Elon Musk, el conocido CEO de Tesla y SpaceX, ha sido siempre una figura muy polarizadora no solo en el mundo de la tecnología y los negocios, sino también en la política. Aunque en ocasiones ha intentado proyectar una imagen carismática y divertida, parece que sus intentos por ser gracioso no han tenido el impacto que él esperaba en la sociedad americana, que cada vez reconoce su figura con menos simpatía.
No termina de conectar con sus 'colegas' de forma genuina
Críticas por parte de gente cercana
Recientemente, un alto funcionario de la administración de Donald Trump explicó en la revista Rolling Stone que había estado en la misma habitación con Musk, y siempre intentaba hacer bromas, pero “no era gracioso. En absoluto”. El funcionario añadió además que muchos de los que interactúan con Musk coinciden en que sus comentarios incluso resultan “molestos”. La palabra que más se repite entre aquellos que tienen que tratar con él, según este testimonio, es precisamente esa, “molesto”.
A pesar de ser uno de los empresarios más influyentes del mundo, Musk no ha logrado conectar con la mayoría de sus 'colegas' de forma genuina. Durante su tiempo en Washington se ganó la antipatía de muchos, no solo por sus comentarios, sino también por su actitud en reuniones oficiales.
En varias ocasiones, Musk ha sido el centro de la atención negativa por su comportamiento infantil y sus comentarios fuera de lugar, como cuando apareció con dos sombreros durante una reunión con Trump, o cuando hizo el saludo fascista durante el nombramiento de Trump como presidente de Estados Unidos.
Además, su frustración con algunos proyectos, como el criptoactivo DOGE, ha quedado clara, al admitir que no ha sido tan efectivo como le gustaría. “Este es un camino para hacer muchos enemigos y no tantos amigos”, reconoció recientemente Musk, aceptando que su comportamiento en ocasiones le ha llevado a tener más detractores que aliados.
De este modo, aunque Elon Musk sigue siendo una figura a tener en cuenta en el mundo de la tecnología, pese al mal momento que atraviesa Tesla con la caída de las ventas de todos sus modelos, sus intentos de ser gracioso y caer bien no han funcionado, y ha generado un clima de desconfianza y burla que está repercutiendo en sus negocios y en el ámbito político.