El Grinch ha vuelto, pero no para robar la Navidad. Esta vez, su objetivo son los conductores que pisan un poco más de lo permitido el acelerador en los alrededores de la escuela de Cayo Largo, en los famosos Cayos de Florida. Vestido de verde y con su característico mal humor, el coronel Lou Caputo revivió esta peculiar tradición este pasado 2024.
En lugar de multas, los conductores sorprendidos tienen otra opción sobre la mesa: una cebolla. Este emblemático bulbo que sirve para casi todo en la cocina es la peculiar alternativa que ofrece este Grinch de carne y hueso.

El coronel subraya que esta acción tiene un propósito serio: proteger a los niños
Inspirado en la interpretación de Jim Carrey en El Grinch, Caputo lleva más de dos décadas transformándose en el gruñón navideño con un propósito claro: recordar a los conductores que respeten las normas de tráfico, especialmente en las zonas escolares.
Toma cebolla
Compasión para los infractores leves
Los agentes de tráfico, equipados con radares, detienen a los conductores que sobrepasan ligeramente los límites de velocidad. Una vez que verifican la documentación y las placas del vehículo, aparece Caputo disfrazado del Grinch, cebolla en mano, con una pregunta: “¿Multa o cebolla?”. La mayoría, sorprendida por poder escoger, opta por el peculiar regalo.
Pero no hay tanta misericordia con algunos infractores. Los conductores que superan el límite por un margen considerable no tienen escapatoria: reciben una multa formal sin posibilidad de canjearla. Así que terminan llorando sin necesidad de cebolla.
Caputo subraya que, detrás de esta acción pintoresca, hay un mensaje importante. “Queremos que sean conscientes de que queremos que conduzcan con seguridad por la zona escolar durante las temporadas de vacaciones y en todo momento”, explica.
100% de efectividad en la alternativa
Aunque la idea pueda parecer surrealista, los resultados hablan por sí solos. Durante años, ningún conductor ha rechazado la cebolla, lo que demuestra que la mezcla de humor y pedagogía puede ser más efectiva que una simple sanción.
Además, Caputo bromea sobre las bondades del bulbo: “¿Quién rechazaría una cebolla que podría usarse como desodorante? Puedes comerla, puedes jugar con ella... ¡una cebolla es perfecta!”.
De esta manera, el Grinch de la ruta de los Cayos de Florida logra algo más que hacer cumplir las normas de circulación: ofrece una muestra inolvidable de que la seguridad vial también puede abordarse desde una perspectiva más compasiva si las circunstancias así lo permiten.