Cada verano me pasa lo mismo. Tengo aire acondicionado en el comedor, pero no llega a enfriar la habitación del fondo e instalar una climatización para toda la casa es complejo y costoso, así que me compré un aire acondicionado portátil, tipo pingüino, para refrescar mi dormitorio. Un engorro poco recomendable, porque es ruidoso y necesita estar cerca de una ventana para poder sacar el aire caliente que genera, a través de un tubo tan grande que podríamos confundirlo con el túnel del metro.
Esta solución tan poco ideal me ha llevado cada año a explorar el mercado, a ver si encontraba algún aire acondicionado con algún sistema que me ahorrara el dichoso tubo. El resultado ha sido siempre el mismo: no existen. O, mejor dicho, no existían. La marca de electrodomésticos Morphy Richards ha demostrado que sí es posible, a través de un sistema especial que rebaja la temperatura del aire caliente que sale por la parte trasera. Adiós tubo.

Estos aires acondicionados portátiles no tienen tubo de aire caliente.
El secreto
¿Qué hacen con el aire caliente?
Este concepto tan innovador ha levantado multitud de dudas y comentarios de escepticismo. Es normal: técnicamente, el aire caliente anula el aire frío y el resultado es cero, con un gasto de energía inútil. Por eso le hemos preguntado al jefe de producto de la marca, Calvin Su, qué secreto se esconde bajo la carcasa del aire acondicionado S1 Pro y del climatizador S1 Ultra.
”La clave está en entender que la energía siempre es un bucle”, explica Su. “Mientras el aire frío sale por la parte frontal, el aire caliente se expulsa por detrás. La innovación en este caso consiste en introducir agua en el proceso, de modo que absorba parte del calor y lo convierta en frescor”.
La innovación consiste en introducir agua en el proceso, de modo que absorba parte del calor y lo convierta en frescor

Calvin Su, jefe de producto de Morphy Richards.
A diferencia de los aparatos convencionales, este diseño evita el uso de cualquier tipo de tubo. “No necesitamos una manguera de salida porque el aire que expulsamos no es tan caliente como en los sistemas tradicionales”, apunta Su. “El agua actúa como moderador, de manera que el resultado es un calor residual mucho menor”.
Efectivamente, al poner la mano por donde sale el aire caliente, noté que era más o menos templado, algo por encima de la temperatura ambiente, pero sin llegar a ser caliente, con lo cual, el saldo térmico es a favor del frío que sale por delante.
Para usarlo, abre puertas y ventanas
Pero quizá lo más sorprendente sea la filosofía de uso. “Queremos que la gente lo utilice en espacios abiertos, incluso con puertas y ventanas abiertas”, insiste. “El objetivo no es enfriar toda la habitación, sino proporcionar un confort inmediato y personalizado allí donde estés”. Es decir, que es un aparato pensado para refrescar a la persona, no al ambiente, ya que probablemente la capacidad de enfriamiento no sea suficiente para refrigerar grandes espacios.
En cambio, la portabilidad se convierte en uno de sus grandes atractivos: “Antes tenías que comprar tres o cuatro aparatos: uno para el dormitorio, otro para el salón, otro para el estudio...”, dice Su. “Ahora basta con uno que puedes mover contigo, de la cocina al comedor o incluso al exterior”.

Imagen promocional del S1 Pro.
La versión ultra de este dispositivo no solo enfría, sino que también deshumidifica cuando hay exceso de humedad y actúa como calefactor cuando llega el invierno. “Queremos ofrecer una climatización real: frío, calor, deshumidificación e incluso función de humidificador, todo en uno”.
De cara a los próximos meses, la marca se ha comprometido a facilitarme una unidad para probarla y comprobar si realmente vale la pena o hay que ponérselo a 30 centímetros para notar algo de frescor. Lo que está claro es que no es el típico trasto barato que usa agua con hielo para tirar vapor fresco, sino que es un aire acondicionado de verdad que usa un compresor con el típico gas R290.

El estand de la marca Morphy Richards en IFA Berlín.
Además, funciona con mando a distancia, oscila tanto vertical como horizontalmente y tiene la etiqueta de eficiencia energética A. Eso sí, no es barato: el S1 Pro cuesta unos 800 euros, mientras que el S1 Ultra todavía no está a la venta, pero rondará los 1.000.