Anhelos para el nuevo año

Deseos banales pero importantes para el 2025:

¿Cambiarán los tapones de las botellas de agua que parecen diseñados para dejarte las manos destrozadas? ¿Dejarán determinadas plataformas de streaming de poner anuncios si ya abonamos una cuota cada mes? ¿Por qué pagamos (y no cobramos) por las bolsas de los supermercados y de algunas tiendas de ropa si les hacemos publicidad gratuita por la calle? ¿Por qué las tostadoras no tienen un botón de “un poquito más”? ¿Habrá cargadores de móvil realmente universales o seguiremos acumulando cables? ¿Dejarán los teclados predictivos de corregir cosas que no necesitan ser corregidas? ¿Por qué los botones de “cerrar puerta” del ascensor normalmente no cierran nunca? ¿Mostrarán los anuncios de champú resultados reales en lugar de cabellos irreales flotando? ¿Dejaremos de recibir llamadas de números desconocidos que nunca dicen nada cuando contestas? ¿Será este 2025 cuando los prospectos medicinales dejen de venir en un tamaño que requieren lupa?

Close-up of a woman with blond hair, wearing a black pullover, using her smartphone while charging it via a white USB cable on a public charging station installed on a wooden table inside an airport terminal, window of the terminal in the background, focus on forefront, horizontal

 

Getty Images

¿Algún día de los próximos 365 las instrucciones de montaje de muebles dejarán de ser tan confusas que parecen diseñadas para ingenieros? ¿Dejarán los cajeros de pedir cien pasos para sacar dinero y, en cambio, en un solo clic aceptan la comisión? ¿Será este año nuevo el definitivo para que las teteras de los restaurantes dejen de derramar el líquido fuera de la taza, como si tuvieran un pacto con el mantel? ¿Se inventarán toallitas húmedas que no salgan todas de golpe? ¿Fabricarán por fin yogures cuya tapa no tenga restos que inevitablemente terminas lamiendo aunque sea en público? ¿Será este 2025 el año que los mandos a distancia dejarán de incluir botones que no sirven para nada? ¿Dejarán de existir restaurantes donde las mesas están tan pegadas que puedes discutir con los de al lado? ¿Se conseguirá que, en la mayoría de hoteles, tengan los enchufes en lugares accesibles? ¿Será el año que las tiritas se despegarán más fácilmente del envoltorio que de tu piel? ¿Será el 2025 cuando en los restaurantes dejen de decirnos “vigile el plato, que quema”? ¿Conseguiremos que las maletas no tarden en salir más que la duración del vuelo?

¿Habrá cargadores de móvil universales o seguiremos acumulando cables?

Y si no pasa nada de esto, tengamos la esperanza que el futuro sea con menos frustraciones y más sentido común. Buen 2025.

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