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“Cuando el perro se queda solo en casa puede experimentar ansiedad, tristeza, aburrimiento o miedo”: saberlo ayuda a prevenir ladridos o destrozos

Emociones

Mientras que algunos perros están acostumbrados a quedarse solos, otros se pueden angustiar

Mientras que algunos perros se acuestan en sus camas a dormir luego de que su tutor deja la casa, otros se angustian al instante.

Syd lords

Hay una escena que muchos dueños de perros conocen bien: la mirada fija desde la puerta, las orejas caídas, un leve gemido que se apaga cuando el ascensor se cierra. Lo que para nosotros son apenas unas horas fuera de casa, para ellos puede sentirse como una pequeña eternidad. Pero ¿qué pasa realmente por la cabeza —y el corazón— de un perro cuando su humano se va?

Según expertos en comportamiento animal, detrás de esos ojos tristes hay una mezcla de emociones que van desde la ansiedad hasta la esperanza, y entenderlas puede cambiar por completo la forma en que nos relacionamos con nuestras mascotas.

Según expertos en comportamiento animal, detrás de esos ojos tristes hay una mezcla de emociones que van desde la ansiedad hasta la esperanza. 

NADALIN FOTOGRAFIA

La etología canina es la ciencia que estudia el comportamiento, la comunicación y los instintos de los perros para poder comprender por qué actúan de determinada manera. Y que explica que, mientras que algunos perros se acuestan en sus camas a dormir luego de que su tutor deja la casa, otros se angustian al instante.

Si bien la soledad no es mala, es fundamental que el perro esté acostumbrado y tenga los estímulos necesarios. En el caso de mascotas con apego excesivo, dejarlas solas en casa puede generar problemas de miedo o ansiedad.

Según los expertos en comportamiento animal, cuando un perro se queda solo puede atravesar distintas emociones. Algunos experimentan ansiedad, especialmente si necesitan mantener contacto visual o auditivo con su tutor para sentirse seguros. Otros sienten tristeza, sobre todo aquellos con problemas de apego que pueden asociar la soledad con una sensación de abandono. 

También es habitual el aburrimiento, que puede llevarlos a romper objetos o ladrar en exceso por falta de estímulos. En muchos casos, sin embargo, la soledad se convierte en un momento de relajación, ideal para descansar sin interrupciones. Para algunos perros, los ruidos del entorno pueden generar miedo cuando no están acompañados. Y, con el tiempo y unas rutinas estables, muchos acaban desarrollando una adaptación saludable, aprendiendo a quedarse solos sin sufrir malestar.

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Qué es el síndrome posvacacional

Las personas no son las únicas que sufren del “síndrome posvacacional” y les cuesta volver a la rutina luego de unas vacaciones. Los perros también pueden verse afectados. De acuerdo con la veterinaria etóloga Susana Muñiz, diplomada Europea en Medicina de Comportamiento y Bienestar Animal, explica que “cuando nos reincorporamos al trabajo, de repente, nuestro compañero se enfrenta a más horas de soledad, una menor estimulación e, incluso, a cierta incertidumbre”.

Además, asegura que los cambios bruscos tienen un impacto en el bienestar emocional de los perros y pueden afectar su rutina. Sin embargo, el “síndrome posvacacional” no les ocurre a todos, “depende de diferentes factores, como la personalidad. Por ejemplo, si es nervioso o extrovertido llevará peor la soledad”, continúa la etóloga.

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Según los expertos en comportamiento animal, un perro puede mostrar distintos síntomas si sufre el llamado “síndrome posvacacional”. Algunos rompen objetos, ladran o aúllan más de lo habitual, pierden pelo o incluso dejan de comer. También es frecuente que vuelvan a hacer sus necesidades dentro de casa debido al estrés que les provoca el regreso a la rutina. 

Para evitar este malestar, los especialistas recomiendan no castigarlo si hace algo malo, evitar despedidas o reencuentros demasiado intensos —para que no asocie tu ausencia a un drama— y, si es posible, regresar del viaje unos días antes de reincorporarte al trabajo para que ambos retoméis la rutina de forma gradual. Además, es fundamental ofrecerle juegos, paseos y estímulos que favorezcan su ejercicio físico y mental durante esta etapa.