Un estudio publicado en la revista científica PLOS ONE ha demostrado cómo los emojis influyen en la calidad de nuestras relaciones digitales. En un experimento con 260 participantes, se analizaron respuestas de conversaciones en las que se introdujeron emojis en una condición y se omitieron en otra. El objetivo era comprobar cómo estos pequeños símbolos podían modificar la percepción de cercanía, empatía y satisfacción relacional.
Los emojis como códigos relacionales

Aunque hay muchas opciones la que se elige dice mucho del escritor.
Los resultados fueron claros: los mensajes que incluían emojis se percibieron como significativamente más receptivos que los textos planos. Y esa percepción de responsividad fue una observación clave. Cuanto más responsivo se percibía al interlocutor (es decir, cuanto más se sentía el otro como atento, comprensivo y emocionalmente implicado), mayor era la sensación de intimidad, agrado y satisfacción con la relación.
Los investigadores concluyen que los emojis actúan como señales no verbales sustitutas en entornos donde el tono de voz, la expresión facial o el contacto visual están ausentes. Es decir, vienen a cubrir un vacío esencial en la comunicación digital, proporcionando una capa emocional que el texto por sí solo muchas veces no logra transmitir.
Aunque muchas veces se utilizan por costumbre o incluso con cierto automatismo, los emojis tienen un peso comunicativo más profundo del que parece. Estos iconos cumplen una doble función: dispositivos expresivos y señales que marcan implicación emocional, además de atención hacia la otra persona.
Esto resulta especialmente relevante en un contexto como WhatsApp, donde la mayoría de las interacciones son breves y en diferido. Añadir un corazón, una carita feliz o un pulgar arriba puede parecer un gesto sin importancia, pero actúa como la personalización del mensaje. Y esa personalización, según los datos del estudio, predice con fuerza la percepción de cercanía emocional.
No se trata, sin embargo, de una cuestión universal ni estática. Según datos de Statista, el uso y significado de los emojis varía notablemente entre generaciones. Mientras los usuarios mayores tienden a emplearlos de forma literal, como la carita llorando de risa, por ejemplo), los jóvenes especialmente (los pertenecientes a la Generación Z) reinterpretan estos símbolos con significados sarcásticos, sexuales o irónicos. Para ellos, una calavera puede indicar risa extrema, y un melocotón, una insinuación corporal. De hecho, el mismo informe revela que en España, a pesar de estas diferencias generacionales, los emojis más utilizados siguen siendo clásicos: el que lanza un beso y el que llora de risa. Pero incluso estos tienen connotaciones distintas dependiendo de quién los use y en qué contexto.