Así son los ruidos imperceptibles de las plantas que los humanos no pueden oír pero los animales sí

Defensa natural

Las plantas emiten sonidos cuando están bajo estrés y algunos animales son capaces de escucharlos

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Las plantas tienen mucho que decir.

Las plantas tienen mucho que decir.

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Desde hace tiempo se sabe que las plantas no son organismos pasivos. Aunque casi inmóviles, han desarrollado diversas estrategias de defensa para asegurar su supervivencia, como espinas, toxinas o sustancias amargas. Pero un reciente descubrimiento llevado a cabo por la Universidad de Tel Aviv, publicado en la revista eLife y difundido por la BBC, ha abierto un nuevo campo de investigación: los sonidos inaudibles que emiten ciertas especies cuando se encuentran bajo condiciones de estrés. No se trata de sonidos que puedan percibirse con el oído humano, pero sí están dentro del rango de audición de insectos, murciélagos y algunos mamíferos.

Un lenguaje vegetal que pasa desapercibido

Los rumiantes pueden escuchar las plantas.

Los rumiantes pueden escuchar las plantas.

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Este hallazgo confirma que las plantas pueden comunicar su estado fisiológico mediante señales acústicas. Así, por ejemplo, cuando una tomatera sufre por la falta de agua, produce un chasquido ultrasónico que puede ser percibido por animales sensibles a estas frecuencias. En un experimento, los investigadores observaron cómo las polillas hembra, que suelen poner sus huevos en plantas sanas, evitaban aquellas que emitían este tipo de sonidos. Se trataba, según los expertos, de una reacción instintiva para proteger a sus crías de un ambiente poco propicio para su desarrollo.

Según el profesor Yossi Yovel, este es el primer caso documentado en el que un animal responde de forma clara a un sonido generado por una planta. Aunque aún se trata de una hipótesis en desarrollo, esta interacción sugiere que los animales podrían tomar decisiones clave (como polinizar, esconderse o alimentarse) basándose en señales acústicas de origen vegetal.

Estos hallazgos se complementan con investigaciones previas sobre los métodos de defensa que han desarrollado las plantas para evitar ser consumidas. Según un artículo publicado en Scielo México, las especies vegetales han evolucionado de la mano de los herbívoros, especialmente de los rumiantes, con quienes mantienen una compleja relación de coevolución. Para reducir el riesgo de ser devoradas, muchas plantas producen metabolitos secundarios: compuestos químicos que provocan desde molestias gastrointestinales hasta intoxicaciones graves en los animales que las consumen.

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Esta interacción constante ha dado lugar a una especie de guerra silenciosa entre depredadores y presas vegetales. Algunas plantas incluso modifican su contenido químico en función de las amenazas a las que se enfrentan. Lo que ahora plantean los investigadores israelíes es que, además de las defensas químicas y físicas, las plantas también podrían usar señales acústicas para comunicarse entre ellas o con otros organismos del entorno. Aunque por ahora no hay evidencia definitiva sobre una comunicación acústica entre plantas, la hipótesis no es descabellada. La idea de que los sonidos, imperceptibles para nosotros, sirvan de advertencia o guía para otros organismos encaja en el complejo entramado ecológico que sostiene los ecosistemas terrestres.

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