En un mundo donde la privacidad visual parecía a salvo tras una simple cortina a medio transparentar, un equipo de físicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China ha roto esta ilusión. Desde el país asiático que lo está cambiando todo en la última década, han desarrollado un sistema láser que, utilizando interferometría de intensidad —una técnica de origen astronómico—, es capaz de leer el texto de un libro abierto a más de 1,3 kilómetros de distancia.
Las pruebas realizadas por el equipo situado en Hefei han demostrado que el sistema puede identificar letras de apenas tres milímetros a una distancia asombrosa. Una proeza que puede resultar increíble… o muy peligrosa.
El desarrollo de la tecnología se basa en un componente de la física que los astrónomos han usado desde hace décadas para observar las estrellas: la interferometría. Tradicionalmente, esta técnica mide cómo se combinan ondas —de luz, de sonido o de radiación, todo sirve— para crear patrones de interferencia. Sin embargo, el equipo chino ha dado un paso más al utilizar interferometría de intensidad, que no necesita mezclar ondas en tiempo real, sino que mide las fluctuaciones de luz desde múltiples puntos para reconstruir una imagen.
En cristiano, esto quiere decir que los científicos han conseguido interpretar imágenes a través de puntos concretos de luz muy pequeños. Esto, hasta hace poco, estaba reservado para observar estrellas y planetas a millones de kilómetros de distancia, pero desde Hefei le han dado la vuelta a esta tecnología al usarlo en la Tierra.
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A través de un sistema de ocho haces láser infrarrojos, el aparato interpreta un objeto distante iluminado, analizando cómo se reflejan las señales en distintos sensores. De este modo, recompone una imagen legible del objeto: un texto claro que se ve a mucha distancia.
Aunque la tecnología es incipiente e interesante, despierta muchas dudas sobre su aplicación. Desde la propia universidad se sugiere que podría ser útil para detectar y estudiar basura espacial, proyectando luz sobre objetos en órbita para identificar sus características sin necesidad de enviar una nave. Pero claro, también podría ser utilizada para el espionaje de los ejércitos.
“Este nuevo trabajo representa un avance técnico significativo en la obtención de imágenes de objetos lejanos que no emiten luz propia”, cuenta Shaurya Aarav, investigador en óptica de la Universidad de la Sorbona. Desde luego, es un invento increíble proveniente desde China, como muchos otros que nos llegan en los últimos años... Pero ¿cuáles serán sus usos y consecuencias?



