España ha expulsado al carbón de su mercado eléctrico. Agosto ha sido el primer mes desde 1949, cuando en León empezó a operar la primera planta de producción de energía eléctrica, con cero generación de este combustible fósil, el más contaminante y símbolo de un capitalismo industrial que ha sobrecalentado la atmósfera con unas emisiones de CO2 que, pese a la descarbonización global en marcha, siguen en niveles récord.
Según las estadísticas de Red Eléctrica, empresa encargada de operar el sistema eléctrico en España, el carbón ha desaparecido por completo del mix de generación desde el 15 de julio, cuando, a niveles mínimos (entre 4 y 10 GWh), integró por última vez la estructura de las distintas fuentes que producen electricidad. Desde ese día, las cuatro centrales térmicas que aún están operativas no han aportado nada a la red.
España dejó de consumir energía procedente del carbón el 15 de julio; desde entonces, nada
Desde el 16 de julio hasta el 31 de agosto, la cifra cayó a cero. En los primeros diez días de septiembre, la planilla de Red Eléctrica entregó un dato aún más simbólico: “Carbón: -0 GWh”, un saldo negativo que se explica por el consumo de las plantas, todavía conectadas al sistema. “Es el cierre de una era”, celebra el ingeniero Francisco Ramos Muñiz, integrante de la comisión de Energía de Ecologistas en Acción.
El cese definitivo del carbón en la producción de electricidad iba a ocurrir “más temprano que tarde” por la expansión y consolidación de las renovables, explica Ismael Morales, responsable de políticas climáticas de Fundación Renovables, un think thank que tiene como objetivo ayudar a impulsar y acelerar el cambio de modelo energético. “En los últimos años el coste de producción del carbón se ha vuelto muy elevado, esto lo ha expulsado del mercado. La apuesta política y económica por la energía limpia ha sido clave”, agrega el experto.
En septiembre del año pasado, el Gobierno envió a la Comisión Europea la última actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta para descarbonizar la economía. En el documento se adelantó este hito, dejar de utilizar el carbón en la generación eléctrica, para 2025, cinco años antes de lo previsto en la anterior revisión del plan.
Todas las centrales térmicas de carbón del país han cerrado, están en proceso de cierre o sometidas a planes de cierre a medio plazo
La central térmica de Aboño, en Asturias, ya no quema carbón
“Los últimos desarrollos en materia económica, técnica y regulatoria han llevado a que actualmente todas las centrales térmicas de carbón del país ya hayan completado su cierre, estén en proceso de cierre o estén sometidas a planes de cierre a medio plazo”, comunicó el Gobierno a Bruselas. Actualmente, quedan cuatro centrales activas: dos en Asturias, una en Cádiz y otra en Mallorca. Todas tienen en marcha planes de cierre. En 2011 existían en el país 21 infraestructuras de este tipo.
El pico de producción de electricidad con carbón en España fue en el año 2002 con casi 75 TWh, un 20% del total. En 2018, el porcentaje cayó al 14%. El desplome se acentuó desde 2019 llegando en los últimos años a mínimos históricos: 2% en 2022, 1,5% en 2023 y 1,1% en 2024.
Ramos vive a pocos kilómetros de la central térmica de Aboño, en Gijón, Asturias. En esta Comunidad Autónoma, el carbón llegó a representar el 87% de toda la generación eléctrica. “Que este porcentaje hoy sea cero es un logro a resaltar entre tanto escepticismo por una transición energética que va más lenta de lo proyectado”, señala. Al igual que Morales, pone a las renovables como factor clave de este hito. “Hay algunas voces dentro del ecologismo que aseguran que las renovables no sustituyen a las energías contaminantes, sino que se suman. Este es el ejemplo más claro de que no es así. En España, donde la demanda eléctrica apenas crece, la penetración renovable está expulsando a los combustibles fósiles”, subraya.
En los últimos años, explica el experto de Fundación Renovables, el carbón actuaba de “manera muy puntual” por las noches para “darle estabilidad” a la industria nocturna cuando la producción eólica era baja. “La mayor integración de las renovables ha generado que esta generación testimonial tampoco haga falta”, agrega. Y concluye: “Nos hemos quitado el combustible fósil más contaminante. Décadas atrás se decía que era imposible. Es una señal de que con voluntad política, con tecnologías limpias maduras y con un mercado acoplado, podemos descarbonizar nuestras economías”.
El gas, el próximo hito
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el carbón genera aproximadamente 940 kg de CO2 por MWh, mientras que el gas natural produce unos 420 kg, casi la mitad. “La eliminación del carbón de la generación de electricidad es una muy buena noticia, sobre todo para algunas regiones, como Asturias, que han estado respirando aire contaminado hasta hace muy poco. Pero no alcanza con este hito. El gas debe de ser la siguiente frontera que debe de ser eliminada para lograr una descarbonización del sector energético”, aclara Fernando Prieto, doctor en Ecología y director del Observatorio de Sostenibilidad.
En agosto, el peso del gas en el mix eléctrico se situó en un 17,72%, siete puntos porcentuales menos que la fotovoltaica, la fuente de mayor generación (24,9%). Se espera que la cifra sea menor al 10% en 2050. Morales explica que muchos de los ciclos combinados -turbinas de gas y vapor- operan solo para dar estabilidad a la red. Cuando las renovables tengan esta capacidad -tecnología “grid forming”-, el gas perderá aún más peso.
“El hito más próximo es aumentar el almacenamiento con baterías. En paralelo, crear un plan de desmantelamiento de los ciclos combinados. Es la gran meta para 2030”, afirma.
Sin embargo, denuncia Greenpeace, el Gobierno no tiene, por el momento, ningún calendario en la mesa respecto a la desconexión de las centrales de ciclo combinado, que queman gas natural para generar electricidad. “La actualización del PNIEC no incluye medidas adicionales para acelerar el abandono del uso de gas, como un calendario ordenado de cierre de centrales térmicas de gas”, advierte desde el año pasado esta organización.
El contrapeso internacional
El hito de España choca con una demanda de carbón que sigue siendo muy elevada a nivel global, alcanzando un nuevo récord en 2024, con 8.770 millones de toneladas y un crecimiento anual del 1%, según la AIE. Y si bien se espera que las renovables desplacen al carbón en 2026 como la principal fuente de electricidad del mundo, el papel de este combustible fósil seguirá siendo predominante en los próximos años.
La AIE explica que el protagonismo en el mercado lo ejerce China, que consume un 30% más carbón que el resto del mundo junto, por lo que el gigante asiático “seguirá definiendo la tendencia global” en el sector. El gigante asiático, a pesar de su fuerte apuesta por las energías renovables, sigue aumentando su consumo de carbón, aunque a un ritmo menor que otros años, destaca la Agencia en su último balance.
Si bien la mayor parte del consumo mundial de carbón se concentra en Asia, especialmente en China, “el consumo en Europa y América del Norte sigue siendo considerable”, advierte la agencia. “En muchos países, el carbón sigue siendo la principal fuente de generación de electricidad, lo que contribuye a satisfacer la creciente demanda energética. Estas tendencias tienen importantes implicaciones para la seguridad energética, la asequibilidad y la sostenibilidad, especialmente porque el carbón sigue siendo el principal contribuyente a las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía”, alerta el documento.



