Rafael Tamames (Madrid, 1981) fundó, con apenas 18 años, meparecebien.com, la primera comunidad virtual de jóvenes de habla hispana, lo que le abrió las puertas al sector digital en pleno auge de Internet. Tras crear y vender tres empresas, fundó Findasense en 2007, y desde entonces lleva más de dos décadas vinculado al management y la transformación digital de los negocios.
Hablamos con él de su último libro, La inteligencia artificial y tú (Plataforma Editorial), una obra divulgativa con la que busca acercar la IA a un público amplio y no especializado. Está pensado para que todos aquellos que aún no tienen un contacto directo con esta tecnología incipiente puedan ponerse al día.
¿Qué le motivó a escribir La inteligencia artificial y tú, y a qué tipo de público va dirigido principalmente este libro?
En última instancia, la motivación por la que escribo libros es para poder entrevistar a gente que sabe más que yo. Me considero un tecnólogo y un emprendedor, así que esto es una excusa para poder hablar con diferentes especialistas y acercar la IA a la gente común, no solo a expertos o técnicos. El público al que va dirigido es amplio, desde curiosos hasta profesionales que buscan comprender mejor esta revolución tecnológica que ya está aquí.
¿Cómo aborda, como autor, la divulgación de la IA? Porque es un tema que siempre está en la fina línea entre protagonizar la próxima trama de una película de ciencia ficción y entre ser algo tan técnico que nadie lo entienda.
La divulgación debe ser clara y sin alarmismos. No se trata de exagerar los riesgos, ni de hacer predicciones distópicas, ni tampoco de ser tan técnicos que nadie pueda seguir. La clave está en explicar cómo funciona la IA, qué puede hacer y qué no, poniendo ejemplos prácticos y realistas. Además, hay que mostrar que la IA, como cualquier tecnología, es una herramienta que viene a potenciar nuestras capacidades, no a sustituirnos o a matarnos en plan episodio de Black Mirror.

Fotograma de 'Playtest', capítulo de 'Black mirror'
Sin embargo, más allá de la ficción, es cierto que ya está teniendo aplicaciones bélicas u otras que también suponen problemas éticos.
No podemos prohibir los coches porque haya riesgo de accidentes. Tampoco vamos a prohibir Internet porque haya gente que le dé por subir contenido de pornografía infantil. Y con la IA pasa lo mismo. No hay regulación en ningún ámbito que elimine por completo los riesgos de un uso indebido. Siempre habrá malas praxis, pero serán minoritarias y se penarán debidamente. Yo creo en la bondad en general de las personas, en su capacidad de razonar éticamente y en su capacidad de autorregulación.
Si algo han demostrado los partidarios la autorregulación en el mercado es que esto nos lleva a escenarios de mayor desigualdad.
Si te soy sincero, no comparto esa opinión. Yo bebo de los pensadores libertarios y creo en la capacidad del mercado de regularse solo. Me encanta lo que está haciendo Milei en Argentina. Y creo en la autorregulación también en cuanto al desarrollo de la IA y que Europa ha patinado con su ley de inteligencia artificial. Al final, son los tecnólogos los que más están interesados por la ética. Desarrolladores como Sam Altman están a la vanguardia en ese aspecto. Fíjate que su empresa es non profit. Además, ninguna empresa va a progresar si el consumidor no ve que es éticamente responsable. Y, por supuesto, al igual que si alguien comete un delito en redes sociales debe ser desanonimizado, quien haga un uso delictivo de la IA debe ser penado. Pero no hace falta para ello volver a legislar sobre legislaciones ya existentes, que es lo que ha hecho la UE con la AI Act.

Portada de 'La inteligencia artificial y tú'.
Me encanta lo que está haciendo Milei en Argentina. Y creo en la autorregulación también en cuanto al desarrollo de la IA
Pero que la regulación sea mala, u obsoleta de nacimiento como nos comentaba el otro día Aleix Valls, no significa que no haya que regular.
Yo preferiría que todo ese tiempo que se dedica a pensar en nuevas regulaciones que solo entorpecen el emprendimiento se destinara a que se agilice la justicia. Vallar la tecnología no sirve para nada, solo para entorpecer el progreso o para que seamos menos competitivos con respecto a China o Estados Unidos.
En el libro insiste en la necesidad de una alfabetización digital. ¿Qué competencias crees que serán imprescindibles en los próximos años?
La educación debe volver a la base: enseñar a razonar, a pensar críticamente y a formular buenas preguntas. Las competencias básicas serán saber identificar qué tareas pueden automatizarse, cómo interpretar datos y cómo usar herramientas digitales para potenciar la creatividad y el pensamiento crítico. Saber investigar, reflexionar y contextualizar será vital. No basta con manejar dispositivos; hay que entender qué hay detrás de la información y cómo distinguir lo valioso de lo superfluo, no limitarse simplemente a memorizar. La alfabetización digital se convertirá en un requisito básico para no quedarse atrás.
¿En serio hacen falta cuatro años para estudiar Periodismo?
¿Qué podríamos hacer para mejorar en este sentido?
Hace falta una reforma estructural del sistema educativo. La educación pública no está satisfaciendo la formación de profesionales que demanda el mercado. Al menos, la FP ha evolucionado algo y tenemos excepciones en las universidades como la Politécnica de Valencia. Por eso hay tanto trasvase de estudiantes de la pública a la privada. Hay que fomentar la sinergia entre las universidades y las empresas, como hacen en Dinamarca. Por otro lado, he de decir que las carreras de ciencias sociales son una fábrica de parados. ¿En serio hacen falta cuatro años para estudiar Periodismo, por ejemplo? Con cualquier periodista que hables te dirá que con dos años vale y que es mejor dedicar el tiempo restante a una especialización. No sé si estás de acuerdo.
Yo es que estudié Filosofía.
Pues mira, justo Filosofía es algo que va venir muy bien en el futuro porque vamos a tener que volver a los orígenes, a aprender a pensar, a reflexionar, a ser críticos. La IA nunca va a tener esa capacidad. Vamos a tener asistentes digitales a los que saber cómo hacerles preguntas y para eso hace falta gente formada en ese campo.
Sin embargo, la Filosofía y las ciencias humanas en general son siempre las más damnificadas cuando se permiten políticas neoliberales como las que mencionabas antes. Si, como decía usted, dejamos entrar sin cortapisas al sector privado en las universidades, se dedicarán más fondos a las ramas, por decirlo de algún modo, más “productivas”, y estudiar humanidades será algo excepcional, por no decir un lujo.
Honestamente, no manejo muchos datos a este respecto. No sé con certeza si cuando han estado partidos en el poder que han ejercido políticas neoliberales se ha procedido en los términos que describes. En cualquier caso, te diré que yo creo en modelos híbridos. Sea cual sea la carrera que se estudie, creo que la mayoría de la gente lo hace con vistas a tener un empleo, no para expandir la mente o experimentar un crecimiento personal. Y creo que los modelos que combinan una financiación pública y privada están más cerca de favorecer esta aspiración.
Volviendo al tema de la IA, ¿cómo se puede integrar en las aulas de manera que suponga un avance y no un retroceso en la formación del alumnado?
La IA debe integrarse no como un mero gadget, sino como un agente transformador de la forma de aprender: menos memorización de datos, más contextualización, más comprensión, más pensamiento crítico y más evaluaciones en torno a proyectos. El sistema educativo debe preparar al alumnado para usar la IA como una herramienta que agiliza procesos, no para sustituir el pensamiento humano.

Rafael Tamames, tecnólogo y emprendedor.
La tecnología mejorará nuestra vida, ayudará a reducir la pobreza y las enfermedades, y abrirá posibilidades inimaginables
¿Cuáles son los principales riesgos que ve en el desarrollo acelerado de la IA y cómo deberían afrontarse a nivel social y político?
El mayor riesgo no es la tecnología en sí, sino el uso que hagan los seres humanos. Existen personas que pueden usar la tecnología con fines dañinos, pero eso está más relacionado con la corrupción y los fallos sociales que con la IA en sí. La solución pasa por reforzar la justicia, la ética y la transparencia, no solo la regulación tecnológica. La educación y la mentalidad emprendedora son clave para adaptarse y no quedarse atrás.
Mirando al futuro: ¿cómo imaginas el mundo dentro de 10 años si se adoptan de forma ética y responsable las aplicaciones basadas en inteligencia artificial?
Soy optimista. Creo que viviremos un nuevo Renacimiento que será tecnológico. La IA liberará a las personas de trabajos repetitivos y les dará tiempo para crear, pensar y ser críticos. La tecnología mejorará nuestra vida, ayudará a reducir la pobreza y las enfermedades, y abrirá posibilidades inimaginables. Habrá retos, claro, pero si mantenemos una mentalidad emprendedora y ética, el futuro será esplendoroso.