Un estudio revela que las principales capitales del mundo experimentan ahora, de media, un 25% más días muy calurosos al año que hace tres décadas.
Así se desprende de un nuevo análisis del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED, por sus siglas en inglés). Los investigadores recopilaron datos de temperatura desde 1994 de las 40 capitales más pobladas (entre ellas, Madrid) y tres ciudades adicionales con importancia política. En todas ellas residen casi 470 millones de personas.
El número de días con temperaturas superiores a 35 grados en estas ciudades ha aumentado una cuarta parte en el periodo estudiado, al pasar de un promedio de 1.062 jornadas entre 1994 y 2003 a 1.335 entre 2015 y 2024.
Los tres años con mayor calor extremo están entre los seis últimos (2024, 2023 y 2019). Nueve ciudades registraron sus propios récords de días muy calurosos en 2024: Antananarivo (Madagascar), El Cairo (Egipto), Johannesburgo (Sudáfrica), Kinshasa (República Democrática del Congo), Manila (Filipinas), Roma (Italia), Tokio (Japón), Washington D. C. (Estados Unidos) y Yaundé (Camerún).
Algunas ciudades
Respecto a Brasil, país anfitrión este año de la Cumbre del Clima (conocida como COP30), su capital, Brasilia, solo registró tres días con temperaturas superiores a 35 grados entre 1994 y 2003, en comparación con 40 entre 2015 y 2024. Sao Paulo, la ciudad más grande del país y una de las más frescas, tuvo el año pasado 120 días con temperaturas de 30 grados, la cifra más alta en el periodo estudiado.
En Sudáfrica, que preside actualmente el G20, su capital, Pretoria, cuenta ahora con 11 días al año de media con más de 35 grados, frente a tres entre 1994 y 2003. Johannesburgo estuvo solo tres jornadas a más de 35 grados entre 1994 y 2021, y 26 desde 2022 hasta 2024.
En el sudeste asiático se observan fuertes tendencias al alza en las temperaturas y en todas las localidades, excepto Bangkok (Tailandia), se registran más días muy calurosos. El promedio de 10 días muy calurosos de Hanói (Vietnam) casi se ha duplicado desde la década de 1994 a 2003, y el de Kuala Lumpur (Malasia) casi se ha triplicado.
Tras un verano muy cálido este año en Europa, el análisis del IIED muestra que las temperaturas también están subiendo en ese continente. Roma aumentó su promedio anual de días con al menos 35 grados de 11 entre 1994 y 2003 a 24 en la última década. Madrid tuvo una media de 25 jornadas de ese tipo entre 1994 y 2003, y 47 entre 2015 y 2024.
Cambios integrales
Según el IIED, este estudio resalta la importancia de adaptar las ciudades a los efectos del cambio climático y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Muchos de nosotros sabemos lo que es permanecer despierto por la noche sudando durante una ola de calor. Y las repercusiones en otras áreas de nuestra vida son obvias: dormir peor significa un peor rendimiento en el trabajo y menos energía para las cosas que disfrutamos hacer”, apunta Anna Walnycki, investigadora principal del IIED.
Walnycki añade: “Este no es un problema que podamos solucionar simplemente con aire acondicionado. Solucionarlo requiere cambios integrales en el diseño de barrios y edificios, además de devolver la naturaleza a nuestras ciudades en forma de árboles y otras plantas. El cambio climático es la nueva realidad. Los gobiernos ya no pueden seguir escondiendo la cabeza bajo la arena”.
A este respecto, esta investigadora subraya que “la falta de adaptación condenará a millones de habitantes de las ciudades a condiciones cada vez más incómodas e incluso peligrosas debido al efecto de isla de calor urbana”.
Los pobres, los más afectados
“Las personas más pobres probablemente serán las que más sufran, ya estén en Londres, Luanda o Lima, pero los impactos serán significativamente peores en las comunidades de bajos ingresos o no planificadas del Sur global debido a la vivienda y la infraestructura de menor calidad”.
El estudio recalca que el calor puede ser mortal para personas jóvenes y ancianas, aunque nadie escapa a su alcance, especialmente los trabajadores en labores manuales o al aire libre. Las altas temperaturas sostenidas dentro de viviendas mal diseñadas también son un problema, tanto en los países ricos como en los pobres.
En todo el mundo, cerca de un tercio de las personas que viven en ciudades lo hacen en barrios marginales o asentamientos informales, que son las zonas más vulnerables al calor extremo.



