El precio de un coche utilitario no se ha disparado en los últimos 50 años más allá de la inflación, según un estudio de la OCU
Comparativa
El informe de la Organización de Consumidores y Usuarios destaca cómo han aumentado de medidas y peso los vehículos desde 1975
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Los modelos utilitarios que hoy están a la venta tienen un precio similar a los de hace 50 años, teniendo en cuenta la inflación y el incremento del coste de la vida

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un estudio para comparar cómo han cambiado los coches en los últimos 50 años. Para que nos hagamos una idea de las diferencias, la entidad ha puesto frente a frente un modelo actual con su equivalente en los años 1970. El elegido para representar el presente es el Dacia Sandero -el coche más vendido en España en 2024- y para el pasado, el mítico Seat 127, que motorizó a toda una generación de españoles y marcó una época en nuestras carreteras como antes lo había hecho el Seat 600.
Lo primero que salta a la vista es el tamaño. Aunque en 1975 el anuncio del Seat 127 presumía de tener “el mayor maletero para transportar todo lo que se le ocurra”, lo cierto es que hoy ese coche se nos quedaría pequeño. El Sandero, su equivalente actual según la OCU, es más largo, más ancho y más alto. Y eso se nota, sobre todo, al intentar aparcar en garajes construidos en los años 60 y 70.
El Sandero es 50 cm más largo, 30 cm más ancho y 13 cm más alto, y también más pesado. El buque insignia de Dacia pesa 1.180 kilos, casi un 60% más que los 750 que marcaba en la báscula el Seat 127. Este mayor peso de los coches actuales está justificado por sus dimensiones más generosas y también porque incorporan elementos de seguridad o de confort que antes no existían.
El Seat 127 consumía más de 10 l/100 km en ciudad, casi el doble que un Sandero actual de gasolina
Un ejemplo del aumento de tamaño de los coches es que un compacto de los años 70, el Seat Ritmo, medía 3,94 metros, es decir, 15 cm menos que un utilitario del año 2025, apunta la OCU.

El Seat 127 no pasaría el crash-test
Aunque el anuncio del Seat 127 de hace cinco décadas destacaba que contaba con “asientos reclinables, suspensión independiente a las cuatro ruedas para llegar al lugar más insospechado y gozar en libertad de toda la naturaleza”, la realidad es que, en términos de seguridad, el 127 no pasaría hoy ningún test EuroNCAP.
En las exigentes pruebas actuales, este modelo no habría obtenido ni una sola estrella. Como elementos de seguridad pasiva, solo contaba con cinturones de seguridad en las plazas delanteras, y en aquella época solo era obligatorio abrochárselos en carretera, una norma que entró en vigor en 1975. La obligatoriedad de usarlos en plazas traseras no llegaría hasta 1992.

Por supuesto, el 127 no tenía airbags, ni sistema antibloqueo de frenos (ABS), ni ninguno de los dispositivos de seguridad activa que hoy consideramos imprescindibles, como el control de estabilidad, la distribución electrónica de frenado o el sistema de llamada automática e-call de emergencia.
Drástica reducción del consumo
Comparar consumos entre coches de hace 50 años y los de ahora no es sencillo, porque la forma de medir el consumo ha cambiado bastante. Los ciclos de homologación se actualizan regularmente para reflejar mejor cómo se conduce y cómo son las carreteras, así que no es del todo exacto enfrentarlos directamente.

El utilitario más popular en 1975 no obtendría ni una sola estrella en los exigentes tests del EuroNCAP
Sin embargo, echando un vistazo a pruebas de la época, el Seat 127 rondaba los 9 litros a los 100 en autopista y superaba los 10 litros en ciudad. Son cifras claramente superiores a las del Dacia Sandero actual de gasolina, que homologa 6,5 litros en ciudad y 5,7 en carretera, y eso que su motor es casi el doble de potente. Aunque en la vida real el consumo suele ser más alto que el oficial, el Sandero gasta bastante menos que el 127 a pesar de pesar un 50% más. Esto refleja claramente la mejora en eficiencia que se ha logrado con el paso de las décadas.

El precio se ha mantenido
La conclusión más sorprendente del estudio de la OCU es que, a pesar de todo lo que ha cambiado un utilitario en 50 años, su precio no se ha disparado más allá de la inflación. La versión más barata del Seat 127 en 1975 costaba 1.014 euros. Hoy, la versión más asequible del Dacia Sandero, ronda los 13.940 euros, lo que supone un aumento de 13,7 veces. Pero si lo comparamos con la subida general de precios, ajustando con el IPC, el coste de la vida se ha multiplicado por 14,6.
Eso sí, no hay que olvidar que los coches modernos incorporan muchos más elementos de seguridad, tecnología y confort que antes, lo que añade valor a ese precio.
En cuanto al combustible, la gasolina costaba en 1975, unos 0,11 euros el litro. Ahora ronda los 1,57 euros, un aumento de 14,2 veces, también por debajo del incremento general del coste de la vida.