No, no salimos mejores

El patio digital

No, no salimos mejores
Periodista

Estado de alarma. Estaba cantado que, en el quinto aniversario del decreto de excepcionalidad que cambió nuestras vidas, la tendencia en las redes volvería a ser “estado de alarma”. Recuerdo desbloqueado. Cómo no evocar que, durante un par o tres de años, era recurrente que se colocaran en el top estas tres palabras, a menudo a gritos mayúsculos, y no siempre de forma justificada, simplemente para enardecer los ánimos al personal. Qué tiempos. Pues volvió a ocurrir durante los últimos días, y lo único que se puede sacar en claro es... Casi nada. 

Bueno, sí. Una sospecha que se confirma cada vez que se entra en el laberinto de X. Puede que la pandemia explique en parte el estado de irritación permanente que aún se vive en las redes sociales. No es la primera vez que alguien lo escribe: el shock colectivo que vivimos esos meses introdujo a un sinfín de conciudadanos nuestros, quizás de forma irremediable, en el lado oscuro de la desconfianza permanente, cuando no directamente instalados en un mundo paralelo de bilis y paranoia. ¿Le debe la extrema derecha, con su calculada explotación del malestar, al maldito virus su actual auge? Imposible responder sin especular, pero uno recuerda las redes prepandemia y sí, eran otra cosa. Se parecían más a nuestro querido Bluesky. Musk compró Twitter en el 2022.

Un hombre se vacuna contra la gripe y la covid en un centro de salud de Sevilla. A 16 de octubre de 2023 en Sevilla (Andalucía, España). Comienza la segunda fase de vacunación contra la gripe y la covid en Andalucía. Podrán recibir ambas vacunas las personas de más de 70 años, la población infantil de seis meses o más y adultos con patologías de riesgo, grandes dependientes y sus cuidadores profesionales y embarazadas.

Un hombre se vacuna contra la gripe y la covid en un centro de salud de Sevilla 

Rocío Ruz/ Europa Press

Y es que, cinco años después, una serie de mantras falsos parecen haberse acomodado en ese mundo paralelo que X no quiere controlar en nombre de una libertad de expresión que es libertad de mentir y enmarañar. Aprovechando el tirón del aniversario, los antivacunas reaparecen, porque nunca se han ido. Hilos de por qué “la vacuna neurotóxica” aumenta el riesgo de cualquier cosa en porcentajes imposibles. ¡La vacuna modifica el genoma! ¡Óxido de grafeno! Tipos que quieren demostrar que una farmacéutica lo sabía, pero que se les calla. Por favor compartid, proclaman. Fakes resucitados, porque la imaginación a veces es escasa. Y más trabajo para los verificadores. Ah, y chistes. Chistes negacionistas, que también los hay. “¿Soy la única que le puso mascarilla a su gato? Porque yo sí se la puse y también varias dosis de la vacuna del covid”, dice una tal Amancia (¿nombre real?) Con sarcasmo. “Ahora tendrá 14 vidas”, responde otro. Muy divertido.

Pero el tema no es gracioso, es muy serio. El pasado jueves la OMS advertía de que la circulación de otro virus, en este caso el del sarampión, se encuentra a los niveles más altos en Europa en los últimos años. La misma agencia señalaba que han bajado las tasas de vacunación infantil en el continente debido a la “desinformación”. Llámele desinformación; llámele secretario de Salud de los Estados Unidos de América. Esa misma semana, el Kennedy trumpista achacaba un brote de sarampión en Texas a “la mala alimentación” y cuestionaba abiertamente la vacuna. Y es que, cinco años después, las magufadas de las redes ya están en la Casa Blanca.

Cinco años después, el estado de alarma vuelve a ser 'trending topic', los antivacunas recuperan sus magufadas y Ayuso copa la discusión

Por estas tierras, la protagonista de tan señalada fecha ha sido Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña ha copado nada menos que cuatro días seguidos la conversación a raíz del documental 7291. El asunto estaba entre los que querían subrayar la tesis del trabajo periodístico -es decir, la supuesta gestión negligente por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid de las residencias de ancianos durante los primeros meses de la pandemia-, y los que veían en la emisión en prime time de RTVE una conspiración sanchista.

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Estos últimos, supuestos ayusistas, recurren a varias consignas. Primero señalan al propio Sánchez, a Puente y a Fernando Simón como los primeros “negacionistas” antes de marzo de 2020. Después indican que la Moncloa podía imponer un protocolo distinto a la Comunidad de Madrid y no lo hizo. ¿Ecos retroactivos de la dana de Valencia? Y, finalmente, recuerdan que el estado de alarma era inconstitucional, que así lo estableció el TC. De pronto, las iras se focalizan en el viejo conocido Simón, que estos días vuelve a la palestra mediática. Le llaman de todo menos bonito. Y la tercera vía aún es peor. Los más enloquecidos ven en el choque PP-PSOE una farsa, como la misma pandemia. “Todos criminales”.

Un panorama desolador que muchos no pueden dejar de lamentar a modo de triste balance. “Mucha gente olvida. La sociedad no ha mejorado. Viéndolo en retrospectiva, como colectivo perdimos mucho más de lo que somos capaces de reconocer. Creo en las personas buenas, pero no en la bondad humana”, reflexiona @FelixRuizH. O, @victorramossz.bsky.social, en el oasis del cielo azul: “Cinco años desde el estado de alarma: no salimos mejores, los aplausos quedaron en nada y seguimos sin escuchar a los profesionales. Más salud mental deteriorada, más agresiones a sanitarios y Fernando Simón machacado, mientras los charlatanes y antivacunas tienen más voz que los expertos”. Poco que añadir.

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