Un tiburón en peligro de extinción deja de reproducirse en Canarias por el calor extremo del océano

Biodiversidad

Las Islas Canarias son “el último bastión” del tiburón ángel, una especie que sufre un declive drástico en todo el planeta por los impactos de la pesca de arrastre. El cambio climático, una nueva amenaza

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Angelote o tiburón ángel ('Squatina squatina') en aguas de Canarias

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El tiburón ángel es una de las especies marinas más amenazadas del mundo. Debido a su biología -animales grandes, de cuerpo plano, parecido a una raya, con bajas tasas de reproducción- y su ubicación costera -muy susceptibles a los impactos de la pesca-, sólo quedan poblaciones escasas y fragmentadas. Aparece en la categoría de “peligro crítico” de extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En este contexto, las Islas Canarias son uno de los últimos refugios de la especie. Allí todavía se encuentran en cantidades grandes y son avistados regularmente por buceadores. La subsistencia en este ecosistema se debe, básicamente, a la prohibición de la pesca de arrastre, permitida en el Mediterráneo y en otros mares, donde estos tiburones prácticamente han desaparecido.

Los últimos avistamientos fueron en la Reserva Marina de La Graciosa que alberga abundantes especies algunas de ellas raras en el resto del archipiélago

No obstante, en 2019, estos ejemplares fueron incluidos también en la Lista de Especies Amenazadas de España para aguas de Canarias, en la categoría de peligro de extinción, la máxima de esta legislación. Los últimos avistamientos fueron en la Reserva Marina de La Graciosa, una superficie de 70.700 hectáreas, que alberga abundantes especies vegetales y animales, algunas de ellas raras en el resto del archipiélago.

Hasta allí se trasladó un equipo científico liderado por el doctor David Jacoby, profesor de zoología en la Universidad de Lancaster, para indagar cómo el cambio climático está afectando la reproducción de esta especie. Tras rastrear el movimiento de 112 animales (38 machos y 74 hembras) entre 2018 y 2022, los investigadores concluyeron que las olas de calor marinas y el constante incremento de la temperatura del mar está dificultando el nacimiento de nuevas crías.

Filmación de un tiburón ángel o angelote en Gales

Filmación de un tiburón ángel o angelote en Gales

WTSWW / Europa Press

Los hallazgos, publicados en Global Change Biology, revelan que las temperaturas superficiales del mar “inusualmente altas” en el noreste del océano Atlántico están provocando una “ausencia anormal” de tiburones hembras en esta reserva durante la época de reproducción. Los datos recopilados permiten certificar que el calentamiento de los océanos “ya ha alterado” el comportamiento reproductivo de la especie. “Es más vulnerable al cambio climático de lo que se pensaba anteriormente”, advierten los expertos.

Umbral térmico

El estudio detectó un umbral térmico de 22,5 ºC para la reproducción de estos tiburones. En 2022, la temperatura del mar llegó a 23,81 ºC. Los días por encima de este registro se triplicaron respecto a la media. “Concluimos que esto potencialmente interrumpió las señales térmicas estacionales para el movimiento de la especie, lo que llevó a un uso del hábitat sexualmente divergente. Dado el calentamiento proyectado para esta región, los umbrales térmicos pueden superarse cada vez más y las áreas claves pueden volverse inhóspitas para las hembras, lo que es de gran preocupación para esta especie ya altamente amenazada”, alertan los científicos.

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Un concepto clave del estudio es el de “cambio de distribución”, cuando una especie migra para permanecer en condiciones ideales o evitar “ambientes poco óptimos”. Este cambio de hábitat es una de las consecuencias más “generalizadas” del calentamiento de los océanos en la fauna marina, explican los autores.

En este caso, las hembras fueron “influenciadas con mayor fuerza por las condiciones ambientales” que los machos. El investigador principal, David Jacoby, explica que esto se debe a “motivaciones reproductivas divergentes”: mientras las hembras seleccionan el hábitat con las condiciones ambientales preferidas, los machos rastrean la presencia estacional esperada de las hembras independientemente de los cambios térmicos y ambientales. “Es decir, las hembras deciden no trasladarse al área de estudio para aparearse hasta que las temperaturas descienden, concretamente por debajo de los 22,5 °C”, agrega.

Cuando el termómetro del agua alcanza los 22,5 ºC, su aparición es “prácticamente nula”, lo que perturba el calendario de “eventos biológicos clave, como la reproducción”

Con una temperatura superior a 20,7 ºC, la presencia de hembras disminuye “rápidamente”. Cuando el termómetro del agua alcanza los 22,5 ºC, su aparición es “prácticamente nula”, lo que perturba el calendario de “eventos biológicos clave, como la reproducción”. “El calentamiento del océano podría, en el peor de los casos, provocar la extinción local de esta especie en el archipiélago, debido a que ya se encuentran en su extremo térmico en esta zona”, resume Jacoby.

¿Una ventana a los impactos futuros del cambio climático?

A nivel mundial -detallan los científicos- se proyecta con certeza un aumento continuo de las temperaturas de la superficie del mar a lo largo del siglo XXI, con posibles aumentos de dos a cuatro veces las temperaturas actuales bajo el escenario de emisiones más bajas y de cinco a siete veces bajo el escenario de emisiones más altas. A su vez, se predice que la frecuencia, duración, intensidad y extensión espacial de las olas de calor marino aumentarán en todas las regiones.

En el Atlántico Nororiental, se pronostica una desaceleración significativa de la Circulación Meridional Atlántica (CMA), la acidificación de los océanos y la reducción de la concentración de oxígeno superficial. Este escenario puede generar “una pérdida globalmente significativa de productividad primaria en la Corriente de Canarias” debido a la reducción del transporte de aguas frías y ricas en nutrientes.

La isla de La Graciosa

La isla de La Graciosa

SEO/BIRDLIFE / Europa Press

“Se espera que los impactos en los ecosistemas se amplifiquen para las islas pequeñas y las zonas costeras, donde el aumento del nivel del mar, las mareas de tormenta y los eventos de lluvias extremas se combinarán con la perturbación humana local, impulsando el blanqueamiento de corales, la pérdida de praderas marinas, la muerte de manglares y la erosión de las playas”, describe el estudio.

La posibilidad “más extrema” con temperaturas anómalas persistentes es que ciertas áreas, incluidas algunas dentro de esta reserva en Canarias, “se vuelvan inhóspitas para las hembras”. Y si bien los impactos y riesgos asociados con el cambio climático “aún son emergentes”, lo más probable es que “exacerben e interactúen con los factores de estrés existentes”, como la sobreexplotación y la degradación del hábitat.

“En futuras medidas de conservación, especialmente para las poblaciones de las islas Canarias, es fundamental considerar e incorporar activamente la adaptación al cambio climático”, piden los autores. El calentamiento sin precedentes de los océanos y el cambio oceanográfico hace que la comprensión y predicción de la respuesta de las especias marinas -no sólo el tiburón ángel- sea “prioritaria y urgente”.

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