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Xavier Giménez, profesor de Química de la Universitat de Barcelona: “No podemos depender de un solo material para las baterías de los coches; el litio tiene sus ventajas, pero no es el único camino”

Electromovilidad

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Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental de la Universitat de Barcelona, desmiente algunos de los mitos en torno a las baterías de los vehículos eléctricos 

Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental de la Universitat de Barcelona, desmiente algunos de los mitos en torno a las baterías de los vehículos eléctricos 

El reciclaje de baterías de vehículos eléctricos es uno de los grandes retos medioambientales que conlleva la adopción de la electromovilidad como alternativa a los motores de combustión. Si bien representa una solución para reducir las emisiones contaminantes, en la línea de lo que autoridades y organismos internacionales han planteado, aún hay cuestiones pendientes en cuanto a la eficiencia de los procesos de reciclaje, el costo de las tecnologías involucradas y la gestión sostenible de los materiales utilizados.

A nivel global, la capacidad de reciclaje de baterías de iones alcanzó aproximadamente 1,7 millones de toneladas en 2023 y se espera que aumente en los próximos años, según un informe de Interact Analysis. Aunque estas cifras puedan dar a entender que estamos ante un problema de gran envergadura, la realidad es que el reciclaje de baterías no representa un problema insuperable, como apunta Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental de la Universitat de Barcelona (UB) y Doctor en Química Física.

Las baterías de litio son las más habituales en los vehículos eléctricos 
Las baterías de litio son las más habituales en los vehículos eléctricos iStock

“Reciclar baterías no es tan complicado como puede parecer y la gente cree, pero no hay soluciones mágicas. No es como quemar algo y que desaparezca en humo. Una batería es un objeto compacto, con muchas partes distintas, pero se puede descomponer y recuperar. Es laborioso, sí, pero lo sabemos hacer”, explica el también autor de libros de divulgación como El Aire que Respiramos: Historias sorprendentes sobre la Atmósfera, los gases que contiene y nuestro entorno (2018) o Matemáticas y Cambio Climático (2019).

Según el químico, una batería puede contener hasta una treintena de sustancias diferentes, lo que obliga a aplicar un proceso de separación específico para cada una de ellas si se quiere recuperar de forma eficiente. “Es complejo, pero no es que no sepamos hacerlo. Es solo cuestión de aplicar tecnología y tiempo porque para llevar a cabo un reciclaje bien hecho es necesario un proceso selectivo para cada sustancia”, asegura.

“Una batería de un coche eléctrico es un objeto compacto, con muchas partes distintas, pero se puede descomponer y recuperar”, afirma Giménez

Método menos agresivo

Una de las técnicas que se están probando consiste en la utilización de la glicina, un aminoácido presente en muchos alimentos ricos en proteínas, como alternativa a los ácidos agresivos que se usan en el reciclaje de baterías. Investigadores de la Universidad Central Sur de Changsha (China) afirman haber logrado recuperar hasta el 99,9 % del litio y otros metales con este método, menos agresivo para el medio ambiente.

Xavier Giménez explica que este tipo de experimentos se basan en el uso de agentes quelantes, capaces de extraer selectivamente los metales de una mezcla pulverizada: “La glicina, por pura química microscópica, permite una extracción selectiva de los metales. Es a la vez un ácido y una base suave, y eso evita recurrir a tratamientos agresivos con ácidos fuertes. Es química bien pensada: buscar condiciones que no sean tan dañinas pero que funcionen igual o mejor”.

Un operario en el desmontaje de una batería en la planta de reciclaje de Volkswagen en Alemania 
Un operario en el desmontaje de una batería en la planta de reciclaje de Volkswagen en Alemania Lars Landmann

Más allá de las innovaciones técnicas, Giménez considera que el coste del reciclaje no debería ser un obstáculo. “Si introduces estos materiales reciclados de nuevo en el mercado, su precio ya refleja el esfuerzo que ha supuesto extraerlos. Y si hay residuos demasiado caros de tratar, se gestionan como residuos, pero esto no quiere decir que contaminen o que estén fuera de control”.

Lo que sí es cierto, según Giménez, es que la fuerte dependencia del litio plantea interrogantes de cara al futuro. “No podemos depender de un solo material. El litio tiene sus ventajas, pero no es el único camino. De hecho, ya se están explorando alternativas con sodio, aluminio y otros componentes”, señala.

“El sodio es más abundante y barato, pero el litio no está agotado ni es tan escaso como se suele decir”, asegura el químico

Estas otras opciones, explica el profesor, podrían reducir la presión sobre los yacimientos de litio, cuya extracción genera impactos ambientales importantes y se concentra en pocas regiones del mundo. “El sodio, por ejemplo, es mucho más abundante y más barato. No requiere un esfuerzo extractivo tan agresivo como el del litio, y además se encuentra en el agua del mar y en muchos materiales”, señala Xavier Giménez. Aunque su densidad energética es menor, diversas investigaciones apuntan a que podría ser suficiente para ciertos usos menos exigentes, como el almacenamiento estacionario o vehículos de corta autonomía.

El litio que contienen las baterías de un vehículo eléctrico no se consume, solo es un portador de energía  
El litio que contienen las baterías de un vehículo eléctrico no se consume, solo es un portador de energía  Getty Images/iStockphoto

Más allá del sodio o de otras alternativas en desarrollo, Giménez no da por amortizado el litio. Al contrario, desmonta otro de los grandes malentendidos que giran en torno a este elemento. “Se suele decir que el litio se va a agotar, pero eso no es del todo cierto. El litio no desaparece: si se recicla bien, puede volver a entrar en el circuito productivo. El problema es que hay intereses detrás y se lanzan mensajes alarmistas basados solo en los datos actuales de extracción y demanda”, explica el químico.

Subraya, además, que no estamos hablando de un material especialmente escaso ni costoso. “El litio no es un mineral raro. Hay depósitos naturales en muchos lugares del mundo, aunque ahora la extracción se concentre en Argentina, Bolivia y Chile. También ha que tener claro que el litio no se consume. Si el coche lleva 10 kilos de litio, siempre tendrá esos 10 kilos, hayas hecho 300.000 o 500.000 kilómetros. No es como el combustible: tú no vas añadiendo litio, tú recargas electricidad, y el litio sigue ahí”.

Según Giménez, lo único que varía es que, a mayor número de vehículos eléctricos, mayor será la necesidad de litio en el mercado. “Pero eso no quiere decir que nos estemos quedando sin él ni que sea un problema irresoluble”, concluye.

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