“Mi gato sabe cuándo me estoy poniendo nerviosa, y sin que yo diga nada, se acerca y se tumba sobre mí; es como si lo oliera”

Sociedad

Estar presentes en la cotidianidad de nuestros amigos felinos no es solo una herramienta de conexión con los animales; es una forma de cuidar el vínculo con uno mismo y con lo que más queremos

young red-haired woman hugging gray fluffy pet cat

Los gatos son expertos en captar lo sutil, en leer nuestro cuerpo sin juzgarlo. 

iStock

Vivimos deprisa, cada vez más pegados al móvil y más alejados de quienes tenemos cerca. La desconexión emocional se ha convertido en una norma aceptada, y la falta de presencia, en una epidemia silenciosa que se cuela en nuestros vínculos sin que apenas lo notemos. Mientras nosotros huimos del ahora, nuestros gatos permanecen ahí, firmes y fieles al momento presente.

“Mi gato Tofu me conoce mejor que yo misma”, me confesó hace unos meses una clienta. “Sabe cuándo me estoy poniendo nerviosa, y sin que yo diga nada, se acerca y se tumba sobre mí. Es como si lo oliera”. Y probablemente sí: los gatos son expertos en captar lo sutil, en leer nuestro cuerpo sin juzgarlo, en notar los cambios en nuestra respiración, una ceja fruncida o el leve temblor de unas manos agitadas por el estrés. Porque están ahí. Están presentes.

Lee también

A menudo decimos que nuestros gatos son muy inteligentes, especialmente cuando reconocen el sonido del transportín o corren al oír cómo abrimos su lata favorita. Pero lo que en realidad estamos observando no es únicamente inteligencia, sino un estado de atención plena. Su capacidad para registrar cada gesto, sonido u olor proviene de su conexión constante con el aquí y el ahora.

A diferencia de nosotros, los gatos no se distraen reviviendo el pasado ni se angustian por lo que pueda pasar mañana. No necesitan técnicas de mindfulness ni retiros espirituales; ellos simplemente están. Y en ese estar silencioso, pero absoluto, nos muestran algo esencial que parece que hemos olvidado: cómo vivir.

La capacidad de los gatos para registrar cada gesto, sonido u olor proviene de su conexión constante con el aquí y el ahora

Yo misma lo experimenté hace años, en una etapa especialmente estresante de mi vida, cuando el trabajo y la urgencia marcaban el ritmo de mis días. Fue entonces cuando decidí probar algo aparentemente muy simple: dedicarle a mis gatos un mínimo de diez minutos al día de atención plena, sin móvil, sin tareas pendientes, sin prisa. Recuerdo que el primer día uno de ellos me miró con extrañeza, como si no entendiera qué hacía yo ahí, sentada junto a él, sin hacer nada más que observarle. 

Pero poco después empezó a ronronear, y ese gesto lo cambió todo. Aquellos minutos se convirtieron en nuestro ritual, y con el tiempo entendí que no eran solo un descanso: eran una manera distinta de relacionarme, de vivir y de acompañar. Desde entonces, esta práctica forma parte de mi día a día y también de mi trabajo. La presencia no es solo una herramienta de conexión con los animales; es una forma de cuidar el vínculo con uno mismo y con lo que más queremos.

Cómo mejorar el vínculo con nuestro gato

La buena noticia es que estar presente se puede entrenar. No hace falta cambiar tu vida entera, solo adoptar pequeñas acciones con intención. Aquí te propongo algunas prácticas sencillas que puedes incorporar a tu rutina diaria y que pueden mejorar enormemente tu vínculo con tu gato… y contigo misma.

1. Elige un momento del día solo para él

Busca un instante del día que puedas repetir a diario. Puede ser por la mañana, al volver a casa o antes de dormir. La constancia es más importante que la duración. Basta con diez minutos si estás de verdad. Escoge un lugar tranquilo donde no haya interrupciones. Apaga el móvil o aléjalo como si fueras a una cita importante.

2. Obsérvalo con ojos nuevos

Siéntate a su lado y míralo como si fuera la primera vez. Observa el color de su pelaje, el movimiento de sus orejas, la forma en que respira, el ritmo lento de su parpadeo. Permítete asombrarte como cuando eras niño.

Así son los gatos en España: el mestizo, el rey de los hogares

Los gatos necesitan sentir la presencia de sus tutores. 

Getty Images/iStockphoto

3. Siente tu cuerpo

Lleva tu atención a la respiración. No la fuerces, ni la cambies, solo siéntela. Nota el contacto de tu cuerpo con la silla o el suelo, la posición de tus manos, la temperatura del aire. Si aparecen pensamientos, no luches con ellos; obsérvalos y déjalos pasar, como hojas llevadas por el viento.

4. Escribe lo que te ha dejado el momento

Después, anota unas líneas. ¿Cómo te has sentido? ¿Qué ha hecho tu gato? ¿Has notado algún cambio en ti o en él? Escribir te ayudará a tomar conciencia de lo vivido y a reforzar la conexión día tras día.

Lee también

Yashmina Benítez, gestora de colonias felinas: “Si no puedes ayudar, al menos no estorbes; no es poco lo que hacemos frente a muchas personas que no soportan la presencia de los gatos”

Montse Casaoliva
A sus 46 años, Yashmina Benítez gestiona cuatro colonias felinas.

Imagina por un momento que tu pareja, un amigo o un familiar nunca te mirara a los ojos mientras le hablas, y que, de repente, empieza a hacerlo. Lo notarías al instante, ¿verdad? Te sentirías vista, escuchada, validada. Algo tan aparentemente simple cambiaría por completo la calidad de ese vínculo. 

Pues con tu gato sucede exactamente lo mismo: cuando tú estás, de verdad, él también lo siente. Nuestros gatos, sin decir una palabra, nos invitan a volver al presente. No nos exigen, no nos juzgan. Solo esperan que estemos. Ellos ya están aquí. La pregunta es: ¿y tú?

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...