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Manel de Aguas, cyborg: “Soy como una central meteorológica, llevo implantadas unas aletas que registran datos del ambiente y emiten un sonido íntimo; en verano oigo un ruido más agudo porque hace más calor”

Transespecismo

Como miembro de la Cyborg Foundation, Manel de Aguas es un artista con aletas implantadas en su cráneo que le permiten percibir la humedad, la temperatura y las precipitaciones

Miguel Morillo, director de ‘Cyborg Generation’: “La implantación tecnológica en el cuerpo humano ya no es ciencia ficción: está ocurriendo ahora”

Manel de Aguas, cyborg.

Juan Carlos Saloz

Son pocos los días de verano en los que Barcelona amanece bajo un cielo nublado. Sin embargo, las nubes se han puesto de acuerdo para encapotar el cielo el día que me cito con Manel de Aguas. Parece hecho a posta: este cyborg cuenta con unas aletas implantadas en su cráneo que le permiten “oír” la humedad, la lluvia y la temperatura. Y qué mejor forma que ponerlas a prueba que un día caluroso repleto de nubes negras.

Antes de ser cyborg, Manel de Aguas ya se dedicaba a la fotografía. Sin embargo, desde hace más de siete años se ha dedicado por igual a una performance radical: la de su propio cuerpo, convertido en lienzo tecnológico. Como miembro de la Cyborg Foundation, proyecto barcelonés encabezado por Neil Harbisson, lleva años uniendo su arte con un interesante discurso sobre transhumanismo y nuevas formas de definirse en la sociedad. Nos reunimos en la terraza más alta de un hotel, con miedo o esperanza de que se ponga a llover, para profundizar sobre su visión del mundo.

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¿Cuándo tomaste la decisión de ser un cyborg?

Mi proyecto empezó en 2017, mientras estudiaba fotografía en la Idep de Barcelona. Fue en aquella época cuando conocí a Moon Ribas, que había pasado por un proceso similar, y me comencé a interesar por los cyborgs y la hibridación entre el cuerpo y lo artificial. En mis trabajos exploraba el cuerpo en diálogo con la arquitectura y con elementos mecánicos, así que, para el proyecto final, pensé que era una gran idea que fuera yo mismo quien pasara por esa experiencia de hibridación. Nació como un proyecto artístico y así se ha mantenido.

Entonces, ¿para ti es un proyecto artístico o un proyecto vital?

Ambas cosas. Es un proyecto artístico, pero también de vida. Es como hacerse un tatuaje: puede ser arte, pero también es algo que va contigo para siempre. Yo siento que el arte cyborg es un arte en el que pones tu cuerpo y tu mente, día tras día. Es convertir tu vida en una pieza artística. Tú eres el sujeto de tu obra.

Manel de Aguas, cyborg.

Juan Carlos Saloz

Es un acto muy valiente.

Para mí nunca ha sido cuestión de valentía, más bien de pasión y devoción. Pensar que puedo crearme un órgano cibernético y vivir con él es como vivir en una realidad fantástica. Y aunque pueda sonar valiente, en realidad nunca me ha dado mucho miedo. Bueno, al principio quizá sí. Recuerdo muy bien los primeros pasos, cuando buscaba material sobre ser cyborg y sobre el transhumanismo, para descubrir en qué me estaba metiendo. Eso fue incluso antes de estudiar fotografía. Recuerdo que todas las webs de biohacking, transhumanismo y demás tenían un aspecto muy turbio. Era como entrar en una especie de deep web extraña. Pero todo cambió cuando conocí a Neil Harbisson y a Moon Ribas.

¿Cómo los conociste?

A Neil lo conocí delante del Moog, una discoteca. Y a Moon poco después en Konvent, un espacio de creación. Estaban preparando una performance y me invitaron a ir una noche. Conectamos enseguida. Nos reíamos muchísimo juntos. Y, de repente, la idea de ser un cyborg me entusiasmó. Eran personas con las que encajaba muy bien, con un sentido del humor parecido. Nos veíamos mucho y compartíamos momentos muy cotidianos. Además, ver a Neil secándose el pelo, salir con ellos a tomar unas patatas bravas… me enseñó que ser cyborg no era solo ciencia ficción; que también podía ser parte de lo cotidiano.

Nuestra vertiente es ecocéntrica. No ponemos al humano ni a la tecnología en el centro, sino a la naturaleza. Usamos la tecnología como un medio para conectar o explorar nuevas formas de conexión con la naturaleza

Manel de aguascyborg

¿Te sientes identificado con la cultura del biohacking que está comenzando a aflorar?

Realmente no. Existe esa cultura, pero no me siento identificado con ella. Creo que el movimiento de Neil —lo nombro a él porque lo inició, pero en realidad es de muchos más— tiene algo distinto. Es muy específico y muy concreto. Pero al mismo tiempo es muy abierto, muy mainstream en el buen sentido. Somos como los hippies de los cyborgs. Nuestra vertiente es ecocéntrica. No ponemos al humano ni a la tecnología en el centro, sino a la naturaleza. Usamos la tecnología como un medio para conectar o explorar nuevas formas de conexión con la naturaleza. La tecnología no es la finalidad, es un medio. Tenemos un interés en la naturaleza y queremos explorarla con las herramientas que existen hoy en día. Herramientas que nos permiten revelar realidades que ya están ahí, pero que nuestros sentidos quizá no pueden percibir, o no de la manera que queremos. Y ahí entra la definición de arte cyborg: el arte de crear nuevos sentidos y órganos cibernéticos, con la finalidad de diseñar tu propia percepción de la realidad.

Tus implantes, las aletas, funcionan en relación con la lluvia. ¿Por qué?

La lluvia siempre ha sido un fenómeno que me ha interesado desde pequeño, con el que me he sentido conectado por diferentes motivos. Quizás solo soy una romántica y ya está, pero lo cierto es que tengo muchos recuerdos de la lluvia como figura presente en mi vida. Así, a través de la tecnología, pensé que podía crear una conexión con la lluvia, un fenómeno natural que siempre me había atraído. Lo vi claro: era la oportunidad de explorar esa atracción desde un órgano cyborg.

Manel de Aguas, cyborg.

Juan Carlos Saloz

¿Cómo funcionan las aletas exactamente?

Funcionan a través de un sensor que, cada cinco segundos, registra los datos de temperatura, humedad y presión atmosférica. Es un sensor que está conectado a mí, directamente.

¿No está conectado a alguna red?

No. Es como un ordenador en sí mismo. Es decir, como si yo fuera la central meteorológica. No está conectado a nada, solo mide las condiciones de mi entorno inmediato. Tiene un sistema preparado para recibir lo que está pasando alrededor.

¿Y cómo traduce esos datos?

La temperatura, la humedad y la presión atmosférica se conectan con tres cualidades del sonido. Son tres elementos del tiempo que corresponden a tres cualidades sonoras. La temperatura se conecta con el tono: si hace más calor, el sonido es más agudo; si hace más frío, es más grave. La humedad se relaciona con el timbre y la presión atmosférica con el volumen sonoro.

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¿Cómo está la cosa hoy? Parece que va a llover.

Hoy escucho un sonido un poco más agudo de lo habitual. En verano siempre suena más agudo porque hace más calor. No cambia tanto durante el día; es más interesante verlo a largo plazo. En una ciudad como Barcelona, que en verano es muy húmeda y alcanza casi los 30 grados, ahora mismo el sonido es burbujeante, pero también con matices de un craqueo, una textura crujiente. Lo tengo diseñado así: la humedad afecta al timbre, y el timbre es la textura del sonido. Quería percibir que, cuanta más humedad hubiera, más burbujeante o más acuático fuese el sonido. Cada vez que aumenta la humedad a mi alrededor, lo percibo como si me hundiera más en un mar. Es una forma poética de percibir la atmósfera, de percibir el agua que realmente está en suspensión en ella, como si estuviera sumergido.

Entonces, se trata totalmente de un proceso creativo.

Claro, por eso digo que el arte cyborg también es el arte de diseñar tu percepción de la realidad. A nuestro alrededor existen muchos elementos que percibimos o no, que nos afectan o no. En mi caso, quería percibir la humedad como un mar en el que estoy hundido. Al final, son circuitos bastante básicos. Las aletas reciben de forma constante los datos de humedad, presión y temperatura. Tiene una tarjeta SD que contiene una galería de sonidos que yo mismo he creado, y cada archivo se relaciona con una combinación distinta de esos tres valores. Cuando el sensor detecta una combinación, selecciona el archivo correspondiente y lo reproduce en forma de loop.

Hay muchas formas de ser cyborg, no hay una sola. Tú te puedes sentir cyborg teniendo tecnología en el cuerpo o no. Hay personas que tienen marcapasos y no se sienten cyborgs, aunque su cuerpo lo sea en parte

Manel de aguascyborg

Pero el sonido no te llega a través del oído, ¿no?

No. Ese loop me llega a través de un transductor de conducción ósea, que transmite el sonido por el hueso y que está en contacto con mi implante transdermal, encargado de amplificar la señal. De esa manera escucho un sonido muy de fondo, como en background. Es un sonido íntimo, muy mío. Al principio era raro, porque mi cabeza tenía que identificar un input nuevo y llegué a sentirme un poco en una burbuja. Pero con el tiempo se volvió natural, algo propio, casi como una habitación interior a la que solo yo accedo.

¿Dirías que es un sexto sentido?

Para mí es un nuevo estilo sensorial, seguro. Lo de llamarlo sexto sentido es complicado, porque en realidad tenemos más de cinco sentidos. Aun así, sí: es como un nuevo sentido.

¿Cómo fue el proceso de crear los implantes?

Es complicado. No hay un manual de instrucciones que te diga cómo crear un nuevo órgano. Tienes que aprender desde cero incluso la forma en la que te comunicas con los ingenieros. Yo venía de un contexto cero tecnológico: lo único que conocía eran las ISO y cuatro cosas más de fotografía. Pero al final lo fui descubriendo poco a poco. Recuerdo que mi primer prototipo me lo imaginé en abstracto: un chip que me daba los valores de presión atmosférica y me los enviaba a través de vibraciones. Dibujé unos motorcitos sin saber ni siquiera si existían. Pensé: “Bueno, en algún sitio habrá unos motores así”. Y sí, existían. Le expliqué la idea a un amigo que hacía proyectos de ingeniería y robótica básica en su casa y juntos lo pudimos desarrollar.

Manel de Aguas, cyborg.

Juan Carlos Saloz

Corrígeme si me equivoco, pero una diferencia entre ser cyborg y simplemente usar aparatos tecnológicos sería que no lo podéis apagar: que no hay un botón de ON/OFF. ¿Es así en tu caso?

Hay muchas formas de ser cyborg, no hay una sola. Tú te puedes sentir cyborg teniendo tecnología en el cuerpo o no. Hay personas que tienen marcapasos y no se sienten cyborgs, aunque su cuerpo lo sea en parte. En mi caso no lo apago, no tengo diseñado un switch on/switch off, porque quería crear algo que se pareciera más a un órgano. Pero claro, hay limitaciones: para que esto funcione hace falta electricidad. Tengo que cargarme para que mi parte electrónica funcione.

¿Y eso cómo lo haces? ¿Con baterías?

Siempre voy con una powerbank. Es lo más cómodo. Tiene un día de autonomía. Normalmente, cuando se me acaba la batería de las aletas, lo interpreto como la señal de que es hora de ir a dormir. Coincide también con mi energía hormonal. Es como que mi cuerpo entero se apaga y pienso: “Vale, toca descansar”.

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¿De dónde viene el diseño de las aletas?

Para el diseño del sonido me inspiré en el fondo del mar, en la idea del océano, pero trasladada al aire: la atmósfera vista como un mar. Quería representarme a mí mismo como un pez en ese mar de aire. De ahí salió el diseño, inspirado en un pez que simboliza la lluvia: el pez volador, que tiene unas aletas que también son alas. Las usa tanto para nadar como para planear fuera del agua. Me gusta esa dicotomía. Yo digo que son aletas, pero mucha gente dice que son alas. Y en realidad son las dos cosas, igual que en el pez.

De nuevo, basándote en la naturaleza.

Claro. Justamente, lo que nos une a Neil, a Moon y a mí es nuestra inspiración en los animales y en la vida no humana. Nuestra referencia siempre son otras especies, tanto plantas como animales, y las ponemos en el centro. En movimientos como Neuralink, de Elon Musk, siempre se pone al humano en el centro, con la tecnología como una forma de mejora de la especie. Pero para nosotros no es así. Nosotros no decimos que mejoramos: exploramos la realidad de una forma diferente. Una persona ciega no es inferior a alguien que no lo es, y alguien que tiene más sentidos tampoco es superior. Sería una tontería plantearlo así. En las vertientes más transhumanistas, el hecho de ser cyborg sí que se percibe como una mejora, pero esa no es una visión con la que nos identifiquemos.

Aquí entran diferentes vertientes filosóficas. Tú formas parte, si no me equivoco, de la Transpecies Society.

Sí. La Transpecies Society fue una asociación que creamos a finales de 2017. Es una especie de rama de la Cyborg Foundation. Una continuación. El objetivo era no solo hablar de identidades cyborg —personas que identifican la tecnología como parte de su identidad—, sino también de identidades no humanas: gente que toma referentes que no son humanos para definirse. Eso es ser transespecie: alguien que no se identifica al 100% con la idea de ser humano.

¿Tú te identificas como transespecie?

Sí, porque exploro y practico formas de transcender lo humano, pero al mismo tiempo no puedo negar el humano en mí. Me siento muy fluido y me gusta poder definirme de muchas formas. No quiero encontrar un único concepto que me defina. Puedo usar el término transespecie porque hay partes de mí que son una revelación contra lo que significa ser humano. Pero, más que no ser humano, ser transespecie es como no querer serlo. Es una reivindicación. Un acto de rebeldía.

Más que no ser humano, ser transespecie es como no querer serlo. Es una reivindicación. Un acto de rebeldía

Manel de aguascyborg

Tiene un componente político.

Totalmente. Yo lo veo como un movimiento punk. Tenemos mucho que ver con eso; con los garajes y los sótanos. Cuando empezamos con la Transpecies Society, hacíamos residencias artísticas y performances como una cirugía pequeña encima de un piano de cola. Bajábamos las persianas y venían como 50 personas a ver la cirugía en directo. Y no era ni legal ni ilegal, simplemente no había una regulación para ello.

Pero, al final, los comités de bioética no permiten hacer este tipo de intervenciones si no es para mejorar la salud. ¿Cómo habéis luchado contra esto?

Personalmente, hasta ahora lo que me he hecho ha sido un implante transdermal, que viene del mundo de la modificación corporal: como los implantes de silicona o las particiones de lengua. Me lo hice en Japón con Isamu Tamura, un pionero de la modificación corporal que encontré en un libro. Por eso, nunca me he encontrado problemas con los comités de bioética, pero me consta que es un tema delicado que sufren algunos compañeros.

Manel de Aguas, cyborg.

Juan Carlos Saloz

Lo veo similar a lo que decían sobre las personas trans hace 20 o 30 años: que nunca iba a estar en la salud pública. Y, sin embargo, ahora sí.

No me gusta mucho hacer comparaciones directas. En su momento lo hice, pero ahora cada vez me gusta menos ser una voz comparadora. Tengo muchas amigas trans, estoy muy rodeado de entornos trans y he aprendido mucho de ello. Pero siento que son trayectos distintos. Es verdad que, hablando con amigas y amigos trans, vemos que hay experiencias que se parecen. Pero, como en cualquier transición, no hay dos iguales. Yo, por ejemplo, me siento muy fluido y quiero darme la libertad de expresar mi identidad y mis diferentes facetas de maneras distintas. De hecho, estoy atravesando un periodo en el que quiero abrazar diferentes expresiones de mí, no solo la de presentarme siempre como cyborg.

¿Has sentido mucho rechazo por este proyecto?

Sí. Solo viniendo hacia aquí en bici ya capto muchas miradas. El señor que conduce el bus y se ríe, gente que se gira… Es una constante. Al final aprendes a vivir con ello, pero siempre te pesa un poco. La calle es agresiva en general, e internet lo es aún más. Pero lo comento sin victimismo: es la realidad. No es algo de lo que puedas escapar. También lo veo en mi entorno, con amigas trans o queer: la calle es muy agresiva para cualquier identidad que se sale de la norma. Aunque, en mi caso, creo que no está tan targetizada como para que me peguen una hostia. No somos un target del mismo tipo que, por ejemplo, las personas que se visten de forma muy afeminada —aunque yo también lo haga a veces— o las personas trans, que sufren una violencia mucho más agresiva. Al final todo bebe de lo mismo, del odio al diferente.

Vivimos en una norma muy asfixiante, en una estructura que te dice constantemente lo que hay que hacer y el camino marcado. Así que abrir un espacio, desde el cuerpo, a decir “yo existo de esta forma”, nos da alas… o mejor dicho, aletas

Manel de aguascyborg

¿Qué podemos aprender el resto de la humanidad de los cyborgs?

Creo que aportamos una apertura de mente clara: una invitación a pensar realidades y especulaciones que se escapan de la norma. Eso ya es una contribución: mostrar otras formas de pensar, y creo que es muy necesario a día de hoy. Vivimos en una norma muy asfixiante, en una estructura que te dice constantemente lo que hay que hacer y el camino marcado. Así que abrir un espacio, desde el cuerpo, a decir “yo existo de esta forma”, nos da alas… o mejor dicho, aletas. Tenemos que imaginar más y no ser nuestro propio límite.

¿Qué es lo siguiente que veremos de Manel de Aguas?

Estoy trabajando en una nueva etapa de mi proyecto cyborg. Veo mi proyecto como una transformación paralela al ciclo del agua. Estos siete años he explorado el primer estadio, la evaporación: el agua en estado gaseoso, explorando humedad, temperatura y presión atmosférica. Ahora quiero pasar al estadio de la precipitación. Quiero explorar la idea de que yo lluevo. ¿Una persona puede llover? Literalmente no, claro, no puedo desintegrarme en agua y convertirme en una nube. Pero me interesa esa idea: no conectarme con la lluvia, sino convertirme en lluvia.

¿Y ya tienes una idea de cómo lo harás?

Mi idea es crear un nuevo órgano que llamo “gotas”. Serán unas gotas conectadas tras el cuello que, a través de redes Wi-Fi, me permitirán enlazar con cualquier radar de lluvias del planeta. La idea es que, cada vez que llueva dentro del área a la que estoy conectado, esa data pluviométrica se convierta en sonido dentro de mí. Se está diseñando para que sea un sonido que recuerde a la lluvia, o incluso que sea literalmente igual. Mi intención es sentir o crearme la percepción de que yo lluevo por dentro, cuando llueve en el sitio al que estoy conectado.

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¿Ya estás trabajando en ello?

Sí. He empezado a trabajar con un laboratorio de Italia que se llama Umanesimo Artificiale. Esta misma semana hemos empezado a hablar, porque me sentía estancado en cómo continuar el proyecto.

¿Cómo ves el futuro del movimiento cyborg? Tanto a nivel vuestro como a nivel mundial, con fenómenos como Neuralink, de Elon Musk.

Elon Musk se ve un poco como nuestro archienemigo, pero juega a favor y en contra: tiene la capacidad de poner el tema en todos los periódicos y te das cuenta de que realmente it’s happening, la tecnología está llegando a los cuerpos. El problema es que llega desde una visión muy capitalista y jerárquica. Y además, experimentando con animales. Yo no había leído lo de los monos en detalle, pero es terrible. En nuestro caso, somos demasiado hippies y bohemios como para tener un impacto global como el suyo, porque no nos mueve el dinero. Pero precisamente ahí está nuestra magia: somos punk, somos garaje. Nuestro poder está en alumbrar otra posibilidad de lo que significa ser cyborg, mostrar que no hay una sola manera. Queremos ser esa bocanada de esperanza dentro de este drama.