¿Por qué algunas ciudades de Francia y Bélgica regalan pollos y gallinas vivos a sus habitantes?
Desperdicio alimentario
El objetivo de animar a los vecinos a adoptar gallinas y pollos es reducir el desperdicio alimentario
La ley estatal exigirá que los grandes súper dejen de tirar los desperdicios alimentarios
La iniciativa con la que las gallinas y pollos ayudan a reducir el desperdicio alimentario.
El desperdicio alimentario es uno de los factores que contribuye a acelerar el cambio climático, y puede llegar a ocasionar hasta el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Según un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas, a nivel global se desperdicia el equivalente a 1.000 millones de platos de comida diarios. Y, solo en España, la cifra total de desperdicios alimentarios se sitúa en más de 1.214 millones de kilos o litros, de los que 1.183 millones se producen en los hogares, según los últimos datos del Informe del Desperdicio Alimentario en España.
Varias localidades situadas en Francia y Bélgica llevan varios años siguiendo un modelo de economía circular con el que reducen la cantidad de comida que se desperdicia a diario, del que se ha hecho eco la BBC. Hace ya diez años, la ciudad francesa de Colmar puso en marcha una curiosa iniciativa: regalar gallinas y pollos a sus habitantes.
El objetivo de esta decisión era disminuir el volumen de desperdicios de comida, puesto que las gallinas tienen capacidad para consumir hasta 150 gramos de restos orgánicos al día. La iniciativa se extendió por el resto de municipios de la región francesa, lo que les ha permitido reducir hasta 273 toneladas de desperdicios orgánicos durante todo este tiempo.
En la región francesa de Colmar se han reducido más de 273 toneladas de desperdicios orgánicos.
Una relación de beneficio mutuo
Hoy en día, ya son varias regiones de Francia y de Bélgica las que promueven esta iniciativa. En toda la región de Colmar, los vecinos han adoptado ya más de 5.200 gallinas. Por su parte, la localidad de Pincé, también en Francia, empezó en el año 2012 a regalar dos pollos a cada casa que pudiera acogerlos como algo puntual que se ha consolidado. Y, en Bélgica, hasta 2.500 familias han acogido gallinas solo en un año en la provincia de Limburg con el compromiso de no utilizarlos como alimento durante, al menos, dos años.
Los beneficios de esta propuesta son positivos tanto para los animales como para las personas y el medio ambiente. Los vecinos que adoptan las gallinas tienen la posibilidad de disponer de suministro de huevos de forma gratuita, lo que supone un gran aliciente. Además, el cuidado de estos animales contribuye a estrechar los vínculos entre las personas de la comunidad.
Por otro lado, es una oportunidad para que las gallinas y los pollos disfruten de una mejor calidad de vida durante más tiempo. De hecho, para participar en este proyecto, las familias deben garantizar unas condiciones mínimas para el cuidado de las gallinas, y se mantiene una gran vigilancia para velar por el bienestar de los animales. Y, por último, la reducción de los residuos generados tiene un impacto muy positivo en el medio ambiente.
El despilfarro de alimentos tiene una influencia directa en la producción de metano, uno de los gases más nocivos para nuestro entorno. La Agencia de Protección del Entorno de Estados Unidos explica que el metano supone cerca del 16% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Este organismo también refleja que los vertederos de desperdicios sólidos municipales constituyen la tercera mayor fuente de emisiones de metano derivada de actividades humanas en Estados Unidos.
¿Qué problemas puede acarrear?
A pesar de los buenos datos que registran estas localidades en lo que respecta a reducción de desperdicio alimentario, no todos los países son partidarios de esta iniciativa. Tal y como recoge el reportaje de la BBC, un profesor de la Universidad de Oxford explica que la tenencia de gallinas y pollos a nivel generalizado podría suponer un peligro en la transmisión de enfermedades como la gripe aviar.
En esta misma línea habla Mark Bomford, el director del programa de alimentación sostenible de la Universidad de Yale, que indica que, debido a la gripe aviar, en Estados Unidos se ha producido una drástica reducción en la producción de huevos. Esto se ha traducido en un incremento de los precios de los huevos de hasta un 36%, según indica el experto.
Bomford no se queda solo en ese problema, sino que también afirma que el cuidado de las gallinas y los pollos tiene un coste económico para las familias, lo que hace que no todas puedan permitirse llevar a cabo esta iniciativa.
Para reforzar la protección al máximo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha recomendado a los distintos países poner en marcha programas de vacunación para prevenir la dispersión de la gripe aviar de alta patogenicidad, además de mantener otras medidas de control y un seguimiento periódico del estado de salud de todas las aves.