La doctora Mercè Balcells reflexiona sobre el consumo de alcohol y la conducción de vehículos: “El metabolismo se ralentiza por la noche; si has bebido mucho, al despertar por la mañana aún puedes dar positivo en un control”
Celebraciones navideñas
En el transcurso de las festividades de Navidad y Año Nuevo, las citas y los actos sociales tienden a integrar de manera común bebidas alcohólicas.
Un integrante de la Guardia Civil detalla qué alimento de consumo diario puede modificar los valores obtenidos en una prueba de alcoholemia.
Mercè Balcells lidera la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital Clínic de Barcelona.
Como sucede anualmente, los festejos de Navidad y Año Nuevo congregan a parientes, amistades y colegas laborales en torno a banquetes, cenas y, lógicamente, brindis. El vino, el cava y diversos licores dividen durante estas fechas la atención con los turrones y demás productos típicos de esta temporada. Un conjunto de factores que suele dificultar el regreso al hogar para aquellos que aún, tras años de concienciación pública, no logran evitar el alcohol a pesar de ser conscientes de que deben manejar un vehículo.
A pesar de ciertos mitos comunes, el alcohol se mantiene en el cuerpo por un periodo prolongado, por lo cual la opción más prudente es evitar conducir tras haber ingerido bebidas. De esta forma lo advierte la doctora Mercè Balcells, responsable de la Unitat de Conductes Addictives del Hospital Clínic de Barcelona, quien recomienda cumplir estrictamente con el antiguo lema de la DGT ‘Si bebes, no conduzcas’.
¿Qué consejo general daría respecto a beber y conducir?
El concepto es sencillo: si consumes bebidas alcohólicas, evita manejar. Existen diversos elementos que afectan, aunque apenas cinco minutos tras el consumo ya es posible localizar alcohol en el torrente sanguíneo, alcanzando un nivel máximo que cambia bastante. Dicho punto culminante surge entre media hora y una hora y media posteriores, momento en el que actúan múltiples variables que definen si la asimilación es veloz o pausada, o si se procesa más lentamente. No se trata únicamente de la captación, sino de la forma en que el organismo elimina el alcohol. Cada individuo posee características únicas.
¿Se presentan variaciones en la forma en que hombres y mujeres absorben y procesan el alcohol?
Es cierto que existen disparidades. El proceso de absorción se inicia en el estómago para proseguir luego en el intestino delgado. Esta sustancia se traslada al flujo sanguíneo, repartiéndose posteriormente por todo el cuerpo. Por genética, las mujeres acostumbran a presentar una mayor actividad de la enzima alcohol deshidrogenasa, provocando que la asimilación y el reparto del alcohol varíen respecto a los hombres. A continuación sucede la metabolización, localizada sobre todo en el hígado: cada individuo procesa el alcohol a una velocidad diferente, condicionada por su nivel de enzimas y la salud del hígado. Debido a esto, una dosis idéntica de alcohol puede impactar y demorar más en desaparecer en ciertos sujetos que en otros, y habitualmente las mujeres suelen llegar más rápido a la concentración máxima en sangre, pudiendo requerir más tiempo para su expulsión.
La concentración máxima de alcohol se registra entre media hora y una hora y media tras su consumo.
¿Nos puede poner un ejemplo?
Beber una cerveza en un recipiente de gran tamaño ya alcanzaría el límite permitido en el caso de las mujeres, e incluso en ciertos varones. Una botella pequeña de cerveza o un vaso de vino tal vez no arrojen un resultado positivo en una mujer, pero en un hombre es probable que ocurra fácilmente tras la segunda consumición. Respecto a las bebidas espirituosas, cualquier trago —especialmente si se mezcla con refresco— suele dar positivo; un carajillo tal vez no, aunque una copa de licor sí lo haría.
¿Influye la comida antes o durante la ingesta de alcohol?
Sin duda alguna. Alimentarse mitiga la captación del alcohol. Cuando no se ha comido, la absorción es veloz, mientras que con el estómago saciado no ocurre tan deprisa y se evita una concentración máxima tan marcada, aunque el alcohol se acabe acumulando igualmente. No es un método impecable. También se considera que, si se ingieren alimentos antes de empezar, se tendería teóricamente a beber en menor medida. Ingerir bebidas alcohólicas en ayunas supone un hábito de consumo bastante más difícil de gestionar.
¿Y la edad influye?
Efectivamente, de diversos modos en relación con el peligro de las bebidas alcohólicas. Por ejemplo, la juventud, en teoría, al poseer una trayectoria más corta de consumo, ha desarrollado una menor resistencia en ciertos aspectos y, en consecuencia, percibe con mayor intensidad los efectos etílicos. Debido a esto, se aconseja que la población joven ingiera menores cantidades. No obstante, se trata de planteamientos teóricos. Existen individuos que, lamentablemente, inician su consumo a edades muy tempranas, por lo cual no es posible establecer una regla general.
¿Y cómo afecta la edad a los reflejos y la percepción al conducir?
Se manifiesta asimismo una asimilación de los impactos que el alcohol genera en la conducción, lo cual se transforma con el envejecimiento. Superada una edad específica es posible desarrollar mayor aguante, aunque lo fundamental son la capacidad de reacción y la interpretación de señales externas, como el sentido de la vista. El alcohol distorsiona la manera en que captamos la luminosidad, el color rojo, la línea… y esto también se ve afectado por los años. Por este motivo, se indicaría que tanto la juventud como las personas mayores tendrían que reducir su consumo.
Por lo general, las mujeres asimilan y reparten el alcohol de una manera diferente a los varones debido a su superior actividad enzimática.
Sobre los mitos de engañar al alcoholímetro, ¿qué nos puede decir?
Pienso que todos resultan engañosos. Constantemente hay individuos que ensayan artimañas, mas lo que se evalúa finalmente es el nivel de alcohol poseído, ya sea en sangre o en la exhalación. Si has ingerido alcohol, el alcoholímetro registrará precisamente eso. Es poco probable que dichas tácticas den resultado. El aparato no es un ser humano que ignore el olor, pues la sustancia se halla en tu sistema. Puedes beber café, masticar granos de café, incluso hierbas… quizás huelas menos, pero el alcohol permanece en tu interior.
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¿Y de qué forma repercute el horario o el descanso en los valores del alcoholímetro?
La actividad metabólica se vuelve más lenta en el transcurso de la noche, de forma que si se ha ingerido bastante, el alcohol se almacena y se puede marcar positivo al despertar. Supongamos que un quinto requiere una hora para ser procesado, una cerveza otra hora y una copa de vino una más, mientras que un combinado exigiría dos horas. Al irse a la cama tras haber consumido alcohol, los niveles acumulados pueden seguir dando un resultado positivo por la mañana.
Entonces, después de una noche de fiesta, ¿cómo el alcohol afecta al conductor?
Si sales de fiesta intensamente, descansas apenas cuatro o cinco horas y necesitas manejar temprano, a pesar de sentirte ‘recuperado’, tu sistema aún conserva restos etílicos. Es posible que ingieras café o percibas malestar… todo está condicionado por el momento en que dejaste de consumir y el volumen total tomado. En caso de haber estado bebiendo durante toda la jornada, es probable que a la mañana siguiente el test aún resulte positivo. Resulta fundamental que la población sea consciente de esto: no se trata simplemente de las horas de sueño, pues la sustancia permanece en el cuerpo por un tiempo prolongado.