Según últimos estudios, el usuario medio revisa la pantalla de su móvil entre 50 y 80 veces al día. Varios estudios asocian el uso excesivo del teléfono móvil con condiciones médicas como la ansiedad, el estrés y la depresión; pero, incluso cuando intentamos reducir el tiempo que pasamos al día contestando mensajes y leyendo correos electrónicos, el flujo constante de notificaciones hace muy difícil desconectar.
No poder comprobar nuestro teléfono móvil constantemente nos genera nerviosismo e incertidumbre: podría haber sucedido algo, o podríamos habernos perdido algo importante. “Si veo que tengo más de diez mensajes de mi grupo de WhatsApp de amigas, o del trabajo, los leo sin pensar”, confiesa María D., de 37 años. “Pienso que puede haber pasado algo importante y me lo estoy perdiendo”.
Lejos de ser un problema del usuario, lo cierto es que las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales, entre otros, están diseñadas con el propósito de generarnos estas sensaciones para que las utilicemos lo máximo posible.
Por ello, se estima que el 93% de los españoles revisa su teléfono al menos una vez cada hora en busca de notificaciones. A veces, incluso de manera inconsciente. Esto tiene un impacto sobre nuestra capacidad de concentración: “Atender a una notificación rápidamente para que sea eliminada y podamos volver a lo que estábamos haciendo puede parecer lo más útil, pero el coste mental de hacerlo es muy significativo”, asegura la investigadora estadounidense Sophie Leroy. “Ignorarlo es cognitivamente difícil. Se requiere autocontrol, y cuando se necesita varias veces por hora, tu cerebro se agota”.
Cuando se necesita varias veces por hora, tu cerebro se agota
Afortunadamente, los teléfonos móviles también cuentan con opciones que nos permiten gestionar de mejor manera los estímulos que recibimos a través de las pantallas. Uno de los mejores es el modo “No molestar”, que ya incluyen casi todos los dispositivos Android o iOS modernos.
Se trata de una funcionalidad que silencia automáticamente todas las notificaciones entrantes durante el tiempo que esté activo. Encenderlo no implica que estemos totalmente incomunicados: seguiremos recibiendo mensajes y alertas, pero no aparecerán en la barra de tareas cuando sucedan. Así, podemos evitar distracciones y comprobar nuestras aplicaciones de mensajería o el correo electrónico solo cuando queramos.
Las notificaciones del smartphone contribuyen directamente al estrés, la ansiedad y la depresión.
La manera de activar el modo No molestar depende de cada dispositivo. En iPhone, tenemos que deslizar el dedo desde la parte superior de la pantalla para abrir el Centro de control, y tocar el botón de “Concentración”, marcado con un icono de una media luna. En Android, el proceso es similar: lo encontraremos en la barra de tareas, en forma de un icono con un círculo y una línea en medio.
Algunos dispositivos nos permiten configurar que el teléfono entre automáticamente en modo No Molestar a ciertas horas del día, reduciendo, por ejemplo, las distracciones durante la noche o las horas de trabajo. Hacerlo no implica que no vayamos a recibir absolutamente ninguna notificación: podemos, a través del menú de ajustes, configurar ciertas aplicaciones para que sus notificaciones tengan prioridad y nos aparezcan de forma preferente, mientras ignoramos otras como las de redes sociales o correo electrónico.
Las notificaciones del grupo del colegio, los deportes que practico u otros grupos están siempre apagadas
Además, conviene seguir algunas medidas de higiene digital para reducir el número de mensajes diarios. Es una buena costumbre desuscribirse o filtrar como spam los mensajes de correo electrónico que nos avisan de ofertas o promociones en servicios que hemos utilizado recientemente. En el menú de Configuración de nuestro teléfono, en la sección “Aplicaciones”, podemos configurar qué aplicaciones tienen permiso para mandarnos notificaciones.
Por norma general, es buena idea mantener activadas las esenciales —como las llamadas de teléfono, o la aplicación del banco— y dejar silenciadas las de las aplicaciones de ocio o compras online, que pueden ofrecernos una gran cantidad de ruido innecesario.
Muchos usuarios señalan, también, que es útil mantener silenciadas todas las conversaciones de WhatsApp o los grupos que no sean esenciales. “Tengo activadas las notificaciones del grupo familiar, y las de mis amigos más cercanos”, cuenta Manuel S., de 41 años. “Pero las del grupo del colegio, los deportes que practico u otros grupos están siempre apagadas. Y las del grupo del trabajo las desactivo los viernes, en cuanto salgo de la oficina.”
Pero, si bien el esfuerzo individual puede ayudar a reducir el estrés generado por el uso del teléfono, los expertos apuntan a que el verdadero problema está en la manera en la que gestionan esta información nuestros teléfonos: avisándonos instantáneamente de cualquier información o mensaje que recibimos.
Las notificaciones en el móvil no desaparecen del todo.
Como alternativa, varios estudios proponen el “batching” —o “agrupado de notificaciones”—: un sistema a través del cual los mensajes y avisos se comunican al usuario no de manera instantánea, sino en franjas programadas, cada dos o tres horas. Según estas investigaciones, los sujetos que comenzaron a agrupar sus notificaciones se sintieron “más productivos, de mejor humor, y en mayor control de sus teléfonos. Además, se reportó menor estrés y menos interrupciones.”
El problema es que, a día de hoy, los teléfonos no incorporan de manera nativa esta forma de agrupar las notificaciones. Aplicaciones como Buzzkill o FiltrBox nos permiten escoger qué notificaciones queremos recibir de manera instantánea y cuáles queremos programar para que solo nos aparezcan en franjas horarias concretas. Aunque configurarlas lleva un poco de tiempo, muchos usuarios notan la diferencia al instante: “Me di cuenta de cuantísimas notificaciones basura me mandaba mi teléfono al día”, explica Marta S., de 29 años. “Después de agruparlas, he dejado de mirar el móvil casi por completo los fines de semana.”



