Hace unos días, el medio Financial Times confirmó los rumores que llevaban tiempo persiguiendo a Spotify, el gigante del streaming de música: en breves, habrá una subida de precios para Europa y Latinoamérica. Por el momento, se desconocen los detalles concretos de ésta, pero el cambio reciente de tarifas que ya se ha realizado en países como Luxemburgo y Países Bajos aumenta a un incremento de alrededor de dos euros en cada mensualidad. Si esto se confirmase, los 10’99 euros del plan básico pasarían a ser 12’99. En Estados Unidos, la empresa ya realizó una subida similar - de 10’99 dólares a 11’99 dólares - el pasado año 2024.
La noticia llega la misma semana que la plataforma confirmaba en sus canales oficiales que ha experimentado un incremento del 12% en su número de suscriptores (268 millones) y un 15% los ingresos desde el ejercicio anterior (4 mil millones de euros), incluso si el inestable panorama económico mundial parecía apuntar a lo contrario. Según el CEO de Spotify, Daniel Ek, “los oyentes se quedan con nosotros incluso en los momentos más inciertos.”

Icono de Spotify
A pesar de que la preponderancia de la plataforma verde en el mundo de la música y el podcast es evidente, cada vez hay más usuarios que prefieren buscar maneras diferentes de escuchar a sus bandas favoritas. Hay quienes no comulgan con el modelo de pago a los autores que propone Spotify, frecuentemente criticado por ser excesivamente escueto y poco viable para los artistas independientes; otros rechazan la cada vez mayor importancia de las decisiones algorítmicas en la música que la aplicación nos ofrece.
Si te estás preguntando si existe alguna alternativa a las posibilidades que nos ofrece escuchar música en Spotify, lo cierto es que, a día de hoy, la inmensa mayoría de sus competidores están en un estado muy incipiente. La empresa de Estocolmo se fundó en el año 2006 y lleva la clara delantera en cuanto a implementación y variedad de posibilidades. Pero eso no quiere decir que no haya esperanza: hay otras plataformas que comienzan a despuntar con fuerza y que ofrecen claras ventajas en distintos ámbitos, buscando convencer a los melómanos más exigentes.
YouTube Music

Función Ask Musik de YouTube Music.
A día de hoy, YouTube ofrece una de las alternativas más potentes para escuchar música en streaming. Su servicio YouTube Music se lanzó en el año 2015 y ya cuenta con más de 100 millones de canciones. Comparte con Spotify la posibilidad de utilizarse de manera gratuita, pero con anuncios, y cuenta con las ventajas que esperaríamos de estar asociada a la principal plataforma de vídeo de Occidente. Es decir: tenemos acceso a todos los éxitos de los grandes artistas actuales y clásicos y, además, a sus videoclips, a una gran cantidad de contenido creado por los usuarios. La aplicación, además, viene incluída si ya pagamos YouTube Premium, el servicio de suscripción que nos permite ver vídeos en esta plataforma sin anuncios. ¿La mayor pega? La usabilidad. La aplicación, especialmente en teléfonos Android, todavía no tiene el pulido de algunas de sus competidoras, y ciertos aspectos de la creación de listas de reproducción o el descubrimiento de nuevos artistas son todavía un tanto aparatosos de usar. A día de hoy, YouTube Music cuesta 10’99 euros en España.
Tidal

Tidal
Tidal es la aplicación favorita de los audiófilos, y con buen motivo: su apuesta prioriza el audio en alta calidad y formatos lossless. Nació en el año 2014 y fue posteriormente comprada por la empresa Project Panther, gestionada por el rapero Jay-Z. Tidal tiene contratos con discográficas como Sony, Warner y Universal, y plantea una alternativa a Spotify dirigida por artistas, aspirando a encontrar una remuneración más justa. Aún así, se mantiene en la misma franja de precio que los otros servicios: 10’99 euros por la suscripción individual. El precio es, claro, que su catálogo también es algo más limitado, y el descubrimiento de canciones a través de listas de reproducción generadas automáticamente es más modesto que el de su competidora. Pero Tidal sorprende positivamente por la usabilidad de su aplicación, tanto en ordenadores como en móviles.
Deezer

Deezer
Si la variedad de música y artistas es vuestra principal preocupación a la hora de escoger un servicio de streaming, la empresa francesa Deezer ofrece una de las alternativas más sólidas a Spotify en cuanto a cantidad de contenido. Además, tiene una gestión de listas de reproducción bastante transparente, permitiéndonos vetar artistas o géneros que no nos interesen de manera efectiva, para que las recomendaciones se ajusten más a nosotros. La gran pega es que sus aplicaciones, especialmente en la versión web, funcionan mucho más lento que las de todas las demás alternativas. Además, Deezer eliminó el año pasado la posibilidad de utilizar sus servicios de manera gratuita, pero con anuncios, y presenta un precio ligeramente superior al de las otras alternativas: 11’99 euros por el plan individual.
Bandcamp

Bandcamp
Si tu problema con Spotify, sin embargo, no tiene tanto que ver con la aplicación, sino con el modelo de servicio que propone, entonces quizás deberías probar a navegar por Bandcamp. En este caso, no se trata de una app de streaming de música, sino una plataforma en la que puedes comprar discos, canciones o EP de artistas que operan en el ámbito más independiente de la música, de una manera más similar a cómo se consumía la música al comienzo de Internet. El coste, por tanto, es mayor, ya que no está atado a ningún tipo de suscripción, porque comprar un álbum nos garantiza su descarga de los archivos de audio en cualquier dispositivo que queramos. Los artistas también reciben una remuneración más directa y mayor. Aunque no tiene un modo completamente gratuito, la mayoría de artistas permiten que las canciones se escuchen sin descargarlas un número concreto de veces, o “liberan” algunas canciones de cada disco para que puedas probar si son de tu gusto. Más allá de eso, la variedad y, sobre todo, la cantidad de artistas menores o emergentes, de géneros más escondidos, que puede descubrirse es mayor, pero esta opción está, claramente, reservada a los melómanos más dedicados.