Ni Bill Gates ni Steve Jobs, la mayor revolución de la informática vino de la mano de Bill Atkinson, “el mejor programador de la historia”
Apple
Bill Akitson falleció a los 74 años en Portola Valley (California) el pasado 5 de junio, dejando un legado insustituible para la computación
La gente dudaba de Albert Einstein por decirlo en 1915, pero la ciencia lo confirmó: antes de que pudiéramos ver un agujero negro en la vida real, él ya lo había diseñado a través de las matemáticas
Bill Atkinson, ingeniero de Apple.
El pasado 5 de junio, Bill Akitson falleció a los 74 años en Portola Valley (California), a causa de complicaciones derivadas del cáncer de páncreas que sufría desde hacía varios años. A pesar de que muchos no conocían el nombre de Akitson, su muerte ha dejado una herida imborrable para la informática y ha despertado un legado que, durante décadas, marcó el devenir tanto de Apple como de la computación general.
Bill Akitson es conocido por decenas de logros, desde ser uno de los pioneros de Apple —el empleado número 51 de la compañía— hasta ser el creador de QuickDraw —la base de la interfaz gráfica moderna—, el inventor del doble clic y de otros softwares como MacPaint e HyperCard. Sin duda, fue uno de los ingenieros más importantes de su tiempo, y el propulsor de la informática moderna tal y como la conocemos. En un momento en el que muchos ponían el foco en conseguir más potencia, él se centró en hacer sus nuevos inventos accesibles para todo el mundo. Y, como se demostró décadas después, esa fue la clave futura de la sociedad.
Bill Atkinson fue contratado personalmente por Steve Jobs
Vida tech
De investigar sobre el cerebro a ser uno de los mejores ingenieros de Apple
William Dana Atkinson nació el 17 de marzo de 1951 en Ottumwa, Iowa (Estados Unidos) y pasó su infancia en Los Gatos (California). Lo curioso es que, en lugar de ser un joven genio de la informática desde joven, lo que más llamaba la atención del Atkinson niño era la biología. El interior de nuestros cuerpos, sumado al mundo de las matemáticas, era lo que más le fascinaba, lo que le llevó a especializarse en neurobiología desde bien temprano.
Su interés por entender el funcionamiento del cerebro lo guio hasta la Universidad de California en San Diego, donde comenzó a estudiar cómo se procesan las imágenes en el sistema nervioso humano. Pero claro; aún no había sistemas potentes que tradujeran estos estudios a algo palpable, por lo que comenzó a trabajar en un primer sistema de gráficos 3D que haría evolucionar la neurología a pasos agigantados.
Su maña para combinar ciencia, tecnología e incluso arte llamó la atención de Apple
Atkinson, sin saberlo aún, estaba acercándose a las bases de lo que después sería su principal legado tecnológico: traducir el lenguaje complejo del cerebro humano en un sistema visual comprensible y atractivo para millones de personas. Esta maña para combinar ciencia, tecnología e incluso arte —pues las imágenes que diseñaba su sistema tenían mucho de creativo— fue lo que llamó la atención de Apple a finales de los años setenta.
En cuanto Jef Raskin, creador original del proyecto Macintosh, conoció su trabajo y vio sus experimentos gráficos en la universidad, no dudó en ofrecerle unirse a Apple, que en aquel momento aún era una empresa joven y llena de promesas. Para Atkinson era, en realidad, una apuesta: nadie sabía si aquello iba a ser un fracaso o iba a convertirse en el titán tecnológico que terminó siendo. Pero su incorporación como empleado número 51 fue determinante, puesto que aportó una perspectiva distinta al desarrollo de la empresa.
Bill Atkinson junto a Steve Jobs
El legado de Atkinson
Diseño la informática del presente
En 1979, cuando Atkinson y otros ingenieros de Apple visitaron el legendario centro de investigación Xerox PARC, su visión sobre la informática cambió radicalmente. Allí vio por primera vez interfaces gráficas avanzadas, ventanas que podían abrirse y cerrarse, iconos que simplificaban procesos complejos y un ratón que permitía controlar el cursor en pantalla. Aquella visita fue un punto de inflexión, puesto que puso toda su creatividad al servicio de algo que tuvo claro que podía ser una gran revolución.
De este modo, en cuanto regresó a las oficinas de Apple puso su mente a trabajar. Así, comenzó a diseñar Apple Lisa (lanzado en 1983), junto a otros ingenieros, y poco después dio forma al Macintosh (1984), diseñando componentes básicos del sistema operativo. Pero donde más destacó es en su papel en QuickDraw —biblioteca de gráficos 2D fundamental que definía el pixel como unidad—, donde sentó las bases de los programas de diseño posteriores. Gracias a él tenemos herramientas como la pluma, el lazo o la selección de áreas. Dio forma, en definitiva, a las interfaces intuitivas que después adoptarían los sitemas Apple y Windows.
El trabajo de Atkinson rompió la barrera entre palabras y dibujos
Pero no se quedó solo ahí. Con la mirada puesta en el diseño, aprovechó sus herramientas para crear MacPaint, la primera aplicación gráfica a nivel de usuario. “El trabajo de Atkinson rompió la barrera entre palabras y dibujos”, resume para Insanely Great el experto en tecnología y amigo del ingeniero Steven Levy.
Pero, cuando parecía que la creatividad de Atkinson ya había sido explotada, el ingeniero dio un paso más al abrirse hacia la interactividad. Con la creación de HyperCard, abrió la veda a la combinación de texto, imágenes y enlaces de forma sencilla, dando forma a aplicaciones y presentaciones con un sistema de “stacks” que funcionaba como un conjunto enlazable de tarjetas. Fue una forma única de, en aquel momento casi de prehistoria tecnológica, unir todos los elementos que tenía a mano para crear un ecosistema funcional.
Bill Atkinson.
Estas creaciones le valieron una reputación única. “Es el mejor programador que haya existido jamás” llegó a decir de él John Gruber, autor de Daring Fireball. Y eso solo se afianzó cuando se marchó de Apple en 1990. Fundó entonces cofundó General Magic, una spin‑off de la empresa que tenía entre sus filas a varios genios de Macintosh y que se centraba en la telefonía móvil.
Y no fue su único éxito empresarial. En 2007 se unió a Numenta, una compañía fundada por Jeff Hawkins basada en una inteligencia artificial inspirada en el neocórtex humano. En aquel momento, Atkinson afirmó que “lo que hace Numenta es más importante para la sociedad que el PC o Internet”.
De algún modo, con Numenta terminó de cerrar el ciclo de su vida. La neurología aplicada a la tecnología ya es una realidad, como vemos con Neuralink, pero Atkinson fue el primero en ver cómo nuestro futuro estaría ligado a un cerebro.