Antes de fundar Tesla, Elon Musk trabajó como desarrollador de videojuegos: “Creó un pasatiempos interesante que alguien rescató y puedes probar online”
Videojuegos
Antes de revolucionar la industria automotriz y espacial, Musk programó su propio videojuego con apenas 12 años
Yuval Noah Harari, el superdotado que se enseñó a leer a sí mismo y ahora dicta la filosofía del siglo XXI que siguen Bill Gates y Mark Zuckerberg
Elon Musk de joven.
Cuesta pensar en un multimillonario que despierte menos simpatías actualmente que Elon Musk. Ha hecho méritos para ello. El propietario de Tesla acumula críticas por su carácter imprevisible y su forma de gestionar sus empresas. Su papel en la transformación —y para muchos, el deterioro— de la red social antes conocida como Twitter, así como su creciente implicación en la política estadounidense, han contribuido a erosionar una imagen pública que alguna vez simbolizó la innovación y el progreso tecnológico.
Todo eso no quita para que hubiera un tiempo en el que Musk era admirado, e incluso querido, por la mayoría de quienes le conocían. E incluso antes de eso, hubo un tiempo en el que era una persona aparentemente normal que hacía cosas interesantes y muy singulares. Como, por ejemplo, diseñar un videojuego.
La fiebre del FMV
Una compañía de videojuegos sin mucho éxito
En 1994, en sus últimos años de estudios en la Universidad de Pennsylvania, Elon Musk tuvo dos periodos de prácticas diferentes. Una fue en el Pinnacle Research Institute, una startup donde investigaban supercapacitadores electrolíticos para la preservación de energía. La otra fue en el estudio de videojuegos: Rocket Science Games. Se trata de un estudio que existió entre 1993 y 1997. Fundado por Steve Blank y Peter Barrett, tuvo un historial digno de ser recordado. Aunque no necesariamente para bien.
Rocket Science Games nació como un estudio independiente para combinar las fuerzas creativas de Hollywood y Silicon Valley para crear videojuegos cinematográficos como no se habían visto nunca antes. Sega Enterpraises y Bertelsmann Music Group invirtieron 12 millones de dólares en 1994 en ellos, dándoles así l pie necesario para crear lo que ellos pensaban que sería la gran revolución de los videojuegos: el FMV, o full motion video.
'Loadstar: The Legend of Tully Bodine', videojuego en el que participó Elon Musk.
El full motion video fue una tecnología pionera que permitió incorporar secuencias de vídeo pregrabadas dentro de los videojuegos, sobre las que se superponía la acción interactiva. Aunque su naturaleza rígida limitaba las posibilidades de control por parte del jugador, esta técnica abrió una nueva dimensión narrativa y visual en los 80 y 90.
Títulos como The 7th Guest o Phantasmagoria marcaron una época gracias a su atmósfera cinematográfica, pero el verdadero punto de partida —y para muchos, su momento cumbre— fue Dragon’s Lair, desarrollado por Cinematronics y lanzado en 1983, que demostró que los videojuegos podían parecerse, por primera vez, a una película animada.
Entre ambos juegos, para 1996, habían vendido apenas 8.000 copias
En Rocket Science Games no corrieron tanta suerte. Su primer juego fue Loadstar: The Legend of Tully Bodine, para el periférico Sega CD; un shooter sobre raíles genérico y no demasiado interesante. Y peor fue el segundo título del estudio, Cadillacs and Dinosaurs: The Second Cataclysm, también del mismo género y que adaptaba la serie de cómics Xenozoic Tales, anteriormente adaptado al arcade por Capcom.
Entre ambos juegos, para 1996, habían vendido apenas 8.000 copias. Unos números paupérrimos que no mejoraron en sus cuatro subsiguientes juegos, ya enfocados en el PC y en los que no trabajó Elon Musk. Eso llevaría a que cerraran sus puertas y que dejaran hasta seis juegos sin publicar. Aunque haciendo justicia a todo, y por impopular que sea hoy Musk, en el caso de estos videojuegos no tuvo culpa su pésima calidad: la idea del FMV nunca fue demasiado atractiva, y él apenas era un programador junior, donde no tuvo ni voz ni voto.
'Blastar', el videojuego que Elon Musk creó con 12 años.
También ha hecho cosas propias
Un videojuego que sí hizo él
Esta historia no quita para que Musk sí hiciera un videojuego por sí mismo y que no fuera un fracaso. Su nombre es Blastar, lo diseñó y programó con 12 años y consiguió venderlo a una revista especializada de Sudáfrica en 1983 por 500 dólares.
El juego es extremadamente pobre, tanto en lo gráfico como en lo jugable, y no es ni una joya oculta ni un juego divertido ni hoy ni entonces. Pero es un pasatiempos interesante que alguien rescató y que puedes probar online, si tienes curiosidad. El juego demuestra que Elon Musk, al contrario de lo que algunos puedan pensar, tiene una interesante vena creativa. O, al menos, la tenía con 12 años.