En 2013, James Howells, ingeniero informático galés, tiró a la basura un disco duro antiguo mientras hacía limpieza en su casa de Newport. Aquel dispositivo contenía la clave privada de acceso a una billetera con 8.000 bitcoins minados cuando la criptomoneda apenas tenía valor. En aquel momento no parecía demasiado grave... pero pronto Howells se dio cuenta de lo que había hecho.
Doce años después, con el precio del bitcoin superando los 115.000 dólares, esa pérdida equivale a más de 950 millones de euros. Pero, tras más de una década buscando sin éxito esta fortuna enterrada en un vertedero, Howells ha confirmado que abandona definitivamente la búsqueda.
Una tragedia del siglo XXI
No es vida de rico
Howells lleva una década protagonizando una de las historias más insólitas del ecosistema digital. Tras darse cuenta de su error al tirar el disco duro, identificó el vertedero municipal de Newport donde había terminado su disco duro y propuso diversas iniciativas para recuperarlo. Todas sin éxito. Además, el ayuntamiento rechazó sistemáticamente sus planes de excavación alegando riesgos medioambientales y sanitarios.
Lejos de rendirse, Howells elaboró propuestas cada vez más sofisticadas. En 2021 presentó un plan de recuperación valorado en 10 millones de dólares, con respaldo de inversores privados y la participación de ingenieros, expertos en gestión de residuos y abogados. El dispositivo, según sus estimaciones, estaría enterrado en una zona concreta de unas 200 toneladas de residuos. Para localizarlo, planteó el uso de inteligencia artificial, drones con escáner LIDAR e incluso perros robot de la empresa Boston Dynamics.
He hecho todo lo que estaba en mi mano. No hay más vías
“No es una aguja en un pajar. Sé dónde está. Solo necesito permiso para excavar”, declaró en varias entrevistas. Su optimismo nunca decayó, ni siquiera cuando las autoridades locales endurecieron su postura.
Pero el punto final llegó el pasado enero, cuando un juez del Tribunal Superior de Gales falló en contra de su demanda, ratificando que el disco duro pertenece legalmente al vertedero municipal y negando cualquier posibilidad de intervención. Howells anunció entonces que abandonaba el proyecto. “He hecho todo lo que estaba en mi mano. No hay más vías”, declaró al diario The Guardian.
Aun así, lejos de desaparecer del ámbito público, Howells ha anunciado ahora que planea lanzar un token descentralizado inspirado en su experiencia. Según explicó a Cointelegraph, será una forma de convertir la pérdida en un símbolo del potencial —y los riesgos— del universo cripto. Sin embargo, no parece más que un último intento a agarrarse a un clavo ardiendo de lo que pudo ser y nunca fue.