Un despropósito anunciado

Un despropósito anunciado
Director adjunto

El fútbol bien jugado no tiene precio. Una final ganada por un equipo que combina eficacia, despliegue técnico y eso que antes recibía el nombre de los genitales masculinos y que ahora definiríamos como intensidad, actitud o carácter tiene que ser una final recordada por su juego. Así que la Supercopa quedará en la memoria, por encima de todo, como un logro más de este Barça de los prodigios que capitanea Alexia Putellas, autora del quinto gol que certificaba la decimosexta victoria consecutiva sobre el Real Madrid.

Pero, como de costumbre, esta Supercopa deja otros titulares. Porque, una vez más, la Federación renunció a equiparar los esfuerzos que dedica a la final femenina con los de la masculina. Un hecho que resulta llamativo después de que su presidente, Rafael Louzán, anunciara su intención de trasladar también el torneo femenino a Arabia Saudí. Sus palabras sembraron dudas. Al margen de la decisión polémica de llevar una copa de mujeres a Yida, ¿se estaba tomando por fin en serio a las jugadoras? ¿Y qué mejor forma de demostrarlo que superarse en la organización de la edición aún española del 2025?

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Ewa Pajor celebra el 3-0 frente al Madrid en la Supercopa 

Mariscal / EFE

Pues nada de eso. La final fue digna, Leganés cumplió, y es cierto que quedaron atrás ridículos del pasado como la entrega de medallas en mesas plegables, pero el balance volvió a ser un suspenso: no se avisó con tiempo de la sede, lo que limitó la asistencia de las aficiones visitantes; en una semifinal apenas funcionó el VAR, y, por si fuera poco, el mismísimo Louzán (que se pasó una semana en Yida en la final masculina, como recuerda hoy Anaïs Martí Herrero) causó baja porque el temporal le impidió dejar Galicia... 

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Tampoco asistió el presidente del Madrid, tal vez harto de ver cómo las blaugrana trituran una y otra vez su fallido proyecto.

Un detalle: el viento dejó a las azulgrana sin el preceptivo baño de confeti, que fue a parar sobre las blancas. ¿Fue una premonición, como el ramo de bodas que en su vuelo señala a la amiga que será la próxima novia? Improbable a corto plazo. La Liga F necesita un Madrid más ambicioso que el actual. Y un Athletic o un Atlético competitivos que estén a la altura de sus aficiones. Estas han llenado ya San Mamés y el Metropolitano, en contraste, por cierto, con un Bernabéu que sigue vetado al Madrid femenino.

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