Cómo es tu día a día como gestora, siendo una persona con diversidad funcional visual?

Voy siguiendo rutinas. Desde el día anterior preparo todo: su comida, utensilios... Siempre con orden, disciplina personal, pautas, como en todo lo demás. Es cierto que tengo la intranquilidad de que algo se me pueda escapar: una herida, un comportamiento extraño… cosas que solo se detectan con la vista. Por eso estoy más alerta: presto atención a sus respiraciones, tonos de maullido, comportamiento en general. También me ayudan mucho los avances tecnológicos, como aplicaciones móviles adaptadas para personas invidentes.

¿Qué apoyos has encontrado o echado en falta para poder desarrollar tu tarea?

Durante mucho tiempo estuve sola, aunque algunos amigos me ayudaban cuando necesitaba montar o recoger jaulas trampa. Echaba mucho en falta el compañerismo, la unión, alguien que me comprendiera… Hasta que por fin fui encontrando a otras compañeras. Somos pocas, pero fuertes. Hemos creado la Asociación de Gatos Ferales de Cantillana para seguir luchando por ellos: para que las colonias se gestionen éticamente, tengan refugio, se les dé voz a quienes no la tienen. Encontrar a Mishilovers también fue fundamental: ampliar el círculo, conocer personas que, aunque estén lejos, están a nuestro lado y nos entienden y apoyan.

Eres testigo de la crueldad del ser humano todos los días. Y, aun así, eso es lo que te empuja a seguir

Senior Editorgestora de colonias felinas

¿Qué habilidades has desarrollado que crees que enriquecen tu forma de cuidar a los gatos?

No sé cómo explicarlo… son sensaciones, como una alarma interna que se activa. Soy muy minuciosa. Puedo notar si una piedra no está donde estaba ayer, si hay ramas nuevas. Reconozco todo el espacio de la colonia antes y después de mi visita. Puedo percibir cambios en su respiración, en sus maullidos, en cómo se mueven, en el sonido al hacerlo. Si vienen a recibirme o no, si me buscan… Esas señales me indican si todo va bien o si algo no está funcionando.

Transformar el abandono en cuidado, desde la periferia y la empatía

María José Domínguez

¿Cómo te organizas para alimentar, medicar o capturar? ¿Recibes ayuda o lo haces de forma autónoma?

Desde el día antes tengo todo preparado, separado, ordenado. Uso aplicaciones y herramientas adaptadas para personas con discapacidad visual que me describen imágenes, vídeos, y me ayudan a afinar mis sentidos. El más agudo es el de la supervivencia.

Normalmente lo hago todo sola, pero cuando necesito ayuda, algunos amigos y ahora también mis compañeras de la asociación me apoyan. En realidad, nos tenemos las unas a las otras.

¿Has vivido situaciones difíciles con el vecindario o en la calle por tu tarea?

Sí, muchas. Hay mucho desconocimiento sobre los gatos. Falta educación, falta respeto hacia los animales. Vivimos en un mundo en el que lo que molesta se elimina, y más aún si no puede hablar, si no puede señalarte… Así desaparecen y mueren los invisibles.

¿Cómo las afrontas emocionalmente y qué te ayuda a seguir adelante?

El coste económico es alto, pero es mínimo comparado con el personal y emocional. Eres testigo de la crueldad humana cada día. De la impunidad con la que se ejerce la maldad. Cuando se maltrata a quien ni siquiera puede hablar o defenderse...

Y al mismo tiempo, eso es lo que te empuja a seguir: intentar impedir tanta injusticia y tanta crueldad.

¿Qué significa para ti esta conexión con los gatos?

Ver cómo luchan cada día por sobrevivir, a pesar de todo, es motivador. Su amor, su confianza... Ellos también entrenan mis sentidos, mi orientación espacial, mis movimientos. Aun así, con ellos, a veces siento que necesitaría ser una ninja...

¿Hay algún caso especial que te haya marcado profundamente?

Todos, por alguna razón. No he olvidado a ninguno. A los que tuve que enterrar, a los que incineré y conservo sus cenizas. No puedo permitir que ninguno termine en un contenedor, como si fuera basura. No puedo hacerlo.

Lee también

¿Crees que se reconoce suficientemente la labor que haces dentro de tu comunidad?

No, porque no hay educación para ello. Hay quienes te ven como una persona piadosa, y otros como una loca que agrava un problema. Los gatos se ven como una plaga, y nosotras, como quienes la alimentan. Es muy triste.

Las barreras sociales existen siempre. Pasas tu vida demostrando que eres tan capaz como alguien que ve. Y cuando lo consigues, asustas tanto que se preguntan si realmente tienes esa discapacidad… Entonces piensas: “¿Ahora también tengo que demostrar que no veo?”

¿Qué barreras sociales o institucionales crees que aún existen para personas con discapacidad que quieren ser activas en la protección animal?

En realidad, no existen barreras que tú no puedas derribar. Lo más importante no es abrir los ojos ni los oídos. Es abrir la mente y el corazón. Una discapacidad no te impide hacer cosas: solo tienes que encontrar otra forma de hacerlas.

¿Qué te gustaría que cambiara para mejorar la vida de los gatos callejeros en Sevilla?

En Sevilla, en Cantillana, en todos los sitios… debería cambiar el concepto que se tiene sobre los gatos, las colonias, y el bienestar animal. La educación es fundamental. Hay que normalizar situaciones que ahora se tratan como problemas. Y si no se abordan correctamente, sí terminan siéndolo.

Cada gato que he cuidado, cada uno que he enterrado o incinerado… los llevo conmigo. No olvido a ninguno

Senior Editorgestora de colonias felinas

Con nuestra asociación estamos intentando que la delegación de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Cantillana atienda nuestros proyectos. Queremos mejorar el estado de las colonias, empezando por identificarlas. No basta con aplicar el CER, hay que ir más allá.

Las charlas en los colegios serían clave. Educar desde la base. Tan sencillo, o tan difícil, como asumir responsabilidades.

¿Qué mensaje enviarías a otras personas con discapacidad que quieren colaborar en este ámbito?

A personas con discapacidad, o sin ella: que lo hagan. Necesitamos manos. Muchas manos. Voluntarios, gente que quiera cambiar y mejorar las cosas.

No somos invisibles. Ellos tampoco lo son. Solo hay que querer verlos, dejar de mirar a otro lado. Entonces los verás... Sobre todo, los verás con los ojos del corazón.

Gracias, Mishilovers, por darnos voz.

Etiquetas