Durante décadas, la humanidad ha buscado voces en el espacio que nos dejen claro que no estamos solos. Desde que Enrico Fermi formuló su célebre paradoja —“Si hay tantas civilizaciones posibles, ¿dónde está todo el mundo?”— la pregunta ha perseguido a generaciones de astrónomos.
El universo, por su propia idiosincrasia, debería estar lleno de vida. Y, sin embargo, el cosmos parece callado. El porqué no está muy claro. Tal vez la vida inteligente tiende a autodestruirse, o quizá las distancias son tan enormes que ningún mensaje puede sobrevivir al viaje. Pero, ¿y si el error estuviera en cómo escuchamos?
Esa es la propuesta del astrónomo teórico Brian Lacki, investigador del programa Breakthrough Listen Initiative, uno de los mayores esfuerzos científicos dedicados a la búsqueda de tecnofirmas extraterrestres. “Algunas galaxias podrían albergar miles de civilizaciones transmitiendo al mismo tiempo, por eso no logramos interpretar las señales”, resume.
En un estudio reciente publicado en arXiv, Lacki propone que las galaxias más brillantes en radio —esas que emiten con una potencia difícil de explicar solo por fenómenos naturales— podrían ser en realidad el eco combinado de miles de civilizaciones tecnológicas transmitiendo simultáneamente dentro de una misma galaxia.
El resplandor de rayos gamma en el corazón de la galaxia que desconcierta a los científicos tras décadas detrás de un hallazgo tan importante como el bosón de Higgs
Si el viaje y la migración interestelar son posibles, las inteligencias extraterrestres serían diferentes de cualquier fenómeno astrofísico conocido: pueden reproducirse
“Si el viaje y la migración interestelar son posibles, las inteligencias extraterrestres serían diferentes de cualquier fenómeno astrofísico conocido: pueden reproducirse”, cuenta en el estudio.
La idea no es tan fantástica como estadística. En lugar de buscar una señal aislada, Lacki propone analizar poblaciones enteras de galaxias y buscar patrones en sus emisiones de radio. Si varias muestran características similares e inexplicables por causas naturales, podría tratarse de lo que denomina “metasociedades”: civilizaciones que han colonizado su galaxia o mantienen redes de comunicación interestelar que, vistas desde la Tierra, se funden en un único resplandor electromagnético.
Lo complicado aquí está en separar lo artificial de lo natural. Los agujeros negros supermasivos, los púlsares o las explosiones de rayos gamma también generan intensas emisiones de radio. La clave estaría, por tanto, en identificar anomalías colectivas, firmas estadísticas que sugieran comportamiento tecnológico, algo que podría detectarse con los futuros radiotelescopios del Square Kilometre Array (SKA), cuya sensibilidad permitirá estudiar miles de galaxias a la vez.
El programa Breakthrough Listen, respaldado por la Universidad de California y la NASA Astrobiology Initiative, ya está incorporando este enfoque poblacional en sus modelos de búsqueda. Y si los algoritmos del futuro logran oír el murmullo de las galaxias, podríamos estar ante el mayor descubrimiento de la historia.


