Sony Interactive Entertainment ha anunciado la subida de precios de las consolas PlayStation 5 en Estados Unidos. Los tres modelos de PlayStation 5 —el estándar, el solo digital (sin lector de discos) y el modelo mejorado, PS5 Pro— han sufrido un incremento de precio de 50 dólares sobre su precio anterior. Lejos de ser una sorpresa para los jugadores, este movimiento llevaba esperándose ya unos meses.
Aunque lo habitual en el área de la tecnología es que los aparatos vayan depreciándose poco a poco conforme transcurre el tiempo desde su lanzamiento y su tecnología se desfasa, las consolas de tanto Sony como Microsoft han sufrido un incremento de precio respecto a su puesta de venta original, en el año 2020. Una tendencia que se ha adquirido en esta generación de consolas y que muchos temen que, probablemente, continúe durante los próximos años.
Una tendencia en alza
Los principales culpables: los aranceles de Donald Trump
La subida de precio de PlayStation en Estados Unidos se aplicará de manera inmediata y tiene un corte muy similar a la que ya se había ejecutado en Europa y en Australia, en abril de este año, y en Japón, en 2024.
En la escueta nota de prensa del anuncio, Isabelle Tomatis, vicepresidenta de Sony Interactive Entertainment, no aludía directamente a los aranceles impuestos a la fabricación extranjera por parte de Donald Trump, el motivo más evidente que se puede intuir detrás de este aumento. “De manera similar a lo que sucede con otros negocios globales, estamos navegando por un entorno económico muy difícil. Como resultado, hemos tomado la difícil decisión de aumentar el precio recomendado de venta de las consolas PlayStation 5.”

¿Por qué PlayStation, Switch y Xbox han subido tanto sus precios?
El mercado de los videojuegos ha mostrado preocupación abierta por la política arancelaria de Donald Trump desde los inicios de esta. En cuestión de hardware, la inmensa mayoría de videoconsolas de las principales empresas se manufacturan en China, Vietnam y Japón; territorios que, según las políticas actuales, están tasados en sus exportaciones en un 30%, 20% y 15%.
Aunque, por el momento, el 11 de agosto se firmó una nueva extensión de 90 días para la tregua comercial con China, el pasado abril Trump amenazaba con aumentar los aranceles de este país en hasta un 145%; algo que tendría un impacto muy, muy notable en una industria tan dependiente de la fabricación en Asia.
Es dificil hablar de nuestra estrategia de precio de hardware, ya que tiene implicaciones para nuestra estrategia competitiva en el futuro
La propia Sony explicaba a principios de este mes, en su conferencia de inversores con motivo del anuncio de los resultados del último trimestre fiscal de la compañía, que estaba intentando diversificar su producción hacia otros países para evitar los aranceles de Estados Unidos. Por el momento, ya han conseguido mover la producción de las consolas vendidas en Estados Unidos a “otros países que no son China”. Pero, en cualquier caso, y presumiblemente, la gran cantidad de piezas y componentes que sí se fabrican en China habrá encarecido el proceso de todos modos.
“Es dificil hablar de nuestra estrategia de precio de hardware, ya que tiene implicaciones para nuestra estrategia competitiva en el futuro”, decía un representante de Sony en la conferencia de inversores. “Pero queremos tener una aproximación flexible a la toma de decisiones, monitorizando la sensibilidad de los consumidores a los precios, mientras pensamos en el valor total de la vida del producto, los detalles de manufactura y las unidades vendidas.”
Sony no es la única fabricante de videoconsolas que se ha visto afectada por la actual inestabilidad económica global. La también japonesa Nintendo subía, a principios de este mes, los precios de su consola Nintendo Switch —lanzada originalmente en 2017— en Estados Unidos debido a “las condiciones del mercado”. Un incremento de entre 29 y 50 euros en los diferentes modelos que llamaban la atención para una máquina que cada vez se acerca más a cumplir una década, especialmente con su sucesora ya en el mercado.
El pasado mayo, Microsoft también subía los precios de sus consolas Xbox Series S y Xbox Series X en todo el mundo. A finales de ese mismo mes, la compañía anunciaba un nuevo dispositivo, la ROG Xbox Ally, un “PC consolizado” que permitiría a los jugadores disfrutar de los títulos de manera portátil.
Ni en el momento del anuncio, ni en los meses posteriores Microsoft desveló el precio definitivo que tendría su próxima consola
Ni en el momento del anuncio, ni en los meses posteriores Microsoft desveló el precio definitivo que tendría la consola, dejándolo a la especulación de periodistas y usuarios. Asus, la fabricante del dispositivo, ha declarado recientemente que todavía no están listos para dar un precio definitivo ya que necesitan “evaluar los factores macroeconómicos del mercado.”

Recurso de Xbox Game Pass Ultimate.
¿Afectará al mercado?
Los precios suben, los jugadores se mantienen
Las videoconsolas no son el único elemento relacionado con los videojuegos que ha subido de precio recientemente. La industria del software también está sufriendo unos incrementos bastante notables. Hace una década, 59’99 o incluso 49’99 euros eran precios considerados “estándar” para los grandes lanzamientos de las principales compañías; ahora, ese rango se considera “precio reducido”, y los títulos de empresas grandes, como Rockstar, 2K o Ubisoft se venden a alrededor de 80 euros, con ediciones con contenido extra o acceso anticipado al juego que superan las tres cifras.
Incluso si los videojuegos son un hobby más caro que antes (o quizás precisamente por esto) las desarrolladoras, por otro lado, afirman estar en un momento de crisis. La inestabilidad económica global, el aumento de los costes de manufactura y de los materiales —especialmente de los semiconductores, los materiales utilizados para la creación de múltiples tipos de chips que sufrieron una notable escasez entre 2020 y 2023— y la mayor fluctuación de las divisas han impactado negativamente a la industria.

Nintendo Switch 2.
En un medio tan dependiente de grandes empresas y creativos afianzados en Japón, la notable depreciación actual del yen respecto a monedas como el euro o el dólar ha impactado negativamente en las cuentas de muchos de sus nombres principales.
Pero, más allá de aranceles, monedas y condiciones sociopolíticas, uno de los verdaderos problemas a los que se enfrenta la industria del videojuego, incluso en pleno año 2025, es a la pandemia del COVID-19. O, más bien, a sus consecuencias.
Uno de los motivos por los que las empresas continúan ejecutando estas subidas de precios es porque confían en que el aprecio de los usuarios por el producto les mantendrá fieles a la marca
Los años de pandemia —y su ausencia de ocio fuera del hogar— hicieron que los videojuegos fuesen un ámbito especialmente atractivo, incluso para público que habitualmente no los consumía. Juegos como Animal Crossing: New Horizons y consolas como la Nintendo Switch vendieron decenas de millones, mientras la plataforma de juego en PC, Steam, acumulaba nuevos récords de usuarios casi cada semana, y títulos como Fortnite aumentaban su número de jugadores en alrededor de un 70% en algunos países.
Alvin Lee, analista de la empresa australiana Telsyte, afirmaba recientemente que uno de los motivos por los que las empresas continúan ejecutando estas subidas de precios es porque confían en que el aprecio de los usuarios por el producto les mantendrá fieles a la marca.
“Los aumentos de precio van a doler, inevitablemente, pero los jugadores de consola —de manera similar a lo que sucede con los jugadores de PC— suelen ser fieles a las superproducciones y a los juegos exclusivos de cada plataforma.” Las cifras parecen demostrarlo: cuando Nintendo lanzó, a principios de junio, su nueva consola Nintendo Switch 2, los usuarios protestaron por el elevado precio de la máquina (449’99 euros en España, frente a los 329’99 euros a los que se vendió el primer modelo en su lanzamiento) y de los juegos (89’99 euros por Mario Kart World, frente a los 59’99 euros que habían sido el estándar de lanzamiento para la mayoría de juegos de Nintendo de la anterior consola).
Pero, cuando finalmente se lanzó al mercado, debutó con unas cifras de récord, vendiéndose el doble de rápido que su antecesora. Está por ver si la PlayStation 5 mantendrá sus buenos datos de ventas y usuarios después de este aumento que, ahora sí, afecta a todos los países del mundo.