La inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Unas 700 millones de personas envían millones de mensajes diarios a ChatGPT, el sistema de chat basado en un modelo de lenguaje de IA desarrollado por OpenAI.
Apenas han pasado tres años de su lanzamiento al mercado de consumo, y ChatGPT se ha convertido en una de las herramientas más usadas a nivel global. Sin embargo, su fundador, el empresario Sam Altman, parece tener serias dudas sobre la difusa línea que separa lo humano de lo artificial.
Durante su participación en MD Meets, el espacio de conversación dirigido por el periodista Mathias Döpfner, Altman ha dejado una reflexión que ha dado mucho que pensar: “Este es un momento muy extraño para estar vivo en toda la historia de la humanidad”, afirma.
El CEO ha reconocido la dificultad de comprender el mundo actual, especialmente en una época en la que el avance tecnológico supera la capacidad humana de asimilación. “Diría que nuestra consciencia es lo único de lo que podemos estar realmente seguros, y sin duda es lo más importante que nos sucede. Pero sí, es un momento inusual para estar vivos”, remarca.
Sam Altman, CEO de OpenAI: “Es un momento inusual para estar vivos”
Sus palabras remiten inevitablemente a la teoría de la simulación del filósofo sueco Nick Bostrom y su perturbadora hipótesis, la cual plantea una inquietante pregunta: ¿y si el universo fuera una recreación informática y nuestra existencia, un simple programa?
Altman se ha adentrado en esta teoría, sugiriendo que incluso dentro de una simulación podrían existir múltiples niveles de realidad. Al fin y al cabo, su creación se enfrenta a algunas de las preguntas más existenciales: qué es la consciencia, dónde termina la realidad y si el universo mismo podría ser el resultado de un algoritmo. Aunque por lo pronto no haya respuestas, la reflexión del magnate deja entrever cierta sospecha de que tal vez estemos cerca de comprender nuestra propia naturaleza a través de la IA que por cualquier otro medio.

