Los termómetros han vuelto a dispararse esta semana, pero el verdadero problema no está en los 43 grados que se han alcanzado en algunos puntos del país. Lo realmente inquietante es que estamos atrapados en una situación atmosférica casi inmóvil, una especie de “atasco” climático que no deja que el calor se disipe y que, según los expertos, tiene muy poco de normal.
Este lunes marcó el arranque de una nueva ola de calor en España. En lugares como Badajoz o Almadén (Ciudad Real), las estaciones meteorológicas registraron temperaturas superiores a los 43 °C. Pero no fueron casos aislados: buena parte del sur y centro peninsular superó los 40 grados. Lo más llamativo, más allá de las cifras, es la persistencia del calor. Y aunque estemos en agosto, y esto suene a lo típico de cada verano, esta vez hay más que un simple episodio veraniego.

Un grupo de niños se refresca en los chorros de agua de Madrid Río este martes. La Agencia Estatal de Meteorología ha activado hoy alertas meteorológicas en un total de diez comunidades autónomas.
Más allá de la definición técnica, lo que alarma a los meteorólogos es la rapidez con la que se han disparado las temperaturas y su expansión geográfica. En menos de 48 horas, más de 30 provincias han superado ampliamente los 38 grados, y algunas estaciones llevan registrando noches tropicales —por encima de los 25 °C— durante cinco días seguidos. Este tipo de noches, además de impedir el descanso, son un claro indicador de que el calor no solo se queda en las horas centrales del día
Hay otro dato que ayuda a entender por qué este episodio no es como los de otros años: las anomalías térmicas. Es decir, la diferencia entre lo que marca el termómetro y lo que sería normal para esta época. Según el físico Sergio Escama, los modelos muestran desviaciones de hasta 12 grados por encima de lo habitual en zonas amplias del país. El calor no solo azota el sur; también se cuela con fuerza en el centro, el interior y, aunque con algo menos de intensidad, incluso en el norte peninsular.
Situación extrema
En menos de 48 horas, más de 30 provincias han superado ampliamente los 38 grados
¿Y qué hay detrás de todo esto? Según AEMET, una configuración muy estacionaria del sistema atmosférico: altas presiones que se extienden desde el Atlántico sobre casi toda la península, mientras que una baja presión en el suroeste favorece la entrada de aire cálido y seco procedente del norte de África. A esto se le suma la insolación extrema típica del verano: días largos y sol en su punto más alto, un cóctel perfecto para disparar las temperaturas.
Todo apunta a que lo peor aún está por venir. La AEMET espera que las máximas continúen subiendo, con avisos activados por temperaturas extremas en casi toda la península. Andalucía, el sur, y también algunas zonas del norte como Galicia ya están en alerta. Mientras tanto, el hemisferio norte entero refleja esta anomalía: con una media de 22,43 grados, estamos ante uno de los comienzos de agosto más cálidos registrados. El calor, lejos de ser anecdótico, es ya un síntoma global que no podemos seguir ignorando.