Horacio Pagani, el Leonardo da Vinci de los coches superdeportivos: Ferrari lo rechazó, abandonó Lamborghini decepcionado y ahora tiene una empresa millonaria
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El constructor de los automóviles más exclusivos del mundo diseña y fabrica exclusivos ejemplares que combinan belleza y ciencia, tal como pretendía el genio renacentista
Horacio Pagani durante la presentación de su modelo Utopia, un exclusivo superdeportivo cuyo precio ronda los 2,5 millones de euros
La propia industria lo reconoce como el Enzo Ferrari del siglo XXI si bien las diferencias de Horacio Pagani con el “Commendatore” son notables. Mientras que Ferrari se consideraba esencialmente un fabricante de propulsores y se despreocupaba completamente de la estética -de hecho, llegó a afirmar “Yo vendo motores. La carrocería, la regalo”- Pagani busca que la belleza de sus modelos sea disfrutada y percibida como una forma de arte.
Pero para este italo-argentino nacido en Casilda (Santa Fe, Argentina), el 10 de noviembre de 1955, Ferrari es en realidad una referencia sentimentalmente mucho más lejana -pese a tener la central en San Cesario sul Panaro, a pocos kilómetros de la del Cavallino Rampante en Módena- que la de Leonardo Da Vinci, el genio del Renacimiento cuya figura y obra inspira sus diseños.
Pagani ha hecho suya la frase de Leonardo de “el arte y la ciencia pueden caminar juntas de la mano”, en su caso defendiendo que la alta tecnología y la ingeniería deben ir indefectiblemente unidas a la belleza de un coche superdeportivo. Por esa razón, cada uno de sus modelos se diseña como si fuera una escultura; está construido totalmente a mano desde cero y sin que intervenga en ninguna parte del proceso ni un solo robot. Cada uno de sus detalles es cuidadosamente considerado como un modelado manual en arcilla para alcanzar la forma armónica perfecta.
El Leonardo da Vinci de los superdeportivos
Él mismo atribuye su vocación de constructor automovilista y artista al gusto por la pintura de su madre. Años más tarde, Pagani fundó en Casilda, su ciudad natal y en su recuerdo, una escuela que busca difundir este mensaje de la unión de arte y ciencia y becar a jóvenes talentos.
“Mis padres eran panaderos, aunque mi madre era aficionada a la pintura y probablemente de ahí me viene el gen artístico. A los 12 años yo fabricaba maquetas de coches deportivos con madera de balsa y recortes de latas de chocolate en polvo. Las llamaba Mara, por el nombre de mi padre Mario y el de mi madre, Marta”.
Una historia que comienza con un “no” de Ferrari
Lo más paradójico de todo es que la verdadera historia de Horacio Pagani comienza con una negativa. Tras ser rechazado por Ferrari para entrar a formar parte de su plantilla, llamó a la puerta de su eterna rival Lamborghini y en 1981 se incorporó a la casa de Sant' Agata como obrero de tercer nivel, el más bajo del escalafón en la empresa.
En ese momento y recién casado, él y su esposa vivían en una carpa en un camping de la ciudad de Como porque no tenían el dinero suficiente para pagar un alquiler.
En 1987, sin embargo, ya era la cabeza del departamento de materiales compuestos de la “Lambo” y fue entonces cuando comenzó a experimentar con la todavía poco conocida fibra de carbono. El joven Horacio se entusiasmó inmediatamente con un material que le permitía hacer coches deportivos exactamente como él los imaginaba, más ligeros y resistentes. El problema era que para trabajar la fibra de carbono hacía falta un carísimo autoclave que los responsables de la “Lambo” se negaron a comprar argumentando que el carbono era caro, complicado e innecesario.
A los 26 años, y tras abandonar Lamborghini decepcionado, pidió un préstamo y fundó la empresa Horacio Pagani Composite Research
A los 26 años, y tras abandonar Lamborghini decepcionado por la falta de visión de una marca que presumía de ser más atrevida que la conservadora Ferrari, decidió dar un salto al vacío; pidió un préstamo y fundó la empresa Horacio Pagani Composite Research para trabajar esos nuevos materiales de origen aeronáutico. Ese fue el embrión de la futura “Modena Design”.
Amistad con el piloto Juan Manuel Fangio
Apareció entonces en escena el campeón argentino Juan Manuel Fangio, que ya conocía a Pagani de algunos proyectos en F2. Él creyó en el talento de su joven compatriota y le abrió las puertas de Mercedes-Benz. A partir de ahí y tras trabajar en los motores V12 AMG, el camino quedó libre para que en 1992 arrancara la “Pagani Automobili” con un único objetivo: crear los coches más hermosos y avanzados del planeta. El primero de ellos iba a llamarse, precisamente, Fangio 1º, pero al fallecer el astro argentino pocos meses antes de su lanzamiento, Pagani decidió rebautizarlo Zonda C12.
“Fangio fue un buenísimo amigo. Tenía 21 años cuando lo conocí a través de las carreras. Cuando decidí venir a Europa, él me hizo una carta de recomendación para Enzo Ferrari, Lamborghini, De Tomasso… Y así fue como entré en Lamborghini”, ha explicado en alguna ocasión Pagani, quien confesó que el piloto argentino le dio un sabio consejo: “Siempre debes tratar de ser el mejor, pero nunca creerte que eres el mejor”.
Ligereza y belleza
Por su parte, el británico Colin Chapman -el carismático fundador de Lotus- tenía una frase icónica para definir su concepto de diseño: “quítame un kilo antes de darme un caballo”. Con esta afirmación explicaba que cada aumento de potencia extra llevaba a la necesidad de revisar otros aspectos debido al aumento de peso.
Un Pagani debe ser ligero en primer lugar, hermoso después y finalmente potente
Igual que para el citado genio inglés, también para Pagani la absoluta prioridad en el desarrollo de sus hipercoches es la ligereza. Un Pagani debe ser ligero en primer lugar, hermoso después y finalmente potente. Y para eso la marca trabaja con los dos componentes más ligeros que la ciencia es capaz de fabricar en este momento, el Carbo-Titanio y el Carbo-Triax HP62.
Conseguida la ligereza, el otro objetivo de cada coche nacido en San Cesareo es provocar sensaciones estéticas. Cada elemento, desde los espejos retrovisores con forma de lágrima hasta los escapes centrales, está diseñado para crear una experiencia emocional y funcional. Solamente después de aprobadas ambas asignaturas se instala el sideral motor V12 biturbo 6.0 de origen Mercedes-AMG y 700 CV.
Preguntado en cierta ocasión sobre cómo definiría su filosofía de diseño, Horacio Pagani respondió que se trataba de “Una búsqueda complicada de ideas sencillas”.
Pero además de su obsesión “davinciana” por el matrimonio entre belleza y tecnología, el tercer factor que define la peculiar personalidad como constructor de Horacio Pagani es su manera de entender el negocio. Pagani ha explicado en alguna ocasión que gestiona su millonaria empresa con la misma filosofía con la que su padre gestionaba la pequeña panadería familiar y que éste le transmitió: priorizar el cuidado al cliente y construir relaciones duraderas.
Tanto es así que no dudó en homenajear a Benny Caiola, la primera persona que le compró un coche poniendo sus iniciales a las versiones especiales del Roadster BC y el BC Coupé.