ChatGPT empieza a poner excusas para trabajar menos: “Cualquier cosa directa que le pido, en vez de responder me dice que aquí está para ayudarme y bla bla bla”

CHATGPT

El vídeo se volvió viral y abrió una conversación sobre autonomía, límites operativos y diseño de comportamiento en inteligencias artificiales

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ChatGPT empieza a poner excusas para trabajar menos:

ChatGPT empieza a poner excusas para trabajar menos: “Cualquier cosa directa que le pido, en vez de responder me dice que aquí está para ayudarme y bla bla bla”

Lo que empezó como una prueba aparentemente absurda terminó por convertirse en un fenómeno viral. Un joven decidió pedirle a ChatGPT que contara en voz alta, número por número, hasta llegar al millón. Sin embargo, el modelo de OpenAI evitó la tarea repetidamente, respondiendo con frases como “Estoy aquí para ayudarte” o ”¿En qué puedo asistirte?”, sin ejecutar nunca la orden.

El vídeo que documenta la interacción, como decimos, no tardó en viralizarse en redes sociales, acumulando miles de visualizaciones y reacciones. Lo que parecía una simple broma desató un debate más profundo entre usuarios y expertos.

¿Excusas o programación responsable?

“Me pasa todo el tiempo”

A lo largo del clip, el usuario insiste una y otra vez: “No quiero descansos, quiero que cuentes”, “No te escucho”, incluso cuando la IA asegura que comenzará a contar, pero nunca lo hace. En vez de obedecer ciegamente, el modelo despliega un comportamiento que, para muchos, roza lo evasivo.

El episodio no solo hizo reír, también sirvió como punto de partida para discutir sobre los límites preprogramados en modelos de lenguaje generativo. OpenAI ha implementado restricciones para evitar que sus sistemas ejecuten tareas absurdas, repetitivas o que consuman recursos de forma innecesaria. En este caso, pedir que se cuente hasta un millón entra precisamente en esa categoría.

Por eso, aunque desde fuera pueda parecer que ChatGPT está “poniendo excusas”, lo cierto es que el modelo está diseñado para priorizar la utilidad, la eficiencia y el sentido común en sus respuestas.

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Por otro lado, entre los cientos de comentarios que generó el vídeo, uno en particular se volvió especialmente popular. Un usuario compartió su frustración con un tono irónico: “Me pasa todo el tiempo. Cualquier cosa directa que le pido, en vez de responder, me dice que acá está para ayudarme y bla bla bla”.

“Es más fácil buscar la solución de álgebra y física cuántica en un libro que pedir una síntesis de lengua a ChatGPT y que responda acorde. ¡Viva Grok!”, añadió. La mención final hace referencia al asistente de inteligencia artificial creado por xAI, la compañía de Elon Musk.

En definitiva, el vídeo se ha convertido en un ejemplo más de cómo los usuarios, a menudo sin proponérselo, terminan comprobando los límites éticos, operativos y de diseño de esta tecnologías. Porque incluso una petición tan simple como contar hasta un millón puede hacer que una IA se “cuestione” si vale la pena seguir las instrucciones.

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