Elon Musk está construyendo el centro de datos más grande de Estados Unidos... sin que le importen las consecuencias: “Cree que esta zona es una zona de sacrificio y que la gente de aquí no importa”

xAI

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Elon Musk.

Pool / Reuters

En las afueras de Memphis, Tennessee (Estados Unidos) se está construyendo una de las infraestructuras tecnológicas más ambiciosas —y polémicas— del planeta. Se llama Colossus 2 y pertenece a xAI, la compañía de inteligencia artificial de Elon Musk. Su aspiración es convertirse en el complejo de supercomputación más potente jamás levantado en EEUU.

Sin embargo, su rápida expansión ha provocado una ola de denuncias por contaminación, irregularidades legales y abusos medioambientales que están afectando directamente a algunas de las comunidades más vulnerables del estado.

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Musk lleva meses intentando alcanzar a sus competidores en la carrera global por el control del cómputo para inteligencia artificial. Mientras OpenAI, Google y Microsoft invierten miles de millones en infraestructura para entrenar sus modelos, el fundador de Tesla y SpaceX decidió construir la suya propia: una red de centros de datos interconectados bajo la marca Colossus.

El primero se levantó en Memphis en 2024, y el nuevo Colossus 2 promete ser tres veces mayor, según fuentes citadas por The Wall Street Journal. Se calcula que alojará más de 300.000 unidades de procesamiento gráfico (GPU) y que la inversión total superará los 18.000 millones de dólares.

Jensen Huang entrega a Elon Musk el primer DGX Spark.

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Nvidia

El objetivo es que xAI pueda entrenar sus modelos de lenguaje a gran escala sin depender de las infraestructuras de terceros. “Musk quiere competir en el mismo nivel que OpenAI y Google, pero con independencia total”, explican analistas citados por Futurism. “Por eso está construyendo su propio ecosistema de energía, cómputo y refrigeración”.

El problema es la forma en que se está llevando a cabo la obra. Los informes apuntan a que xAI aumentó la potencia de sus turbinas de gas sin contar con los permisos medioambientales necesarios, y que ha utilizado generadores portátiles alimentados por metano para alimentar el complejo durante las fases iniciales, evitando así las inspecciones estatales.

Las autoridades locales confirmaron que la empresa no notificó a tiempo los cambios en la capacidad energética

Las autoridades locales confirmaron que la empresa no notificó a tiempo los cambios en la capacidad energética, lo que podría suponer una violación del Clean Air Act, la ley federal que regula la calidad del aire en Estados Unidos.

Los residentes de la zona aseguran que la construcción avanza sin descanso, incluso de noche, y que el aire se ha vuelto más denso y difícil de respirar. “Creen que esta zona es una zona de sacrificio y que la gente de aquí no importa”, declaró el activista KeShaun Pearson a TIME. De hecho, se han documentado emisiones elevadas de óxidos de nitrógeno (NOx), partículas relacionadas con el aumento del asma y otras enfermedades respiratorias.

‘Elon Musk. Retrato de un oligarca’, un cómic de Darryl Cunningham

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Planeta Cómic / Comanegra

Ante la presión mediática, la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) y el Southern Environmental Law Center han anunciado demandas por violaciones medioambientales contra xAI. El objetivo es frenar temporalmente las operaciones de Colossus 2 hasta que la empresa presente los permisos y los informes ambientales necesarios.

xAI, por su parte, sostiene que los generadores temporales fueron una medida “de emergencia” y que todos los procesos se regularizarán “a medida que avance la construcción”. En un comunicado, Musk defendió la iniciativa afirmando que “la inversión beneficiará a toda Tennessee con empleos y desarrollo tecnológico”, y acusó a “la burocracia” de ralentizar los avances.

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Pero la paradoja es evidente: la inteligencia artificial, diseñada para optimizar recursos y crear un futuro más eficiente, se está construyendo sobre un modelo energético intensivo y socialmente desigual. Así, mientras xAI avanza en su misión de “hacer que la inteligencia artificial entienda el universo”, los vecinos de Memphis siguen luchando por algo más básico: poder respirar sin miedo.

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