Fernando Alonso, aunque no necesita presentación, es uno de los grandes deportistas de la historia de España. Gracias a su talento nato para pilotar, su dedicación, perseverancia y una resiliencia fuera de lo común, sigue compitiendo al más alto nivel. “Alonso es consciente segundo a segundo y temporada tras temporada de las limitaciones que tiene su coche y del potencial que él posee”, explica el psicólogo especialista en deporte de alto rendimiento, Javier Calduch. Porque el piloto asturiano no solo se ha ganado el respeto de todos los fanáticos y del paddock de la Fórmula 1, sino del mundo del deporte en general, consolidando su figura como leyenda viva del automovilismo y batiendo el récord de longevidad en la categoría. A pesar de su edad y de las condiciones en las que compite actualmente, Alonso no ha perdido ni el hambre de victoria ni su espíritu competitivo, que sigue presente en cada salida a pista y en cada declaración. Desde sus primeros años en la Fórmula 1, su nombre se ha convertido en sinónimo de pasión, inteligencia y determinación. No solo fue su talento lo que le llevó a lo más alto, sino también su capacidad para leer cada circuito y cada situación de carrera con una lucidez estratégica que pocos tienen. Hoy, Alonso es uno de los pilotos más prestigiosos y experimentados del paddock. “Es consciente de que un alto porcentaje del paddock lo sitúa entre los cinco mejores pilotos de la historia, él mismo lo hace”, afirma Calduch. Desde La Vanguardia hemos hablado con el psicólogo para analizar el caso de Fernando Alonso desde una perspectiva psicológica: su talento, fortaleza mental, resiliencia y el estado de forma que le permite seguir en la élite. Según cuenta Calduch, la frustración aparece cuando hay un desajuste entre el rendimiento que el deportista esperaba alcanzar y el que realmente logra. Por eso, es algo que debe gestionarse antes de competir. Y en eso, Alonso es plenamente consciente, lo que le suma muchísimo. “Lo único que Fernando no siente recompensado es la posibilidad de luchar por un título de campeón del mundo, pero para él, su carrera es altamente satisfactoria”, apunta el psicólogo. El piloto ha aprendido a hacer la ecuación: conoce el techo real de sus herramientas y entiende que alcanzar esos resultados equivale a sus propias victorias. Cuando no tienes un coche competitivo, “hay que ser capaz de encontrar objetivos adaptados y personalizados a la situación de cada piloto. Encontrar motivación no es más que encontrar un motivo por el que competir”, explica. En sus primeros años en Renault, McLaren y luego en Ferrari, la motivación era clara: el campeonato del mundo. “Cuando el entorno no favorece ese objetivo, hay que reformularlo. Puede ser batir a tu compañero en clasificación o carrera, o ajustar expectativas al potencial real del coche. Para algunos equipos o pilotos, un podio equivale a un título. Como sucedió con Sauber y Nico Hülkenberg en Silverstone”, ilustra Calduch. La identidad de Alonso, ese “samurái” que él mismo reivindica, no es casual. Se ha ido forjando desde sus primeros años compitiendo y se sostiene también en algo esencial: rodearse de un entorno familiar, sano y constructivo. “La identidad es el resultado de todas las adaptaciones que vamos haciendo con los años. Un piloto que llega a la Fórmula 1 sabiendo que tiene el potencial para ser campeón necesita desarrollar estrategias emocionales, resiliencia y fortaleza mental”, añade. “Cada piloto puede refugiarse en un mantra o símbolo con el que se identifique. Ese samurái de Fernando pudo haber sido un león o un amuleto. Lo importante es que condensa en una imagen su mentalidad. Porque nos comportamos como creemos que somos. Si te identificas con una mentalidad de samurái, actuarás bajo ese patrón en todo lo que haces”, concluye Calduch. “Fernando Alonso es una persona ambiciosa, no egocéntrica”. Según expone el psicólogo, la ambición desmedida puede ser muy peligrosa, por eso hay que ser cautos con los conceptos que utilizamos. A menudo confundimos ego con ambición, y no tienen nada que ver. “Un deportista ambicioso es aquel que está ajustado a la realidad, que lucha por objetivos adaptados a su situación en cada momento, y que tiene una gran autoestima que no depende de los resultados”, añade. Aun así, la regulación emocional no tiene que ver con la cantidad de títulos que se hayan ganado. “Hay pilotos con muchos campeonatos que aún no controlan bien su frustración, ahí está el caso de Lewis Hamilton y su complicado inicio de temporada con Ferrari. Y luego están pilotos como el propio Fernando, que ha conseguido menos títulos y ha pasado gran parte de su carrera en equipos inferiores, pero que sigue viviendo cada reto con ilusión y una sensación de realización”, señala. El paso del tiempo y la experiencia que tiene Alonso pueden jugar a su favor en numerosas ocasiones. “Cuando llevas casi 20 años en la máxima categoría del motorsport mundial, ¿qué te puede sorprender? Fernando Alonso sabe que está preparado para todo, es capaz de gestionar las cosas con una madurez y eficacia por encima del resto”, declara. Además, se ha ocupado de minimizar los efectos más evidentes del paso del tiempo: reflejos, movilidad y probabilidad de lesiones. “Un piloto joven es rápido, pero no tiene tanta experiencia”, añade. Pero cuando las cosas no funcionan, aunque tengas la experiencia de tu lado, el entorno del piloto se vuelve esencial. “Es lo que ha ocurrido con su equipo de estrategia esta temporada. Son múltiples los errores que Fernando ha sentido que se han producido, y la frustración viene de la sensación de que él está dando más que otras áreas del equipo. Eso hace que su foco se desplace hacia esa preocupación en lugar de centrarse únicamente en pilotar”, destaca Calduch. En el caso de Alonso, a veces se le ve mostrar gestos de resignación o ironía por radio, pero el experto aclara: “No son errores de gestión emocional. Solo quien ha competido en alto rendimiento sabe lo difícil, incluso imposible, que es no mostrar cierta resignación en algún momento”. Lo que distingue a Alonso del resto de pilotos es clave: “La autoestima, las fuentes de validación y la fortaleza mental. Él no vive por los resultados, vive para demostrar su potencial. Si en una carrera su mejor versión es acabar en un ''Top 7'', va a luchar como nadie por ese resultado y se va a sentir validado por haberlo peleado”, expone. Es cierto que en estos casos la presión externa, como la mediática, puede influir, pero según explica el psicólogo, con Alonso no es el caso. “Cuando un piloto lleva tantos años en competición y en una posición como la suya, pasa de ser quien recibe la presión mediática a ser quien la ejerce. Los medios no son un enemigo, son una herramienta. Los pilotos deben verlos como parte intrínseca del sector, útiles si sabes filtrar, elegir y aprender a comunicar”, revela el experto. Por tanto, podemos concluir que cada palabra que utiliza es estratégica, tiene un porqué y una intención. Nada de lo que aparece en prensa lo sorprende, porque ha sido él quien lo ha dirigido. La resiliencia se entrena y también se nace con ella: es una mezcla. “Habilidades como la disciplina, la capacidad de esfuerzo y otras relacionadas se mantienen a lo largo del tiempo cuando nos exponemos al sufrimiento. Esto puede ir desde pequeñas acciones del día a día, como hacer cosas que no nos gusta hacer, hasta decisiones importantes que escapan a nuestro control y desestabilizan ciertos aspectos de nuestra vida”, expone el psicólogo. También cabe destacar que, quizá, para un piloto de karting sin recursos y que ve su sueño desvanecerse, la resiliencia no aparece con facilidad, o puede desistir más rápido en el esfuerzo. No porque no tenga desarrollada la habilidad, sino porque las condiciones no la favorecen. “Cada etapa debe estar ajustada al contexto y a las posibilidades que ofrece ese contexto. Fernando tiene claro que, si puede tener un coche ganador, intentará ganar su tercer campeonato del mundo. Pero si tiene un coche mediocre, buscará hacer historia por otras vías”, explica el psicólogo. Rafa Nadal se retiró lesionado, pero con la conciencia tranquila de que su legado no se mide por cómo terminó. Es el último gran ejemplo de que el legado va más allá de los resultados recientes del deportista. “Fernando Alonso es un nombre propio con un legado digno de uno de los grandes deportistas de la historia de España. Ganar un campeonato más sería adornar un pastel que ya es casi perfecto”, concluye.