El camino hacia una progresiva normalización de la vida política y económica de Catalunya se ha visto estos días más despejado que nunca. Los acuerdos alcanzados entre los socialistas y sus aliados independentistas han supuesto no solo una mejora en el autogobierno catalán –condonación de la deuda del FLA con Esquerra y acuerdo en inmigración con Junts–, sino una consolidación del bloque de partidos que apoya al Gobierno de Pedro Sánchez. A ello hay que sumar las transferencias acordadas entre la Moncloa y la Generalitat, mediante comisiones que llevaban años sin reunirse.
Fruto de este clima, ha llegado la decisión de La Caixa de trasladar su fundación y Criteria a Catalunya, que es un claro mensaje al mundo económico de que la situación en el país se ha normalizado. Que todo ello haya coincidido en la semana del exitoso Mobile, cuyo impacto económico para el país en los próximos años es innegable, ayuda a generar un clima de optimismo que hacía tiempo que no se veía.
Pasajeros caminan por las vías tras verse obligados a bajar del tren
Pero Catalunya aún arrastra deficiencias muy graves. Y toca volver a referirnos al problema de Rodalies. No tiene sentido que un país que disfruta de un dinamismo tan grande para alcanzar tantos retos, como explicamos en nuestro reciente suplemento Catalunya se mueve , sea incapaz de resolver este problema que se arrastra desde hace tantos años.
Es difícil admitir que la Administración no pueda garantizar la movilidad a sus ciudadanos. Les recomiendo que lean hoy el reportaje de Esteve Giralt en Vivir sobre como este mal servicio de transporte público ha llevado a tantos ciudadanos a replantearse sus vidas, cambiando hasta de trabajo o de estudios, para no tener que estar pendientes de los retrasos o cancelaciones.
Hace mucho tiempo que las carencias de Rodalies deberían haber sido resueltas. Han faltado inversiones y decisión política. Ahora que parece que el traspaso del servicio a la Generalitat ya está en vías de resolverse, lo realmente importante es que funcione. A los usuarios les da igual de quién dependa. Lo único que piden es que no se queden tirados. Despejar el camino hacia la normalización debe significar también resolver estos problemas tan básicos para los ciudadanos. Algo tan sencillo como que se puedan desplazar de forma normal.