Natalia Díaz, activista por los derechos de la infancia: “Cuando le pones a una persona una cámara delante y le amenazas con que eso lo va a ver todo el mundo, no puede haber peor arma que eso”

'sharenting'

El ‘sharenting’ es una práctica cada vez más habitual en las redes sociales, que implica riesgos para el bienestar y la seguridad de los niños

Mercedes Llamas, psicóloga: “Se estima que dos terceras partes de los robos de identidad en 2030 van a ser por sharenting. Solo con la información que se suba a redes van a poder robar la identidad de un niño”

Natalia Díaz, activista por los derechos de la infancia

Natalia Díaz, activista por los derechos de la infancia

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En la era de las redes sociales, la exposición constante se ha normalizado hasta el punto de convertir la intimidad en un recurso público. Dentro del paisaje digital que nos envuelve, el sharenting cobra especial protagonismo; es decir, la costumbre de madres, padres y cuidadores de compartir información, imágenes o fragmentos de la vida de sus hijos a través de internet. Ahora bien, pocos se dan cuenta de que esto deja una huella en la red difícil de borrar.

Manuel Hernández, psicólogo especializado en traumas infantiles y autor del libro Apego y psicopatología, se refirió a esta problemática como ‘trauma de traición’. Así lo recuerda la activista por los derechos de la infancia, Natalia Díaz, en el podcast ‘Lo que tú digas’ liderado por Álex Fidalgo. “Cuando le pones a una persona una cámara delante y le amenazas con que eso lo va a ver todo el mundo, no puede haber peor arma que eso”, advierte.

‘Sharenting’

Exposición de menores en redes sociales

En redes sociales como Instagram o TikTok hay creadores de contenidos de todo tipo, pero cada vez son más habituales los perfiles de ‘familias influencers’. Eso sí, existen dos versiones posibles: aquellas que pixelan los rostros de los niños para proteger su intimidad y las que exponen su imagen continuamente. Este último grupo es el que más preocupación causa entre los expertos. “Esos niños no saben ni quién son o la gente que hay ahí detrás. Si lo supieran, se asustarían y saldrían corriendo”, afirma Natalia Díaz.

En este sentido, son numerosos los usuarios que aleccionan ante un número incierto de seguidores. “Yo he visto reñir a niños en directo”, prosigue la activista. “He visto cómo les graban y les dicen: ‘Pídeme perdón. Venga, pídeme perdón a mí y a todos los que nos siguen… Y el niño llorando”. Según su relato, uno de los aspectos más preocupantes llega con la lectura de los comentarios: “Y la gente diciendo: ‘Muy bien, así se tiene que enseñar a los niños’. ¿Cómo puede ser que esto esté pasando a nuestro alrededor y se esté normalizando?”, concluye.

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Protección de menores en internet

El artículo 4.1 de la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor establece que “los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”. Sin embargo, los datos revelan un panorama alarmante. Según una encuesta realizada por la firma de seguridad AVG en varios países, el 81% de los niños tiene presencia en internet antes de cumplir los seis meses. Del mismo modo, un informe llevado a cabo por EU Kids Online (2017 – 2019), señala que el 89% de las familias publica contenidos de sus hijos al menos una vez al mes en redes sociales.

“Publicar una imagen de un menor en un entorno aparentemente inocente como un viaje en familia puede parecer inofensivo, pero, según el Comité de personas expertas para el desarrollo de un entorno digital seguro para la juventud y la infancia, el 72% del material incautado a pedófilos está compuesto por imágenes cotidianas no sexualizadas de menores obtenidas en las redes sociales”, informa el Ministerio del Interior. Por si esto fuera poco, “el 42% de los menores asegura sentir vergüenza por lo que sus padres publican sobre ellos en internet”.

En palabras de Beatriz Izquierdo, asesora de proyectos de FundaciónSOL y especialista en criminología, “compartir en la red imágenes de menores es una práctica que no está exenta de riesgos. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, la mera incomodidad que puede sentir el menor al verse expuesto, el ciberbullying, la creación de perfiles falsos o de memes que se comparten de manera masiva, o la manipulación de imágenes a través de la IA para crear material de pornografía infantil”.

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