Xi Jinping no confundiría España con Sudáfrica, como sí hizo Trump. El presidente chino tiene perfectamente ubicado a Pedro Sánchez en la esfera internacional y no dudó en tratarle como a un huésped especial en el viaje a Pekín de la semana pasada, vajilla con historia incluida. Tres horas de encuentro que evidencian lo bien engrasadas que están las relaciones entre ambos países. Pero esa buena relación exige reservas.

Trump y Xi, en una imagen del año 2017
Con permiso de Vargas Llosa y del errático inicio de mandato del inquilino de la Casa Blanca, uno de los personajes más citados en las redes sociales durante esta nueva era del caos es Xi. Hay una imagen que se hizo viral este lunes en la que se retrata a los presidentes de Estados Unidos y de China jugando a un juego de cartas. Trump dice: “Yo tengo las cartas”. Xi responde: “Las cartas están fabricadas en China”. Es un buen resumen del momento actual.

Trump, Xi y las cartas
El Gobierno se volcó con el viaje a China, aunque con ciertas precauciones. No hay alfombra roja a Pekín ni los chinos están invadiendo zonas de España, pero sí hay conexiones. Zona Franca de Barcelona, Figueruelas, Navalmoral de la Mata y Murcia son solo el inicio de una relación que se aspira a ensanchar modestamente.
El presidente Sánchez nunca pondrá los pies encima de la mesa del salón de Xi, como hizo Aznar con el de Bush, ni pondrá acento pekinés para dirigirse a la prensa. No hay entreguismo. Pero a los ministros les está costando disimular la oportunidad del viaje a China. En Moncloa también hay asesores muy concienciados por el poderío del gigante asiático que recomiendan al generalato gubernamental cuidar esta buena relación.
China aspira a ser la primera potencia del mundo a mitad de este siglo y ningún dirigente político debería renunciar a abrir paso a las empresas en este mercado. Con reservas, pero sin dudarlo. En el patio digital este es el debate: cortejar a China, ¿es bueno o es malo? Pues depende. Para el grupo a la derecha ha sido un error clamoroso; para el de la izquierda, un gol por la escuadra.
La reaproximación de Sánchez a Xi no es inédita. En Moncloa se ha hablado en otras etapas de y con China. A Rajoy se le vio en Pekín y dirigentes como Ayuso, Moreno y Azcón también miran hacia ciudades como Shanghái, como antes hizo Cospedal. Hasta Milei lo ha entendido.
Occidente no puede renunciar al mercado chino, que lleva décadas implantado en Europa. Mire a su alrededor. Su hijo puede que utilice un patinete de Xiaomi o su teléfono puede haber sido fabricado en China. Quizá también se pregunte por qué un clásico entre Real Madrid y FC Barcelona se juega en la hora de la sobremesa y no a las 22 horas, como antiguamente.
Su hijo puede que utilice un patinete de Xiaomi; quizá se pregunte por qué un Real Madrid-Barça se juega en la hora de la sobremesa
Los chinos han ido poco a poco introduciéndose en la sociedad española. Ya hay segundas y terceras generaciones perfectamente integradas, principalmente en las grandes ciudades, con sus familias, sus inmuebles y su modo de vida. Incluso se pueden observar negocios propiedad de asiáticos con personal contratado español. El Año Nuevo chino se celebra con intensidad en muchos lugares.
A nadie le debe sorprender el interés por mantener una buena relación con China. Otra cosa es que en este momento haya que ser discreto y jugar bien las cartas. Diplomacia. Trump anda ojo avizor.