La fiebre de las tierras raras ha llegado también a Catalunya. La Generalitat, en línea con las directrices de la Comisión Europea, ha impulsado ya prospecciones para detectar la existencia de yacimientos en territorio catalán de alguno de los minerales que se consideran estratégicos para el desarrollo de las tecnologías digitales, la industria moderna y la movilidad eléctrica. Los primeros resultados son alentadores. Pero que existan tierras raras en Catalunya no quiere decir que se puedan llegar a explotar.
En primer lugar habría que estudiar la viabilidad y rentabilidad de cada hipotética explotación, algo que todavía es muy prematuro. Pero, en segundo lugar, hay que tener en cuenta que existe una fuerte oposición social y ecológica a las minas de esos minerales raros por la contaminación que pueden generar y por el daño a la biodiversidad de los entornos naturales. Es el tradicional conflicto que se presenta siempre entre el desarrollo económico-industrial y el respeto al equilibrio del medio natural. Esto es justamente lo que sucede, ahora, ante el mayor yacimiento de tierras raras descubierto en Europa y que se halla en la provincia de Ciudad Real.
Las primeras exploraciones realizadas en Catalunya han permitido descubrir centenares de formaciones geológicas con recursos potenciales en una amplia zona del litoral y prelitoral, desde Begur hasta el delta del Ebro, en las que pueden existir alguno de los 47 minerales, incluidas las tierras raras, que la Comisión Europea ha clasificado como imprescindibles para poder afrontar la nueva revolución tecnológica con un cierto grado de soberanía. El mismo estudio minero se extenderá al conjunto de Catalunya, con informes parciales para la cuenca del Ebro, el Prepirineo, el Pirineo y las fosas neógenas (formaciones geológicas muy antiguas) como la del Vallès-Penedès.
La Comisión Europea ha dado directrices para la detección de yacimientos minerales estratégicos
Paralelamente, la Generalitat lleva a cabo también estudios sobre la posible recuperación de minas o reutilización de materiales de desecho en zonas mineras en los que se puedan conseguir minerales críticos y tierras raras. Hasta ahora se han recogido hasta 720 muestras de materiales procedentes de antiguas explotaciones mineras para la caracterización de minerales metálicos, minerales no metálicos y rocas con uso industrial.
Todo ello ofrecerá una primera visión general sobre ambientes geológicos susceptibles de contener tierras raras y otros minerales estratégicos.
Hoy en día, a escala mundial las tierras raras se han convertido en una materia prima estratégica. Para Catalunya, al igual que para España y el resto de Europa, es fundamental detectar yacimientos propios. Hay que tener en cuenta que los 17 elementos químicos que se agrupan bajo el nombre de tierras raras son esenciales para la digitalización y la transición energética. Tienen propiedades magnéticas, ópticas y electrónicas únicas para, por ejemplo, fabricar aerogeneradores, placas solares, vehículos eléctricos, pantallas led y LCD, aviones militares, drones, misiles, satélites y sistemas de comunicación, entre otras muchas aplicaciones tecnológicas.
La mayor reserva de tierras raras de la UE, que está en Ciudad Real, choca con problemas ecológicos
De momento, más del 60% de las tierras raras que necesita la industria tecnológica en el mundo y el 85% del procesamiento de estas proceden de China, que las utiliza como arma geopolítica. Esta excesiva dependencia de tierras raras del gigante asiático para el desarrollo de la industria digital y eléctrica preocupa en los centros de poder de Estados Unidos y de Europa. Esto explica, por ejemplo, que el presidente Donald Trump haya negociado la compra de los grandes yacimientos de tierras raras que hay en Ucrania, que son los más importantes del mundo después de los de China, y que haya mostrado su intención de anexionarse Groenlandia, donde –bajo las gruesas capas de hielo– hay también una importante reserva de esos minerales.
Desde la Comisión Europea se han definido, hasta ahora, 47 proyectos mineros estratégicos en el continente, siete de ellos en España. El más importante de Europa, que proporcionaría la tercera parte de las tierras raras que necesita la Unión Europea, es el que se halla en la comarca de Campo de Montiel, en Ciudad Real. La Junta de Castilla-La Mancha, sin embargo, ha rechazado el proyecto de explotación porque se ubica en un espacio seleccionado para la reintroducción del lince y por la protección de la biodiversidad de la zona. Este litigio, seguido desde cerca por Bruselas, refleja las dificultades que enfrentan, como hemos dicho, los proyectos mineros en España y en todo el continente. Catalunya no será una excepción. Pero están en juego el futuro tecnológico y la soberanía energética de Europa.