La ONU alerta a los países ricos de que su inacción climática recortará el PIB
Cumbre de Belém
Los gobiernos que vacilen serán culpados del hambre y de los conflictos en el mundo, y se enfrentarán al estancamiento y la inflación en sus países, afirma el responsable de cambio climático al inicio de la COP30
Alemania anunció que los países europeos presionarían para que se asuman compromisos para reducir el uso de combustibles fósiles
Una mujer pasa junto a un mercado de pescado destruido por el huracán Melissa en Treasure Beach, en St. Elizabeth, en Jamaica, el 5 de noviembre
Los gobiernos que no emprenden el camino hacia una economía baja en carbono serán culpados de las hambrunas y de los conflictos en todo el planeta, y, además, se enfrentarán al riesgo de estancamiento e inflación creciente en sus países. Así lo indicó Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático al inicio de la conferencia del clima de Belém (Brasil).
Stiell se dirigió a los reunidos, ministros y altos funcionarios de casi 200 países, en una cruda descripción del costo que está teniendo el fracaso ante la crisis climática.
Stiell ha alertado sobre los riesgos que supone para las economías quedarse de brazos cruzados ante los impactos de la alteración del clima. Y pidió actuar sin necesidad de esperar a “que lleguen” los planes de acción que se están presentando tardíamente.
Eso es algo, dijo, que “ninguna de las naciones puede permitírselo”, ya que “los desastres climáticos reducen el PIB en dos dígitos”.
Stiell, en su intervención
No vacilar ante tantas señales
“Vacilar mientras las megasequías arruinan las cosechas nacionales y disparan los precios de los alimentos no tiene ningún sentido, ni económica, ni políticamente”, recalcó.
“Discutir mientras se extiende la hambruna a medida que los conflictos se propagan y obliga a millones de personas a huir de sus países, es algo que nunca se olvidará”, continuó. “Que los desastres climáticos diezmen la vida de millones de personas, cuando ya tenemos las soluciones, esto nunca, jamás, será perdonado”, sentenció. “La economía de esta transición es tan indiscutible como los costos de la inacción”.
Con sus palabras, Stiell invita a los países a emprender el camino hacia una economía de la transición hacia las renovables. “La energía solar y eólica son ahora las más baratas en el 90 % del mundo. Las energías renovables han superado este año al carbón como principal fuente de energía del mundo”, recordó.
Las inversiones en energías renovables superarán a las de combustibles fósiles en una proporción de 2 a 1.
“Ya hemos acordado que vamos a alejarnos de los combustibles fósiles”, dice Stiell
Entonces, “¿qué hay que decidir aquí en Belém para estar a la altura de las oportunidades, dada la magnitud de la crisis a la que nos enfrentamos?”, se interrogó, antes de afirmar que “ya hemos acordado que vamos a alejarnos de los combustibles fósiles” y que “ahora es el momento de centrarnos en cómo hacerlo de forma justa y ordenada”.
Eso, añadió, significa que hay que centrarse en “los acuerdos que se deben alcanzar “para acelerar la triplicación de las energías renovables y la duplicación de la eficiencia energética”.
Y prosiguió; “ya hemos acordado aportar al menos 300. 000 millones en financiación climática, con los países desarrollados a la cabeza. Ahora tenemos que poner en marcha la Hoja de Ruta de Bakú a Belém. Para empezar a avanzar hacia los 1,3 billones”.
Asimismo, en relación a la adaptación al cambio climático, añadió que “ahora tenemos que ponernos de acuerdo sobre los indicadores que ayudarán a acelerar su aplicación, para liberar su potencial”.
Ánimo depresivo
Los países ricos “han perdido entusiasmo”, dice la presidencia de la COP30
Mientras tanto, se extiende la convicción de que la cumbre de Belém (Brasil) se celebra en uno de los momentos con los ánimos más bajos en la negociación sobre el cambio climático, que se inició hace más de 30 años y que recibió un fuerte impulso gracias al Acuerdo de París en 2015.
El resultado es que los países ricos han perdido entusiasmo a la hora de combatir la crisis climática, mientras que China avanza a pasos agigantados en la producción y el uso de equipos de energía limpia. Así lo indicó André Corrêa do Lago, diplomático brasileño y presidente de conferencia.
En su opinión, los países deberían seguir el ejemplo de China, en lugar de quejarse al verse superados por la competencia. “De alguna manera, la disminución del entusiasmo del Norte global demuestra que el Sur Global está avanzando”, dijo Corrêa do Lago a la prensa en Belém.
“China está ideando soluciones que benefician a todos, no solo a China”, concluyó. “Los paneles solares son más baratos y tan competitivos [en comparación con la energía procedente de combustibles fósiles] que ahora están por todas partes. Si pensamos en el cambio climático, esto es positivo”.
Ministros y altos funcionarios de 194 países se reúnen en Belém para elaborar planes destinados a lograr que el planeta no supere el límite de 1,5 °C de calentamiento global establecido en el Acuerdo de París, o lograr que la superación de este umbral sea lo mínimo posible. Otra tarea es establecer una hoja de ruta para la eliminación gradual de los combustibles fósiles (camino lleno de todo tipo de obstáculos) y garantizar que los países pobres reciban la ayuda que necesitan.
Manifestantes en la puerta del palacio donde se celebra la conferencia
Las naciones insulares piden más ambición
Un asunto central en la agenda serán los planes nacionales de acción climática para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Con los nuevos compromisos presentados por los países, el calentamiento de la Tierra se situará a finales de siglo entre 2,3 y 2,5°C. Y si se siguen las políticas actuales (sin tener en cuenta las nuevas promesas), el calentamiento llegaría hasta 2,8 °C.
Por eso, los países vulnerables quieren elaborar un plan que demuestre cómo los países pueden incrementar sus esfuerzos actuales, hoy en día insuficientes para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Ilana Seid, embajadora de Palaos ante la ONU y portavoz de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (Aosis), reclamó una hoja de ruta global para lograr reducciones de emisiones más profundas será fundamental. “Los avances logrados hasta ahora han sido insuficientes y debemos dar una respuesta”, declaró al periódico The Guardian. “De lo contrario, no sabemos adónde vamos”.
Los anfitriones brasileños se conforman con la idea de que se cumplan las promesas; es decir, en convertir en acciones concretas los compromisos ya adquiridos, como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, que se triplique la capacidad instalada de las energías renovables para 2030 y que se duplique la eficiencia energética. Sin embargo, Aosis exige más, argumentando que, sin políticas que aceleren la reducción de emisiones, se perderá el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 °C.
Una de las grandes incógnitas: cómo referirse al fin de los combustibles fósiles
Una de las grandes incógnitas es aclarar qué se decidirá sobre la “hoja de ruta” para poner fin a los combustibles fósiles? En Dubái, en 2023, los países firmaron un acuerdo para emprender la transición para prescindir de ellos, pero posteriormente el pacto no fue ratificado en la cumbre de Bakú, en 2024. La industria petrolera y los países productores de petróleo han recuperado su poder. “¿Habrá consenso sobre cómo proceder? Ese es uno de los grandes misterios de la COP30”, admitió el domingo Correa do Lago.
Alemania anunció que los países europeos presionarían para que se asuman compromisos para reducir el uso de combustibles fósiles. “Abogaremos por algo contundente”, declaró a Reuters el viceministro alemán Jochen Flasbarth. “No queremos seguir el ejemplo del presidente Trump y acusar a otros de estar equivocados. Queremos escuchar”
Una conferencia llena de misterios
No está claro que vaya a haber un texto de acuerdo final
Brasil, país anfitrión, logró un acuerdo sobre la agenda de la negociación que rechaza los intentos de los bloques negociadores de los países en desarrollo de incluir en las conversaciones la financiación climática y los impuestos al carbono. El primer asunto ya fue debatido y aprobado el año pasado en Bakú (Azerbaiyán). Mientras tanto, no está claro que vaya a haber un documento con acuerdo final para el cierre de la conferencia, algo difícil de lograr en un año de política mundial fragmentada y polarizada por los esfuerzos de Estados Unidos por obstaculizar la transición hacia energías renovables. Algunos países, como Brasil, han sugerido que los países se centren en iniciativas más modestas que no requieran consenso, tras años de conferencias del clima con grandes promesas que quedan en el olvido. La cumbre de Belém estará rodeada de grandes incertidumbres: ¿podrá el mundo unirse para abordar las últimas proyecciones catastróficas sobre el calentamiento global?,
¿Cómo se puede evitar un enfrentamiento entre los países ricos y los países en desarrollo?, ¿de dónde provendrán los fondos para ayudar a las naciones afectadas por ciclones y sequías, como Jamaica, devastada en octubre por el huracán más potente en casi un siglo, o Filipinas, azotada por dos tifones devastadores en dos semanas?
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha reconocido desde hace varias semanas que es “inevitable” que el umbral de calentamiento de 1,5ºC se supere pronto, y ahora insta a que la superación sea lo más breve posible.
Esto implica reducir finalmente las emisiones globales de gases de efecto invernadero, principalmente debido a la quema de petróleo, gas y carbón.
El contexto geopolítico es especialmente negativo, según admite a la agencia AFP Bill Hare, director del centro de estudios Climate Analytics. “Esta es también una de las COP más importantes porque, diez años después del Acuerdo de París, es evidente que las acciones y los compromisos de los países distan mucho de ser suficientes para limitar el calentamiento a 1,5 °C”, añadió el experto.