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Un proyecto avala las quemas controladas para prevenir grandes incendios forestales

Bruselas

Recuperar actividad en un paisaje muy diverso, receta del proyecto FIRE-RES

Bosque de la comarca del Berguedà

Mané Espinosa

La puesta en marcha de las quemas controladas para reducir la densidad excesiva de biomasa e los bosques es una de las estra­tegias que los expertos avalan para prevenir los llamados in­cendios de sexta generación, que adquieren grandes dimensiones. Así lo recoge el proyecto europeo FIRE-RES, coordinado por el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC).

Las primeras conclusiones de este proyecto fueron debatidas ayer en el Europarlamento de Bruselas en un encuentro en el que intervino el conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, así como parlamentarios europeos, y el director de la agencia de incendios de Portugal, entre otras participantes.

Debemos aplicar las quemas prescritas en mayor escala siempre de manera adecuada y con un buen control

El proyecto FIRE-RES considera también que la creación de un paisaje diverso (cuarteado, un mosaico de usos) y actividades así como el empleo de la ganadería para controlar un bosque excesivamente continuo y denso son otras recetas recomendables para combatir la plaga de los grandes siniestros forestales, azuzados por un cambio climático que los hace incontrolables.

Este proyecto está capitaneado por el Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya en colaboración con más de una treintena de instituciones (entre las que se encuentran grandes empresas tecnológicas, otros centros de investigación, bomberos de diversos países y agencias fores­tales).

Una línea de acción

“Las quemas prescritas son una de las líneas de acción que debemos aplicar en mayor escala siempre de manera adecuada y con un buen control”, dice Antoni Trasobares, director del CTFC. “Estas quemas prescritas se están haciendo en Australia, donde es una actividad consolidada. 

En la sabana hacen quemas controladas para que en verano los incendios no se escapen a todo control; y en Canadá, hay un clamor por recuperar la cultura indígena para hacer estas quemas. Así, la probabilidad e un gran incendios disminuye”, añade Trasobares.

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El gran argumento de fondo que define este proyecto es la convicción de que podemos aumentar los medios de extinción y emplear más tecnología, pero la clave es diseñar un paisaje y territorio que se sobreponga al fuego. 

“Si no recuperamos la actividad del territorio y el mosaico de usos, y no nos dotamos de un patrón para que la probabilidad de estos grandes incendios sea más baja, lo tenemos muy complicado”, dice Antoni Trasobares, director del CTFC.

Recuperar las actividades del mundo rural y forestal

 “Se ha de recuperar actividades, como la recogida de la trufa o ocupar las viñas que hemos perdido, o aprovechar la madera para la construcción”, dice Trasobares, que se felicita del proyecto de apertura el año próximo de una gran planta de elementos prefabricados para la construcción co madera, un proyecto capitaneado por el Grup Boix, que podría llevar a cabo esta actividad en un escala destacada.

El proyecto FIRE busca implantar las mejores innovaciones (diseño del paisaje, mecanización eficiente, predicción del comportamiento del fuego). En este sentido se han seleccionado 11 zonas de estudio en Europa y Chile, de 10.000 hectáreas aproximadamente cada una. En Catalunya, la experiencia se lleva a cabo en Soriguera (Pallars Sobirà), Anoia, Garrotxa y Empordà, donde “ya se están poniendo en práctica la recetas que estamos proponiendo”. 

Eliminar la densidad de combustible

En Soriguera se lleva a cabo la transformación de una pineda muy compacta (una zona que es “un polvorín”), donde se han eliminado las densidades más grandes de árboles, se mantienen los árboles más grandes y se gestiona el bosque con ganadería. Todo ello permite obtener una gran franja de protección. Otras experiencias (llevadas a cabo en Anoia y Solsonès) son las quemas planificadas o controladas, “prescritas” en el argot técnico. 

En invierno se reduce la densidad del combustible con unas quemas y todo ello se combina con trabajos forestales mecanizados. Otra premisa de los autores de este trabajo es que un sotobosque excesivamente denso (lo que llamamos vegetación fina , pequeñas ramitas secas) hace que se active el fuego, dice Trasobares.

 “No debemos eliminar todo el sotobosque; necesitamos un equilibro”, explica en respuesta a quienes cuestionan esta idea y ven el sotobosque simplemente como parte del ecosistema forestal.