Dominica Díez, psicóloga experta en adicciones: “Jugar mucho a videojuegos puede reflejar un vacío en otra vertiente de tu vida”

Videojuegos

Dominica Díez, psicóloga experta en adicciones, asegura que las etapas de uso más intensivo se van diluyendo cuando realmente no ha habido una adicción, sino que se ha abusado de una conducta para llenar un vacío en un momento vital determinado

Dominica Díez, psicóloga experta en adicciones.

Dominica Díez, psicóloga experta en adicciones.

Betevé

“Yo antes jugaba mucho, me pasaba horas y horas en tal o cual videojuego mientras nos hacíamos unas risas con los colegas en Discord. Ahora ya no tanto”. Esta frase, o una equivalente, la suelen pronunciar personas adultas que han tenido una etapa de su vida en la que han sido jugadores empedernidos, aprovechaban cada hora disponible para agarrar el mando y encender la consola o el PC. Ahora ya no tanto, ahora prefieren hacer otras cosas antes que jugar como antaño, aunque no lo hayan dejado del todo.

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¿Cómo puede ser que algo que nos gusta y disfrutamos tanto, que nos ocupa tantas horas al día y que prácticamente se ha convertido en un estilo de vida, pueda empezar a difuminarse con el tiempo hasta quedar en un recuerdo nostálgico? ¿Por qué a algunos se nos pasa la época gamer, con lo que nos llenaba?

Dominica Díez es psicóloga clínica en Fundació Althaia y miembro del Grupo de Trabajo sobre Juego Patológico y otras Adicciones Comportamentales del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC). Hablamos con ella sobre la desilusión que sentimos muchos adultos a la hora de despegarnos de los videojuegos.

Muchos adultos recuerdan con nostalgia su etapa más intensiva con los videojuegos.

Muchos adultos recuerdan con nostalgia su etapa más intensiva con los videojuegos.

iStockphoto / CIMP_PAVA

¿Qué lleva a los gamers a diluir su etapa más intensa de uso de videojuegos?

Esta pérdida de interés por los videojuegos puede darse en aquellas personas que realmente no han sido adictas. A veces hay conductas que pueden llenar un vacío circunstancial en momentos vitales, como en casos de una separación de pareja o algún problema familiar. Determinadas conductas pueden parecer adictivas, pero en el fondo es la solución que ha encontrado la persona para distraerse de una realidad determinada durante un periodo de tiempo.

Videojuegos, pantallas, redes sociales... Tecnología que reparte dopamina, al fin y al cabo. Estas personas muy jóvenes van creciendo y van moderando su uso.  ¿Realmente es por un vacío existencial?

No siempre. Muchas veces puede ser simplemente fruto de imitar lo que hacen los demás. A menudo, los adolescentes tienden a incrementar la conducta en presencia de los demás, normalmente por su actitud competitiva. Sin embargo, es habitual el caso de una persona que ha tenido un problema puntual y, durante unas semanas o unos meses, se pueda enganchar a las series, a los videojuegos o a otra distracción.

Muchos adolescentes tienen una etapa muy intensa de uso de videojuegos.

Muchos adolescentes tienen una etapa muy intensa de uso de videojuegos.

Getty Images

¿Y si realmente hay adicción a un videojuego?

Existir, existe. El otro día hablé con un chico que tuvo adicción al World of Warcraft (WoW) durante varios años, una adicción que le pasó factura en los puntos mencionados anteriormente. Sí, al final dejó de jugar al WoW porque se cansó. Te puedes cansar de jugar, de farmear, de craftear... Entonces dejó el WoW y se metió con otro juego para repetir la conducta.

Es una cuestión, entonces, que va más allá del propio juego.

En los videojuegos hay elementos de azar y complementos para mantener tu adicción y pasarte muchas horas, lo cual puede llevar al cansancio. Algunos podrán seguir gastándose dinero en complementos, pero muchos otros decidirán que se han cansado y que no quieren —o no pueden— invertir más, así que lo dejan. 

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Estas adicciones hay que tomarlas en serio.

Sin duda. Los niños y adolescentes que se ponen a jugar dejan de hacer actividades que son imprescindibles para su desarrollo, por el mero hecho de ocupar todas las horas de juego. 

¿Influye la personalidad de cada uno?

Claro. Hay personas que tienen una personalidad que les lleva a tener una tendencia más adictiva con determinadas conductas u otras, tal como vemos en las adicciones a sustancias. Uno puede proponerse salir de las apuestas, por ejemplo, y en momentos de debilidad, para no recaer, sale a correr. Pero de salir tantas veces a correr, se le despierta la afición y al cabo de poco tiempo ya quieren correr una maratón. Siempre quieren más. 

Es un no parar.

Esto se debe a que las vías de neurotransmisores como la dopamina están hiperestimuladas, tienen menos receptores disponibles y van viendo que cada vez necesitan más para conseguir el mismo grado de satisfacción, y si no se consigue con una cosa, será con otra. 

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Desde su experiencia, Domi Díez plantea también que habría que discernir si el uso que se esté haciendo de los videojuegos se consideraría una adicción o no, lo que podría ser clave a la hora de entender la relación posterior con el medio:

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En conclusión, en el caso de las conductas abusivas no adictivas, la evolución más frecuente es que la persona se acabe cansando o que se haya ido recuperando de un posible vacío vital provocado por una situación o algún problema puntual. 

Cuando alguien ya no juega tanto es porque probablemente haya canalizado su vida hacia los estudios, trabajo, relación de pareja, cambio de amigos, nuevas modas... Cada uno tiene que ir encontrando su encaje en las nuevas etapas de vida que van llegando.  

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