En medio de la euforia bursátil que ha llevado a Nvidia a convertirse en la empresa más valiosa del mundo, su CEO, Jensen Huang, ha ofrecido una de las declaraciones más inquietantes hasta la fecha sobre el futuro del empleo en la era de la inteligencia artificial. “Los empleos de todo el mundo se verán afectados”, afirma en una reciente entrevista.
El comentario llega justo después de que Nvidia superara el techo de los 4 billones de dólares en capitalización bursátil, rebasando incluso a gigantes como Apple o Microsoft. Este crecimiento descomunal ha convertido a Huang en la sexta persona más rica del planeta, con una fortuna personal que supera los 143.000 millones de dólares.
Pero, lejos de celebraciones triunfales, el fundador de Nvidia ha aprovechado la atención mediática para lanzar una advertencia sombría sobre el impacto de la IA en el trabajo humano. Durante una conversación con Fareed Zakaria, Huang ha insistido en que la revolución de la inteligencia artificial afectará a “todos los trabajos”.
El motor de este cambio sería la productividad: la capacidad de la IA para generar más valor, más rápido y a menor coste que los seres humanos. Aun así, el ejecutivo matizó que no todo está perdido: “Algunos empleos se perderán. Muchos se crearán. Y lo que espero es que las ganancias de productividad que estamos viendo en todas las industrias ayuden a elevar a la sociedad”.

Jensen Huang, CEO de Nvidia.
Algunos empleos se perderán. Muchos se crearán. Y lo que espero es que las ganancias de productividad que estamos viendo en todas las industrias ayuden a elevar a la sociedad
La ambigüedad de su esperanza (“elevar a la sociedad”) no ha pasado desapercibida, especialmente porque hasta ahora la inversión multimillonaria en IA no ha venido acompañada de políticas públicas significativas que preparen a los trabajadores para una transición justa. Más bien, el avance de la automatización ha coincidido con recortes del estado del bienestar, reformas laborales regresivas y una creciente precarización del empleo.
Aunque la narrativa del “boom de la productividad” ha sido una constante en el discurso tecnológico, los datos reales invitan al escepticismo. En 2024, un estudio realizado a 2.500 trabajadores reveló que el 77 % experimentó una caída en la productividad tras implementar herramientas de IA en sus tareas, mientras que un 39 % reportó un aumento de carga laboral debido a errores generados por la IA.
Además, otro estudio más reciente del National Bureau of Economic Research (NBER) en Dinamarca —basado en 25.000 empleados y 7.000 empresas— concluyó que la introducción de inteligencia artificial generó beneficios “marginales” en productividad, sin impactos significativos ni en horas trabajadas ni en salarios.
La promesa de que la IA “liberará” a los humanos del trabajo repetitivo o ineficiente, por tanto, todavía no se ha materializado para la mayoría. Para muchos empleados, la experiencia actual con la automatización es la de una herramienta que complica más que aligera su día a día. Sin embargo, conviene estar atentos a lo que vendrá próximamente.