Dr. José Antonio Menéndez, oftalmólogo: “Para renovar el carnet de conducir, convendría que el médico de cabecera emitiera un certificado de salud; ahora se confía en la honestidad del solicitante para referir su historial clínico”
Entrevista
El Jefe de Sección de Oftalmología del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Madrid, asegura que en su consulta “vienen pacientes que dicen ver perfectamente, pero que tienen una agudeza visual muy inferior a la exigida para renovar el permiso de conducción”
Doctor José Antonio Menéndez de Lucas, representante de Seguridad Vial y Tráfico de la Sociedad Española Oftalmológica
El 90% de las informaciones que recibimos cuando conducimos nos llegan por los ojos, por lo que es imprescindible tener una buena capacidad visual. No ver bien aumenta el riesgo de sufrir un accidente. Y a pesar de esto, hay personas que se ponen al volante con problemas de visión, que se agudizan especialmente cuando circulan de noche, momento del día en el que se registran los siniestros de tráfico más graves.
El doctor José Antonio Menéndez de Lucas, representante de Seguridad Vial y Tráfico de la Sociedad Española Oftalmológica, habla con Moveo de la importancia que tiene conducir con una buena capacidad visual. Asimismo, el también Jefe de Sección de Oftalmología del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Madrid, ofrece muy diversos consejos para mantener y mejorar la salud visual.
Diversos estudios señalan que numerosos conductores admiten manejar vehículos con problemas de visión sin corregir. ¿Qué les diría?
Sin duda, les recomendaría que un profesional acreditado les revise la refracción para poder alcanzar la mejor visión posible durante la conducción, ya que de ello va a depender en gran medida su seguridad y la de los demás.
Por otro lado, hay personas que creen que ven bien, pero hace años que no revisan su vista. Como médico especialista, ¿cada cuánto tiempo recomienda hacer revisiones, aunque no se noten problemas aparentes? ¿Hay alguna edad en la que habitualmente comienzan a aparecer problemas de visión y conviene comenzar a comprobar que todo está bien?
Efectivamente, muchas veces no somos conscientes de que tenemos un problema visual hasta que nos sometemos a una exploración oftalmológica. Hay personas que todos los años acuden al médico oftalmólogo para revisarse la vista. Posiblemente, no sería necesario hacerlo, en general, con tanta frecuencia. Pero sí cada dos o tres años, especialmente en mayores de 45 años y en niños en edad escolar. Los periodos de renovación obligatoria del permiso de conducción son excesivamente largos; cada 10 años en conductores menores de 65 años y cada 5 en mayores de esta edad, para los no profesionales. En los conductores profesionales los periodos de renovación son menores, lógicamente. Sin embargo, debemos acudir mucho antes al oftalmólogo para revisarnos la vista.
Hay personas que no diferencian al óptico-optometrista del médico oftalmólogo y creen que con revisar la graduación periódicamente en una óptica es suficiente”
¿Qué señales físicas o sensaciones pueden alertar a un conductor de que su visión empieza a fallar y puede suponer un riesgo de seguridad?
Muchas veces el conductor no es consciente de que tiene una limitación funcional visual, por eso deben hacerse reconocimientos visuales periódicos. Los oftalmólogos, con relativa frecuencia, vemos en la consulta a pacientes con una agudeza visual claramente inferior a la exigida para renovar el carnet de conducir, que nos aseguran que ven perfectamente y que no tienen ningún problema para conducir. También es cierto, que vemos a otros que son conscientes de que han disminuido sus facultades visuales y evitan conducir por la noche, en días de lluvia o en viajes largos.
Algunos automovilistas, cuando detectan que no ven correctamente, solo acuden al óptico-optometrista para realizarse una revisión, sin ir al oftalmólogo para comprobar si tienen otras patologías oculares. ¿Son suficientes esas revisiones o es necesario acudir a un médico especialista?
Este es un error frecuente. Hay personas que no diferencian al óptico-optometrista del médico oftalmólogo y creen que con revisar la graduación periódicamente en una óptica es suficiente. Evidentemente, esto no es así, ya que existen patologías oculares que pueden no afectar a la agudeza visual en fases iniciales, pero producir un deterioro progresivo de la visión y que el médico oftalmólogo es el único profesional capacitado para establecer el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
Algunos de los conductores que llevan lentes progresivas o bifocales señalan que no se acaban de adaptar a estas gafas. ¿Existe alguna precaución que deban tener en cuenta?
Algunos pacientes tienen dificultades de adaptación a este tipo de lentes. En general, es necesario un periodo progresivo de adaptación: primero usarlas sentado en casa viendo la televisión, luego ir caminando por la casa con las gafas puestas y posteriormente probar la adaptación caminando por la calle con ellas y el último paso sería utilizarlas para la conducción, que necesariamente va a precisar visión correcta con los giros rápidos de cabeza. No se puede pretender conducir con este tipo de gafas sin haber hecho esta adaptación previa. Supondría un grave riesgo para la seguridad vial.
Por otro lado, hay personas que, a pesar de haber corregido su agudeza visual con gafas adecuadamente graduadas, siguen sin ver bien. ¿Cuáles pueden ser los motivos y qué deberían hacer?
¡Claro! No todos los casos de disminución de la agudeza visual se pueden solucionar con gafas. Muchas veces la disminución de visión se debe a una enfermedad ocular (cataratas, retinopatías, ambliopía, uveítis, …) que requiere un tratamiento específico.
¿Hay alguna patología ocular en la que sea desaconsejable conducir porque?
Efectivamente, los pacientes con glaucoma y otras patologías, como la retinosis pigmentaria, pueden ir perdiendo campo visual periférico de forma progresiva y asintomática (en fases iniciales) y conservar una agudeza visual de la unidad (normal) hasta estadios muy avanzados de la enfermedad, en los que se afecta la visión central. Esta pérdida progresiva y silente del campo visual periférico, afecta claramente a la conducción, ya que el paciente no percibe un vehículo o un peatón que se cruza en su trayectoria hasta que lo tiene encima. Por ello, el campo visual es una de las facultades visuales que se debe explorar en los reconocimientos periódicos para la obtención o renovación del permiso de conducción.
El periodo de renovación del carnet de conducir se reduce a 3 años para los operados de cataratas, pero es demasiado corto considerando cómo han avanzado estas intervenciones”
Con una esperanza de vida cada vez mayor, también aumenta el número de conductores de edades más avanzadas. Una de las enfermedades oculares más frecuentes con el envejecimiento son las cataratas. ¿Cuándo deja de ser seguro conducir cuando se sufre este problema? ¿Cuándo pueden empezar a conducir las personas que se han sometido a una operación para corregirlas?
Así es, la cirugía de cataratas es la intervención quirúrgica que con mayor frecuencia se realiza en nuestra disciplina. Por otro lado, el tipo de catarata más habitual es la senil, es decir, la debida a la edad. Pero hay otras muchas enfermedades oculares que reducen la visión y que son más habituales en personas mayores, como la DMAE (degeneración macular asociada a la edad), el glaucoma o la retinopatía diabética. Cuando el paciente percibe que su visión se ha reducido, debe acudir al oftalmólogo. No debe conformarse con pensar que como es mayor ve peor. Hay que investigar cuál es la causa y si se puede tratar de alguna forma.
Los pacientes intervenidos de cataratas, legalmente no deben conducir durante el mes siguiente a la cirugía (dos meses si es un conductor profesional) y, en estos casos, los periodos de renovación del permiso de conducción se acortan a 3 años. Con el nivel tecnológico que actualmente tienen este tipo de intervenciones, pensamos que no está justificado un periodo de renovación tan corto. Sobre todo, en pacientes jóvenes.
También con la edad, aparece la presbicia y la sequedad de ojos. ¿Qué recomendaciones daría a las personas que sufren sequedad de ojos y de repente les empiezan a picar y llorar, llegando incluso a impedirles mantenerlos abiertos para poder conducir? ¿Se puede conducir con seguridad con una presbicia no corregida con gafas?
Para evitar el picor de ojos por sequedad ocular es necesario usar lágrimas artificiales, sin conservantes, con regularidad. Por otro lado, la presbicia puede dificultar la visión del salpicadero del vehículo en conductores de más de 50-60 años, pero la visión que afecta mayoritariamente a la conducción es la visión de lejos. Es la que debemos llevar perfectamente corregida mediante gafas o lentillas durante la conducción.
Según el estudio Yo no soy un lince. ¿Está la sociedad concienciada de la importancia de la visión en carretera? (2023) de Visión y Vida, el 52% de los conductores afirma padecer problemas serios en conducción nocturna y el 32,6% evita conducir de noche debido a las molestias que siente. ¿Qué recomendaciones daría a esas personas para mejorar capacidad de visión nocturna?
Es difícil mejorar estas limitaciones, por lo que el paciente que sufre este tipo de alteraciones de la visión mesópica (poca iluminación) debe, en primer lugar, ser consciente de ello y evitar la conducción nocturna. De hecho, puede limitarse en ciertos casos y hacerse constar en el permiso de conducción mediante un código específico.
¿A qué tipos de defectos o patologías visuales puede afectar más la conducción nocturna?
Afecta a todas ellas, pero especialmente a los conductores miopes.
Los problemas de visión mesópica aumentan la fatiga visual, que se manifiesta con picor de ojos, enrojecimiento, fluctuaciones visuales o somnolencia”
¿Por qué algunas personas ven halos o destellos alrededor de las luces por la noche?
La visión de estos halos es habitual en pacientes que han sido intervenidos de cataratas con lentes multifocales y suele mejorar mucho con el tiempo porque se produce una adaptación del cerebro, pero también aparecer estas disfotopsias, en patología corneal o de la superficie ocular (glaucoma agudo, secuelas de cirugía refractiva, etc…)
Conducir en la oscuridad puede incrementar la fatiga visual porque el ojo tiene que hacer un mayor esfuerzo. ¿Qué síntomas indican que la vista está cansada y qué hay que hacer en tal caso para que esto o afecte a la seguridad en la conducción?
La conducción nocturna, en aquellos casos que hemos comentado en los que está comprometida la visión mesópica, ocasiona un incremento de la fatiga visual, que se manifiesta con enrojecimiento, picor de ojos, fluctuaciones visuales, somnolencia, etc. Ante la aparición de estos síntomas, el conductor debe ser consciente de que está comprometida su seguridad y la del resto de usuarios de la carretera y descansar o evitar conducir en estas condiciones.
¿A partir de qué edad suelen notarse más dificultades para conducir de noche y cómo se puede compensar?
Con la edad aumentan las posibilidades de sufrir enfermedades, no solo visuales, sino de todo tipo que comprometan la seguridad de la conducción. Por ello, la vigencia del carnet de conducir, a partir de los 65 años, se reduce de 10 a 5 años. Menor aún en los conductores profesionales.
Las revisiones médicas que se hacen para renovar el carné de conducir no incluyen exámenes de visión nocturna o de sensibilidad al contraste. ¿Considera adecuadas las pruebas que se están realizando en estos centros de reconocimiento médicos o deberían hacerse exámenes más completos? Las facultades visuales necesarias para la conducción nocturna son uno de los aspectos que deben evaluarse en este tipo de reconocimientos.
Con la legislación actual, queda a criterio del médico generalista remitir o no al paciente al oftalmólogo o a la clínica oftalmológica concertada a aquellos pacientes presentan una limitación funcional visual. Creemos que debería hacerse de forma obligatoria en todos los pacientes que tengan una disminución de la agudeza visual corregida inferior a la unidad (visión normal) o un compromiso significativo de la función visual y no conformarse con que tengan una visión binocular superior al 50% de lo normal. De esta forma, además de mejorar la seguridad vial, se realizaría una importante labor preventiva de enfermedades visuales como el glaucoma, la retinopatía diabética o la DMAE.
Otra medida que consideramos recomendable en relación con los Centros de Reconocimiento de Conductores (CRC), sería exigir un certificado acreditativo de salud emitido por el médico de atención primaria (MAP) para la renovación del permiso de conducir. Actualmente, se confía en la buena voluntad y honestidad del solicitante a la hora de referir sus antecedentes patológicos, que se compromete a no ocultar la patología que pudiera suponer un inconveniente para la renovación del permiso.
Un estudio que indica que el 44% de los conductores afirma haber tenido un susto al volante por culpa de su visión, al no haber visto o haber visto tarde algo que influía en su recorrido. Así que, para finalizar, ¿qué recomendaciones daría a los conductores para cuidar su salud visual, de modo que no genere riesgos en la seguridad vial?
Creo que la recomendación más importante para evitar estos “sustos al volante” o complicaciones mayores, es acudir periódicamente al oftalmólogo para revisar la función visual y no contentarse con realizar la revisión de la graduación en óptica o en el centro de reconocimiento para renovación del permiso de conducción.